Argentina tiene implantadas casi 70.000 hectáreas de olivos, según el último censo nacional, y una producción anual que ronda las 300.000 toneladas de aceitunas, en gran parte destinadas a la producción sostenible de aceite de alta calidad

Por superficie en cultivo lideran La Rioja, Mendoza, Catamarca, San Juan y Córdoba, con el 32% del total destinado a aceitunas de mesa y el 68% a la elaboración de aceite de oliva, si bien el 20% del total son de doble propósito.

Hay casi 2.000 explotaciones relevadas de diferente tamaño, tecnificación e incorporación de capital de olivos con destino a aceite y unas 1.800 para aceitunas en conserva. 

San Juan lidera en el volumen cosechado con un 34% del total, seguida por La Rioja con el 28%, Catamarca con el 15% y Mendoza con el 10%, según los datos de la Federación Olivícola Argentina. En menor medida, Buenos Aires, que ahora lanzó la Ruta del Olivo en su territorio, y otras provincias completan el mapa productivo, como Salta, Neuquén y Río Negro.

Las exportaciones del complejo olivícola sumaron US$321 millones el año pasado, con un incremento interanual real del 8,2%, entre la caída en volumen y el incremento en valor, de acuerdo a cifras del INDEC. 

Ese nivel de ventas externas récord correspondió un 61,2% a aceite de oliva, 37,5% a preparaciones y 1,3% a aceitunas de mesa, y tres mercados principales: Brasil y, en contra-estación, Estados Unidos y la Unión Europea. 

A nivel global, Argentina es el octavo exportador de aceitunas de mesa y el quinto de aceite de oliva, y desde mayo de este año se eliminaron las retenciones, aunque se redujo de 30 a 15 días el plazo para liquidar las divisas provenientes de la operación de comercio exterior.

La FOA indica que la olivicultura nacional ocupa a 6.000 trabajadores en forma permanente y alrededor de 43.000 adicionales durante la época de cosecha, que en los dos últimos años se incrementó el volumen producido pese a la reducción de la superficie en cultivo, y que dos tercios del total se utilizaron para la elaboración de aceite de oliva. 

Sin embargo, para la International Olive Oil, la Argentina tendrá en la campaña que está a punto de terminar una caída del 9% en la producción de aceituna de mesa (75.000 tn), y una retracción del 26% en la elaboración de aceite de oliva (32.000 tn).

Lo cierto es que, con la cosecha casi concluida en todo el país, las fuentes oficiales pronostican que por la merma en el volumen de frutos aptos todo el sector producirá no más de 27.500 toneladas de aceite de oliva de esta añada, con lo que suma dos campañas consecutivas de caída en la elaboración, desde las 44.000 toneladas alcanzadas en 2023. 

Los productores de San Juan y La Rioja, responsables de la mayor cantidad del aceite de oliva argentino, informaron que eventos climáticos adversos, incluida la ola de frío en mayo de 2024, dañaron los árboles en las provincias del noroeste.

“Recientemente terminamos la cosecha y, lamentablemente, el balance general no fue positivo”, declaró la semana pasada al Olive Oil Times español Jeder Aleua, responsable de producción de aceite de oliva de Fincas de Cruz del Eje, con sede en La Rioja. «Durante la etapa de floración, enfrentamos condiciones climáticas adversas como granizo, vientos calientes y temperaturas extremas, que afectaron severamente la cuajada floral”.

Menos aceite extra virgen y más aceituna de mesa

Como les ocurrió a muchas fincas de esa provincia, la segunda gran elaboradora de oliva del país, las flores que lograron desarrollarse mostraron un buen crecimiento, pero con un bajo contenido de aceite debido al limitado rango de temperatura. Esto se tradujo en un rendimiento promedio de aceite del 12%, una cifra inferior a la esperada. Y a pesar de la merma de frutos, gracias a un trabajo minucioso y cuidado en cada etapa del proceso lograron obtener un aceite de óptima calidad.

Sin embargo, por los precios más bajos de las exportaciones a Europa, que se recuperó después de una anterior temporada mala, el aumento de los costos de producción locales y los mejores valores de las aceitunas de mesa, obligaron a muchos olivicultores a destinar variedades de doble propósito en sus plantaciones a su exportación como fruto a granel o en conserva. 

Otros productores riojanos y sanjuaninos, aunque siguen trabajando en campañas cortas y empiezan cada vez más temprano para evitar las heladas otoñales tardías, confirmaron que este año no habrá mucho aceite de oliva en el país. Con sus 12.000 hectáreas de olivos en cultivo, sobre todo en el Valle Central, Catamarca espera rendimientos variables de 10.000 a 15.000 kg por hectárea, en su mayoría de olivas con destino aceitero de alto grado de diferenciación, mientras que el sur podría tener una menor producción debido a bajas temperaturas. 

A la inversa, desde Mendoza, principal productora de aceituna de mesa, estiman que esta campaña será mejor que la anterior: «En nuestra finca, tuvimos una cosecha media. Una finca tuvo muy buena producción, mientras que la otra se vio ligeramente afectada por las heladas”, explicó al medio especializado Miguel Zuccardi, responsable de producción de aceite de oliva de Familia Zuccardi. 

En su caso, tuvieron que empezar a cosechar un poco más tarde este año porque se dio un otoño cálido y retrasaron sus planes para evitar las altas temperaturas. Si bien menos desarrollada en la materia que la provincia cuyana, Córdoba también experimentó una cosecha significativamente mayor que la campaña pasada. 

La presidenta de la empresa mediterránea Sierra Pura, Verónica Ortega, comentó entusiasmada que registraron un aumento del 50% en el volumen de cosecha en comparación con la campaña 2024, y que incluso lograron variedades como Frantoio, Farga y Barnea con una calidad organoléptica sobresaliente.

 “Sin embargo”, agregó la productora del Valle de Traslasierra, “algunos factores climáticos, como las lluvias de finales de verano y la falta de los primeros fríos de mayo, provocaron un ligero retraso en la maduración de algunas variedades de aceituna, lo que alargó el periodo de recolección hasta junio”. 

Toda la cadena olivícola del campo a la industria del país ha recibido asistencias, apoyos y ensayos claves de parte del INTA, INTI, Conicet, SMN, Cancillería y otros organismos estatales, que han mermado por el desfinanciamiento y la reducción de personal implementada por el actual Gobierno nacional.

A eso se suma el tema de los costos incrementales de los servicios, insumos, impuestos y del combustible, como explica el presidente de una importante olivícola riojana, que analiza que el precio del aceite de oliva a 3.600 euros por tonelada no es rentable, si se tiene en cuenta que el costo de electricidad para las bombas de agua de los sistemas de riego por goteo es de unos 780 euros por hectárea y el costo operativo general ronda los 3.500 euros por hectárea.