La novela de Gabriela Cabezón Cámara Las niñas del naranjel fue editada en Argentina por Random House en 2023. La historia de la novela está basada en la autobiografía de la monja Alférez que siendo una adolescente se escapó del convento, se convirtió en hombre y fue soldado. Con ella ya había ganado los premios Fundación Medifé Filba de novela, el sor Juana Inés de la Cruz, el Premio Perfil y el Ciutat de Barcelona.
Es la tercera figura de las letras argentinas en reccibir el National Book Award, La precedieron Julio Cortázar en 1967 con Rayuela y Samanta Schweblin en 2022 con Siete casas vacias.

El premio consta de 10.000 dólares, una estatuilla y una medalla de bronce. En el acto de premiación que condujo el Jeff Hiller, Cabezón Cámara pronunció su discurso en español “porque sé que a algunos fascistas no les gusta”, palabras que produjeron encendidos aplausos. Dedicó el premio a su pareja, la humorista gráfica Maitena, agradeció también a los encargados de la organización, a la traductora, a su editora argentina Ana Laura Pérez y “a la educación pública y a sus trabajadores porque sin ellos, la gente trabajadora como yo no estaría acá”.

Su discurso fue una oportunidad para que se hicieran sentir las voces que se alzaron contra la prohibición de libros en Estados Unidos.
Cabezón Cámara es autora de las novelas La Virgen Cabeza (2009) que tuvo un gran impacto, Le viste la cara a Dios (2011) Romance de la negra rubia (2014), Las aventuras de la china Iron (2017) y Las niñas del naranjel con la que ganó el National Book Award.
Gabriela Cabezón Cámara y Las niñas del naranjel
Sobre el proceso de escritura de Las niñas del naranjel le dijo oportunamente Cabezón Cámara a este diario: “Es una novela que me dio muchísimo trabajo. Es la que más trabajo me pidió en la vida. A mí me sale fácil la primera persona, lo aluvional, como la carta de Antonio a su tía. La tercera persona me cuesta y también los diálogos me cuestan mucho y esta novela está llena de diálogos«.
Y agregaba: «Tuve que inventar sistemitas de lengua, es decir, el sistemita de la carta que dé la sensación de estar leyendo algo antiguo aunque no es antiguo, sino castellano contemporáneo con algunos “chistes”. Eso es algo muy diferente del narrador en tercera que es contemporáneo de los hechos y también muy diferente de los diálogos”.
Como Antonio di Benedetto en Zama, que inventa un español del siglo XVIII, Cabezón Cámara inventa un español del siglo XVII.

“Para mí inventar esas lenguas – le dijo a Tiempo a poco de publicada la novela-fue el desafío más hermoso de esta novela, fue la parte más golosa, más placentera. Ayer una amiga mía que es una académica brillante, Laura Pensa, me decía que si se podía comparar a Zama con Antonio, Zama era el buen ciudadano colonial, el que obedece las reglas, el que espera, el que se somete a la ley colonial, mientras que Antonio es el que no espera nada, se caga en todo, mata como si fuera a tomar mate”.
En la novela no falta el humor cuando se refiere a los “conquistadores” de América: “Creo que serían unos tarados, que tendrían una vida completa día a día, que pensarían pelotudeces, que se perderían en rituales idiotas, que harían cosas atroces como quien toma mate. Me pareció que eso se podía contar con humor sin por eso dejar de ver lo atroz que fue lo que hicieron”.
Aunque transcurre en el siglo XVII, en Las niñas del naranjel Cabezón Cámara habla sin decirlo de la realidad contemporánea, de las mezquindades del poder, de la forma en que quienes los detentan generan una idea propia de lo que es la realidad y la imponen.
El barroquismo de la selva es también un personaje en Las niñas del naranjel. Las selva es refugio Cabezón Cámara llevó un personaje real a la ficción. La monja Alférez fue apartada de todo y encerrada en un convento. Pero sus ansias de libertad la impulsan a huir para conocer el mundo, un privilegio que sólo era propio de los hombres.
Cabezón Cámara expresa en la novela sin “bajar línea” y con los más genuinos recursos literarios su posición feminista y ambientalista que defiende la libertad y la vida en todas sus formas.