“No solo se oponen a la elección de miles de familias que decidieron enviar a sus hijos a una escuela de jornada simple, también vienen por nuestro trabajo”, aseguran las y los docentes porteños respecto al cambio desacertado, de un mes para el otro, de la modalidad de jornada simple a jornada completa en escuelas primarias de la Ciudad de Buenos Aires. Este domingo Tiempo publicó en su edición impresa la situación por la que atraviesan miles de familias de la comunidad educativa porteña. De un momento a otro, sin consulta previa, los equipos de conducción de decenas escuelas fueron notificadas por el Ministerio de Educación porteño que pasarán a jornada completa. Son más de 30 establecimientos educativos que serán transformados, y en muchos el traspaso comienza en pocos días, en septiembre de este año. Las familias que no puedan adaptarse a esta nueva situación son obligadas a trasladar a sus hijos a otra escuela.

Pero este cambio abrupto no solamente viene a desorganizar la vida de miles de familias, afectará notablemente la permanencia laboral de cientos de docentes e implicará la pérdida de puestos de trabajo de maestras y maestros del nivel primario. Desde los gremios aseguran que sólo quienes sean docentes titulares pasarán a disponibilidad si pierden su cargo y, aún en esos casos, sólo implicará el cobro del salario durante un año, es decir, una indemnización en cuotas. La peor parte se la llevan los docentes suplentes e interinos que quedarán sin trabajo.

“Mi supervisora no nos sabe explicar nada cuando le preguntamos qué es lo que va a pasar con nuestro trabajo”, señala a Tiempo Damaris, docente de la Escuela De Jornada Simple Nº 14 D.E. 18 «Guillermo Enrique Hudson», del barrio de Versalles. “Desde que nos informaron hasta hoy pasaron varias semanas y todavía no nos saben dar precisiones sobre nuestra estabilidad laboral. Yo soy docente suplente y todo indica que nosotras como los interinos nos quedaremos sin trabajo con este cambio, dado que vuelven los titulares a la modalidad de jornada completa”, agrega la maestra.

La orden de la ministra Soledad Acuña fue que todos los docentes titulares deben volver a las escuelas que pasarán a jornada completa. “Esa decisión no se discute”, confirmaron desde la cartera educativa a este medio. “Hay tal autoritarismo que la decisión fue esa y nosotras las suplentes y las interinas quedamos desempleadas. La angustia es muy grande porque nadie nos da precisiones y a partir del 1 de septiembre quedaríamos sin trabajo”, termina Damaris.

Cuando un docente suplente decide anotarse en un cargo disponible, analiza la duración del mismo. Casi el 100% de maestros y maestras elige el cargo que sabe de ante mano, va a garantizarle varios años de trabajo, dado que muchas suplencias se desprenden de maestras que ascienden dentro de la carrera docente ya sea a un equipo de conducción, o a una supervisión, o porque se jubilan. Cuando un trabajador o trabajadora de la educación realiza esa elección, desprecia otras tantas. Este cambio abrupto de modalidad rompe con su continuidad laboral y los deja en estado de incertidumbre sin poder modificar esa situación.

Desde la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE-CTERA) presentaron una nota dirigida a la Ministra Soledad Acuña y al subsecretario de Carrera Docente, Oscar Ghillione; manifestando su preocupación por el intento de implementar jornada completa en escuelas de jornada simple en medio del ciclo lectivo y sin consensuar con trabajadores y familias. “En la misma exigimos que no se realicen cambios hasta tanto se establezcan mesas de trabajo para abordar las condiciones laborales y elaborar documentos para debatir las modalidades a adoptar y la organización escolar”, detallan en un comunicado

En el mismo sentido, desde el gremio docente Ademys, afirman que “los más concreto y evidente de todo este cambio a las apuradas, es que en lugar de tener 3 o 4 secciones en el turno mañana y tarde, van a tener apenas dos secciones de jornada completa. Y esto hace que más de la mitad de docentes suplentes queden automáticamente cesantes”, analiza en diálogo con Tiempo, María Isabel Grau, titular de comunicación de Ademys. La docente asevera que también desaparecerán programas educativos. “Todo lo que es jornada extendida que se puede tener a contraturno u otras modalidades, se pierden. En esta situación deja a la docencia la decisión de unificar abruptamente a las jornadas simple en una completa”, cierra.

La campaña constante del PRO en escuelas de CABA

Semanas atrás, Nación propuso que todas las primarias del país agreguen una hora diaria de clases con el objetivo de recuperar contenidos. Para eso repartió más de $18 mil millones a las provincias. CABA, para diferenciarse de la cartera nacional, propuso un pase compulsivo a jornada completa. La decisión se enmarca en un conjunto de medidas educativas de tinte electoralistas, como fue la prohibición del lenguaje inclusivo o el quite de planes sociales a quienes no asistan a clases. En este caso, desorganiza la vida de miles de vecinos y vecinas. Según cifras oficiales de la Ciudad, de las 465 primarias públicas en el distrito, el 60% tiene ocho horas de clase. El objetivo es sumar a 30 escuelas más a la jornada completa.