La guerra entre Israel y Hamas cumplió cien días con la afirmación del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, de que no detendrá la ofensiva militar en Gaza a pesar de los reclamos incluso de su principal aliado, Estados Unidos. Los bombardeos y ataques israelíes ya dejaron más de 24 mil muertos, en su mayoría niños y mujeres. De hecho, Israel siguió el domingo bombardeando la Franja de Gaza, sumiendo a la población en una grave crisis humanitaria y haciendo temer un conflicto a escala regional.

Israel también se enfrenta en su frontera norte a ataques del movimiento islamista libanés Hezbollah, que forma parte del «eje de la resistencia» de Irán e incluye grupos armados hostiles a Israel y a Estados Unidos, y los reclamos de familiares de más de un centenar de rehenes que permanecen en poder de la milicia palestina.

El último capítulo de un conflicto que lleva décadas estalló el 7 de octubre tras el ataque de milicianos de Hamás en suelo israelí, en el que fallecieron alrededor de 1.200 personas y unas 250 fueron secuestradas.

Cien fueron liberadas gracias a una tregua en noviembre, pero el resto continuaba en poder de Hamas, que hoy afirmó que «probablemente» muchos de ellos murieron en los últimos días por los bombardeos israelíes.

“El destino de muchos rehenes del enemigo se desconoce desde las últimas semanas y los otros entraron todos al túnel de lo desconocido”, dijo el vocero del brazo armado de Hamas, Abu Obeida, en un mensaje televisado.

“Probablemente, muchos de ellos murieron recientemente y los otros corren un gran peligro y la autoridad del enemigo y su ejército tienen la plena responsabilidad”, agregó.

Netanyahu enfrenta una creciente presión para rescatar a los rehenes, con miles de personas que protestaron en Tel Aviv para reclamar su liberación.

«Seguiremos viniendo aquí semana tras semana hasta que todo el mundo sea liberado», declaró Edan Begerano, de 47 años.

El general israelí en la reserva Noam Tibon declaró este domingo que las operaciones militares de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en Gaza no permitirán recuperar con vida a los rehenes.

«Quien hable de tener que traer a casa a los rehenes, tiene que añadir una palabra más: hay que traerlos con vida. Hay una gran diferencia. Después de 100 días, sabemos que las operaciones de las FDI no lograrán traerlos a casa con vida», dijo Tibon en un acto de recuerdo a los 136 rehenes retenidos en Gaza, celebrado para exigir su regreso.

Los constantes bombardeos y la ofensiva terrestre han matado a 24.100 palestinos, mientras que los heridos llegan a 60.834. La gran mayoría son mujeres, adolescentes y niños.

En el frente diplomático, los ministros de Exteriores de China y Egipto, reunidos en El Cairo, pidieron hoy un alto el fuego y la creación de un «Estado palestino independiente y soberano en las fronteras de 1967 con Jerusalén Este como capital».

Este domingo se vieron de nuevo espesas nubes de humo sobre las ciudades de Rafah y Khan Yunis, en el sur de la Franja.

Según la oficina de medios del gobierno de Hamas, más de 100 personas murieron en los bombardeos nocturnos israelíes en todo el territorio, en particular en Khan Yunis.

Las Brigadas Al Qasam, el brazo armado de Hamas, afirmaron haber destruido un tanque israelí, y hablaron de combates en Al Maghazi, Deir Al Balah y Khan Yunis.

El Ejército israelí dice estar concentrando sus operaciones contra Hamas en Khan Yunis, donde están congregados cientos de miles de civiles que huyeron de los bombardeos masivos en el norte al comienzo de la guerra.

La fuerza anunció también la muerte de un soldado, lo que lleva a 188 el número de militares muertos desde el inicio de las operaciones terrestres en Gaza, el mismo 7 de octubre, día de la invasión de Hamas a Israel.

El bloqueo israelí de la Franja, reforzado por la guerra, está provocando una grave escasez de alimentos y combustible.

«La muerte masiva, la destrucción, los desplazamientos, el hambre, las pérdidas y el dolor de cien días de guerra en Gaza manchan nuestra humanidad común», dijo el director de la agencia de refugiados palestinos de la ONU (Unrwa), Philippe Lazzarini, en una visita al territorio.

La lluvia y el frío complican la vida diaria de las familias, que viven acampadas en un patio del complejo médico Al Naser, en Khan Yunis.

La ONU estima que 1,9 millones de personas, o casi el 85% de la población, han tenido que abandonar sus hogares.

Muchos buscan refugio en el sur del territorio aunque el Ministerio de Salud de Gaza ha advertido repetidas veces que no hay infraestructuras para acomodarlos.

Fuera de Gaza, los ataques de Estados Unidos contra los rebeldes hutíes de Yemen, respaldados por Irán, hacen temer la extensión regional del conflicto.

Los hutíes están aumentando los ataques en el Mar Rojo contra barcos que consideran vinculados a Israel, a lo que Estados Unidos respondió con ataques a instalaciones rebeldes en Yemen.

En la frontera de Israel con Líbano, los intercambios de disparos entre Hezbollah y las fuerzas israelíes son casi diarios desde hace 100 días.

Y en Cisjordania ocupada, donde la violencia ha ido en aumento desde el 7 de octubre, el Ejército israelí informó del arresto por «incitación al terrorismo» de dos hermanas del número dos de Hamas, Saleh Al Aruri, que murió el 2 de enero en Líbano en un ataque con drones atribuido al Ejército israelí.

Este sábado, en la jornada previa a los 100 días de guerra, Netanyahu aseguró que «nadie» frenará la ofensiva militar en el enclave palestino.

«Nadie nos detendrá, ni La Haya, ni el eje del mal, ni nadie más», declaró, en referencia a la demanda presentada por Sudáfrica contra Israel ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), con sede en La Haya, por «genocidio» en Gaza.

«Estamos en el camino de la victoria y no pararemos hasta conseguirla», afirmó en una conferencia de prensa en la sede del Ejército en Tel Aviv. «No transigiremos y no nos detendremos», aseguró, en declaraciones recogidas por el diario Times of Israel.

Esta semana, ambas partes presentaron sus argumentos en sendas audiencias en La Haya.

Sudáfrica argumenta que Israel violó la Convención para la Prevención de Genocidios, firmada en 1948 después del Holocausto.