Los independientes y las fuerzas de izquierda dominarán los debates por la nueva Constitución chilena, en un proceso con paridad de género -77 de los 155 representantes electos son mujeres- y con 17 bancas aseguradas para los pueblos originarios. Pero la Convención Constitucional trajo además una renovada potencia generacional: el 41 por ciento de sus integrantes no supera los 39 años.

Valentina Miranda es la constituyente más joven. Con 21 años, la dirigente comunista asegura que si no fuera por los jóvenes, no se hablaría de una nueva Constitución. “La Convención es una lucha emocionalmente desgastante. Y quienes hoy tienen la fuerza para hacerlo somos los jóvenes. La juventud viene además con nuevas ideas y la sociedad entiende que quienes nos han gobernado estos últimos 30 años han sido puros dinosaurios. Pero lo más importante es que en este proceso estén representados todos los rangos etarios”, aclara.

Miranda integró la lista Apruebo Dignidad, conformada por el Partido Comunista y el Frente Amplio. Si se suman los 28 escaños que obtuvo a los 25 que consiguió la Lista del Apruebo -que agrupa a las fuerzas de la ex Concertación-, el bloque de centroizquierda es mayoritario. Pero con 48 bancas, los independientes son la llave del proceso. Para Miranda, “el independiente es alguien que no milita en ningún partido, pero que sí tiene una posición política”.



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“Lo más importante es conformar un bloque anti neoliberal. No creo que los chiquillos que vienen de la Lista del Pueblo, una de las grandes ganadoras de la elección, no quieran hacer cambios reales. Son personas que vienen de las poblaciones, de una lista que nace de la Plaza Dignidad. Ahí existe una conciencia de clase muy parecida a la nuestra”, dice Miranda.

Gaspar Domínguez, médico de 32 años declaradamente gay, es uno de los constituyentes que ha ganado una banca por la lista de Independientes No Neutrales. “A diferencia de las leyes o las políticas públicas, la Constitución es un proceso que, en el mejor de los casos, debería venir directamente de la soberanía del pueblo sin representación ni intermediarios”, considera este joven que representa a la región de Los Lagos, al norte de la Patagonia chilena.

Desde su punto de vista, “la ventaja de ser independiente es que podríamos eliminar eventuales sesgos políticos, es decir, tener una mayor reflexión sobre una idea”, señala Domínguez, que buscará plasmar en la nueva Constitución “un seguro nacional único de salud que funcione con la lógica de solidaridad”. “Debemos avanzar -continúa- hacia un sistema que ponga en el centro la dignidad de las personas al permitirles alcanzar los derechos sociales básicos”.



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Respecto a la elección de constituyentes LGBTI+, entre los cuales se incluye, esboza que “quizás Chile no es un país tan conservador, sino más bien la institucionalidad de la Constitución de Pinochet ha hecho que nos cueste avanzar”, aunque “no cantaría victoria por el momento”.

Otra de las novedades de la Convención Constitucional es la inclusión de los pueblos originarios. La abogada mapuche Natividad Llanquileo, de 36 años, fue una de las más votadas junto a la machi Francisca Linconao. “Poder incidir en una Constitución política es tremendamente relevante. Decidimos estar para que no fueran los mismos de siempre quienes tomaran decisiones por nuestras vidas y por nuestros territorios”, sostiene la constituyente de la comunidad Esteban Yevilao, en la región de Biobío.

Un número importante de los convencionales electos dijeron defender la idea de un Estado plurinacional, pero Llanquileo plantea que “no sabemos qué es lo que las candidaturas electas están entendiendo por plurinacionalidad”. “Hay un temor a que sea un reconocimiento folclórico y que se nos siga viendo como objetos. Nosotros vamos por la defensa de derechos colectivos, que se nos vea como sujetas y sujetos de derecho. Se tiene que respetar nuestras propias formas de vida”, apunta.

Llanquileo celebra la llegada de jóvenes a la Constituyente y defiende un cambio profundo “del sistema económico que hoy nos rige, que es extractivista y profundamente depredador” así como “la descentralización del poder”. Para eso es fundamental concretar alianzas con las bancadas afines, al menos en aquellos puntos en común.

“No somos ajenos a las demandas de los demás sectores que se han movilizado. No nos vamos a sentar en un rincón. Es necesario que haya un vínculo con los demás constituyentes, porque tenemos que garantizar una cantidad de derechos en esta Constitución. Este territorio que compartimos requiere de una nueva relación. Y esto tiene que ver con reconocer que somos pueblos distintos y tenemos que ser respetados y aprender a convivir en el espacio que nos toca compartir”, concluye.



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