La pulseada entre el Grupo Techint, el más poderoso conglomerado empresario de la Argentina, y los 2500 obreros tercerizados que se desempeñan en la acería que posee en la ciudad de San Nicolás, en la provincia de Buenos Aires, ingresó hoy a su día 19, en lo que es el principal conflicto sindical del país por sus diversas consecuencias, todas ellas importantes.

El epicentro del conflicto está en la acería General Savio, que era el corazón de la estatal Somisa hasta su privatización en 1992, durante el primer gobierno de Carlos Menem. Comprada por Techint, ahora es el eje de la actividad de Ternium, firma que cotiza en la Bolsa porteña. Algunos aún la llaman Siderar, que fue el nombre que Techint le puso a esa unidad de negocios cuando adquirió Somisa.

La característica principal de la forma de producir de Ternium es la tercerización, que es ejecutada por unas 50 pymes e involucra a alrededor del 40% del plantel, compuesto por unos 7000 trabajadores, de los que 4500 son empleados directos de Ternium. Techint aprovecha esta diferencia para generar dos escalas salariales y de condiciones de trabajo con los tercerizados ganando menos que los empleados directos de Ternium y ejecutando tareas riesgosas.

El conflicto arrancó por los bajos salarios que perciben los tercerizados de Ternium. Tras negociaciones interminables (el secretario General de la Unión Obrera Metalúrgica de San Nicolás, Naldo Brunelli, habló de “cientos de reuniones” para discutir el tema con la empresa), los tercerizados anunciaron un paro a mediados de julio que quedó trunco por la imposición de la conciliación obligatoria por parte del Ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires.

El dato es importante. Vencido el plazo de esa determinación, los tercerizados votaron un paro por tiempo indeterminado con la modalidad de retención de tareas con presencia en el lugar de trabajo que arrancó el 20 de agosto. El reclamo era y es por un aumento de salarios de entre el 35 y el 50% según la categoría para salarios que no superan los $ 450 mil por quincena.

Ternium apeló a la Secretaría de Trabajo de la Nación, que dirige Julio Cordero, un hombre de Techint. La dependencia nacional largó otra conciliación obligatoria que fue rechazada por los trabajadores porque significaba su intromisión allí donde ya estaba en marcha la acción de las autoridades bonaerenses.

Uno de los ejes del conflicto es este problema de jurisdicciones. Mientras los tercerizados aseguran que la Provincia de Buenos Aires ya intervino en el conflicto, Techint se ampara en la intromisión de Cordero para justificar su desconocimiento del reclamo obrero y considerarlo ilegal.

Más allá de esta circunstancia, los tercerizados sostuvieron la lucha y con el paso de los días fueron afectando el desempeño productivo de Ternium. El viernes 29 de agosto, cuando se cumplían 10 días de retención de tareas, la empresa respondió con el impedimento de ingreso a la planta de 1200 de los tercerizados en paro. Esa decisión derivó en un corte parcial de la ruta nacional 9 y protestas en la puerta de la siderúrgica.

La UOM resolvió que los tercerizados mantuvieran el paro sin concurrir a la acería. Pocos días después, el martes pasado, Ternium resolvió dar un golpe: canceló un contrato con la pyme Loberaz, que inmediatamente despidió a 220 trabajadores sin indemnización y apagó el alto horno, que es el corazón de la planta. Fue en reacción a la terminante posición de los tercerizados, que no estaban dispuestos a levantar las medidas de fuerza mientras no hubiera respuesta de la empresa a los reclamos que, además del salarial, incluye la seguridad en el lugar de trabajo.

La UOM respondió con una contundente movilización que sacudió a San Nicolás.

El conflicto sigue y es probable que esta semana ingrese en una etapa de definiciones. Los tercerizados de Ternium mantienen el cese de tareas mientras que la empresa ya habría vuelto a la actividad luego de reactivar el alto horno.