Este pequeño texto está dirigido a quienes no lo van a leer. Hay personas que nunca sabrán que acá les estamos hablando para decirles: tenés razón. Más que nunca, estas palabras buscan pasarle la pelota a quien hoy en día y a priori no parece tener muchas ganas de jugar.

En el periodismo anglosajón ya lo conceptualizaron. News avoidance le dicen, evitar las noticias, esquivarlas. Es un fenómeno que preocupa pero sobre todo desconcierta a quienes tienen bastantes años en el oficio. ¿Cómo puede ser que ese artículo de investigación sobre el cambio climático produciendo catástrofes cosecha tan pocos clics? ¿Si es importante, por qué no interesa?

El problema es que sí interesa, pero de un modo destructivo para las ya sacudidas subjetividades pospandémicas de nuestras sociedades. No es que no me interese, pero me hace mal enterarme de esto. Entonces prefiero no saber, apago la tele, muteo palabras claves en Twitter, me alejo. “Pasemos a otro tema / no quiero hablar de eso”.

El filósofo francés Jean Paul Sartre elaboró parte de sus postulados éticos a mediados del siglo pasado sobre la mala fe. La ejemplificaba así: una señora sabe que está enferma, tiene que ir al médico pero elige no hacerlo para no confirmar los síntomas. Quien no sea o haya sido aquella señora, que arroje la primera piedra.

Entre las redacciones de los medios argentinos y los corresponsales que cubren lo que pasa en el país, buena parte del trabajo editorial circula alrededor del gobierno de Javier Milei. A ver, esta semana qué organismo público desfinanció, qué retuit violento hizo, a qué referente internacional bastardeó, de qué nuevo desplome económico se desresponsabilizó.

El presidente canta en el Luna Park un miércoles, asegura que es la figura política más importante a nivel mundial un jueves, niega que haya hambre como resultado de sus políticas un viernes y el sábado firma solo, como perro malo, un pacto en Córdoba consigo mismo. Y cuando se miran las estadísticas, lo más leído de la semana fue esa nota un poco más relajada, desanclada de todo lo anterior. No debería sorprender a nadie.

Entretanto, las encuestas de opinión dicen que Milei sigue con una excelente imagen positiva. También indican un agudo desinterés por la política y la economía.

Foto: Edgardo Gómez

¿En qué andan quienes nunca leerán este texto? ¿Cómo viven el día a día? ¿Cuáles son sus prioridades, qué los motiva, qué les tracciona la curiosidad? ¿Están mejor o peor que hace seis meses? Acaso no conozcan esa frase que alguien pintó en una pared: lo real resiste. Podemos esquivar, gambetear, fingir demencia, pero lo real viene como una revelación o un maremoto y hay que seguir alertas. Sí, estresa. Sí, desanima. Pero vivimos tiempos demasiado difíciles para darnos el lujo de la mala fe.

Juan Carlos Monedero, politólogo español cercano a Podemos, le dijo a este medio hace poco: hay que respetar a quienes necesitan retirarse y descansar de la lucha, no hay que despreciarlos por eso. Acaso frenar y tratar de pensar hoy sea revolucionario.

El esfuerzo del periodismo autogestivo que hacemos en Tiempo para informar sobre la Argentina de 2024 rinde sus frutos cada vez que lo real coincide, algunos días después, con lo que veníamos anticipando. Es un compromiso simple: hagamos todo lo que esté a nuestro alcance. Trabajamos por quienes nos leen, nos escuchan y nos ven. Pero en especial estamos en esto por quienes nunca antes nos leyeron, escucharon o vieron.

Si estás ahí, del otro lado del papel o la pantalla, corré la voz y acercate. Hay mucho por conversar.  «