En la frontera oeste entre Estados Unidos y México, el desierto de Sonora es uno de los más calientes del mundo, con temperaturas que en verano superan los 50 grados y precipitaciones que no llegan a 200 milímetros anuales. En este ambiente extremadamente caluroso y seco, es escasa la vegetación, y cultivar parece una utopía.
Pero el Guayule, un arbusto leñoso y achaparrado con hojas pequeñas amarillo-verdosas, ha logrado sobrevivir por milenios guardando un tesoro excepcional. De sus tallos se puede extraer caucho natural, lo que lo convierte en una alternativa sustentable al árbol de caucho o serigueira del Amazonas.
Los pueblos originarios del desierto de Sonora, como los Apaches y los Yuma, conocían bien a este arbusto. Y ese conocimiento y el de sus propiedades están siendo rescatados por un programa de la Universidad Nacional de Arizona junto al Departamento local de Agricultura en el Desierto. El objetivo es lograr su cultivo a escala industrial, con vista a la utilización de su resina en la producción de caucho, látex y biocombustibles.
“Tanto el caucho como el látex que se obtienen del guayule son hipoalergénicos, y tienen la misma textura, flexibilidad y resistencia que el extraído del árbol amazónico” , destaca Katrina Cornish, durante una visita al Centro de Investigación para la Agricultura en el Desierto de Arizona (USDA’s Arid Land Agricultural Research Center), en el marco del Congreso Internacional de la Sociedad de Periodistas Ambientales (SEJ) a fines de abril.
La entidad cuenta con campos experimentales en las afueras de Tempe, Arizona, y un laboratorio donde se utiliza radiación ultravioleta para la micropropagación de estas plantas, que en su período de floración (de marzo a octubre), despiden un sutil y agradable aroma.
A diferencia de lo que sucede con el árbol del caucho de donde se extrae el látex mediante incisiones en el tronco, la planta del guayule debe ser cosechada íntegramente, incluyendo sus raíces, a los dos o tres años de desarrollo. Esta es otra diferencia con el cultivo de árboles de caucho, en los que hay que esperar seis o siete años para poder comenzar a extraer látex.
Además, los investigadores desarrollaron un método para separar las hojas de los tallos y raíces de guayule (que es de donde se extrae el látex y las resinas para hacer caucho). Consiste en colocar las plantas cultivadas en cámaras de frío a temperaturas inferiores a -50°C y sacudirlas, con lo que las hojas caen y quedan los tallos y raíces limpias, listos para la extracción de sus resinas.
Después de extraer el caucho y el látex, el material leñoso residual puede convertirse en biocombustible para la aviación o utilizarse para fabricar tableros para mobiliario y placas para la construcción.
De Arizona a Catamarca
En Argentina, más precisamente en zonas desérticas de Catamarca, el cultivo de guayule se introdujo de forma experimental a comienzos de los 2000, mediante una colaboración entre la Universidad Nacional de Arizona y la Cátedra de Cultivos Industriales de la Facultad de Agronomía de la UBA. El Ingeniero Agrónomo Damián Ravetta estuvo a cargo de la investigación.
Actualmente, el crecimiento de la industria automotriz impulsa la demanda mundial de caucho en forma sostenida, poniendo en riesgo la biodiversidad del Amazonas y otras selvas tropicales donde crece el codiciado árbol de caucho.
Por otro lado, el aumento de casos de alergia al látex, especialmente entre el personal sanitario, renovó el interés de la industria de guantes y preservativos por el guayule, ya que no genera reacciones alérgicas.
La firma Bridgestone inició sus investigaciones sobre esta planta hace décadas y en 2010, construyó un laboratorio y un centro de procesamiento en Mesa, Arizona, con una inversión de más de 100 millones de dólares.
En 2015, la firma ensayó los primeros prototipos de neumáticos con guayule en autos de calle. En 2022 lo hizo con autos de carrera en la competencia “500 Millas de Indianápolis” y anunció que planea incorporarlos a su producción masiva de neumáticos para 2030.
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* La autora participó de la Conferencia Internacional de la Sociedad de Periodistas Ambientales en Tempe Arizona, del 22 al 26 de abril.