La variante Delta llegó a Argentina y la circulación comunitaria es una amenaza latente. Sin bien los especialistas y el gobierno consideraban inevitable su ingreso, la apuesta por su postergación mientras se aceleraba la campaña de vacunación se vio trunca por decisiones de las jurisdicciones, en particular en Ciudad de Buenos Aires y la provincia de Córdoba, donde los controles a los turistas que volvieron al país no se ejercieron ni se promovieron. Así, la expectativa de que la campaña electoral transitara con ese tema bajo control, parece resignada al terreno de los sueños.

Desde la Casa Rosada marcan que las peores noticias en cuanto a circulación de la variante más peligrosa del virus se da en los distritos que conducen el porteño Horacio Rodríguez Larreta y Juan Schiaretti, promotores de la libre circulación y en abierto desafío de las medidas sanitarias impartidas desde el gobierno nacional. Ante los 20 casos confirmados de Covid-19 con la variante Delta en la provincia de Córdoba y las 800 personas aisladas por haber sido contacto estrecho del turista que volvió de Perú y no respetó el aislamiento, la directora de Migraciones, Florencia Carignano, dijo: “Hubiera sido ideal que todas las provincias fijasen cuarentena obligatoria en hoteles para un mejor control”.

“En el modelo hoteles no hay manera de que no se cumpla con la cuarentena. Es un modelo que cuesta más, porque es una logística importante, pero la Provincia de Buenos Aires lo está haciendo muy bien, San Juan también tiene el mismo sistema. Ese era el modelo a seguir. El presidente les dio posibilidad. Las provincias luego eligieron”, lamentó Carignano.

La gestión de la pandemia se mezcló esta semana con la crisis que produjo la salida del Gabinete de Agustín Rossi. En la interna del peronismo santafesino se colaron los reproches del saliente ministro de Defensa al presidente Alberto Fernández y a la vicepresidenta Cristina Fernández. “Cuando haya que defender a Cristina el único que va a estar voy a ser yo, ¿o Perotti la va a defender?”, disparó “el Chivo” Rossi desde los estudios de TN minutos después de que el presidente le pidiera la renuncia desde Perú en una entrevista con el canal de noticias C5N. Es que Rossi advierte una coordinación entre Schiaretti, Perotti y Larreta, tres dirigentes que se opusieron al DNU sanitario de Alberto Fernández y forzaron la presencialidad en las aulas en medio de la crecida de casos. Los tres tienen en común la asesoría del lobbista Guillermo Seita, dueño también de la consultora Management and Fit, que cuando el presidente firmó el DNU con mayores restricciones, inundó los medios opositores con encuestas que daban cuenta de un eventual apoyo de la ciudadanía al relajamiento de los controles. Si bien fuentes del gobernador Perotti le bajan el tono a esa coordinación de los tres dirigentes con miras al proyecto presidencial de Larreta para 2023, el perottismo no tuvo problema en usar la marca que el consultor le vendió a Schiaretti, Hacemos por Córdoba, para replicarla con el mismo nombre de la mano del senador Roberto Mirabella, ahora precandidato a diputado de Perotti, quien lanzó a principios de junio Hacemos por Santa Fe. Si bien en un primer momento Perotti se había sumado al reclamo por la presencialidad en las escuelas junto con Larreta y Schiaretti, esa estrategia tuvo que ser desarmada por las consecuencias sanitarias que había empezado a mostrar.

De hecho, cuando la oposición salió a enrostrarle al gobierno nacional la suma de los cien mil fallecidos por Covid, lo que no se contó fue cuáles distritos aportaron mayor número de víctimas fatales de la enfermedad. Con excepción de la provincia de Buenos Aires –que por su volumen demográfico siempre lleva la delantera en los partes sanitarios–, las tres regiones que mostraron los números más altos al 15 de julio fueron las del trío Seita: la ciudad de Buenos Aires con 10.636 fallecidos, la provincia de Córdoba con 5745 y la de Santa Fe con 7195. Ahora, Córdoba y la ciudad gobernada por Larreta vuelven a encender las alarmas sanitarias, esta vez, con la peligrosa difusión de la cepa Delta. 

Si bien Rossi fue el que advirtió esta coordinación y denunció esta maniobra de un eventual peronismo panlarretista, ahora quedó afuera del Gabinete tras no haber acordado con la vicepresidenta un lugar en la lista para María de los Ángeles Sacnun. Si bien sonó el nombre de la ministra de Seguridad Sabina Frederic, hasta este sábado no había un nombre seguro que encarne esa sucesión. En un primer momento, cuando Alberto lo convocó, Rossi soñó con dejar en Defensa a alguien de la Corriente Nacional de la Militancia, espacio que comparte con kirchneristas de su generación como Daniel Filmus y Cristina Álvarez Rodríguez. Pero luego de las tensiones que marcaron la semana, la cabeza de Defensa quedó sin definir.

A diferencia de la cartera de Desarrollo Social, donde la salida de Daniel Arroyo estaba prevista desde antes del cierre de listas y, tras haber saldado la interna en su municipio, Juan Zavaleta se sumará al Gabinete nacional en su reemplazo, la titularidad de Defensa seguía siendo por ahora una incógnita debido a que no estaba planeada su acefalía. «