El homenaje a Diego Armando Maradona «Diego es pueblo«, organizado por el Instituto de Estudios Municipales Jauretche, fue una jornada cargada de emoción, recuerdos y reflexiones sobre la vida y el legado del ídolo popular. Más que un simple tributo al futbolista, el evento capturó la esencia de la identidad maradoniana, esa que late en cada rincón del pueblo.

En el centro de la celebración, estuvo Fernando Signorini, su histórico preparador físico y amigo cercano, quien compartió una charla abierta desbordada de sentimientos y miradas sobre el Diez.

Muestra fotográfica del Diez

La jornada en el Instituto Jauretche comenzó con la muestra fotográfica Solo el Pueblo, de Jorge Boido, quien desde hace años documenta, a través de su cámara, cómo los barrios populares mantienen vivo el recuerdo de Diego. Como un lienzo infinito, las calles se transforman en escenario donde el arte urbano prolonga su legado inmortal. En cada mural, en cada trazo, Maradona sigue caminando entre su gente.

Desde el 25 de noviembre de 2020, Boido ha registrado más de 1.500 murales en diez provincias, construyendo un verdadero mapa afectivo de amor y devoción popular. Las imágenes expuestas invitaron a sumergirse en esa conexión profunda entre Diego y su pueblo, reflejando su presencia cotidiana: en la cancha, en el almacén, en la escuela.

«Estas intervenciones reflejan la esencia de Diego, esa coherencia que sostuvo toda su vida. Diego es un dios de barro, el más humano de los dioses, que nunca se olvidó de los suyos», afirma Boido.

Las fotos espontáneas de Maradona

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Foto: Gentileza Jorge Boido

La emoción continuó con la participación de los chicos y chicas de Proyecto Pelusa, una iniciativa que rescata la relación de Maradona con su gente desde otro ángulo: el de las fotos espontáneas tomadas a lo largo de su vida.

Damián Cukierkorn, su creador, ideó el proyecto en 2010, con la ambiciosa idea de reconstruir la vida de Maradona a través de imágenes junto a personas comunes, capturando momentos que, por más breves que fueran, se volvieron eternos. «Empecé pensando si Diego podía llegar a tener una foto por día a lo largo de su vida», recuerda Cukierkorn. Cada imagen no solo cuenta una anécdota, sino que revela a un Diego cercano, humano, capaz de hacer feliz al otro sin pedir nada a cambio.

Una de las historias que Damián comparte con especial cariño relata cómo Diego, invitado a un lujoso hotel de Mar del Plata, detuvo al gerente que lo recibía para pedirle ir primero al subsuelo. No para una recepción elegante, sino para sacarse una foto con los trabajadores de maestranza. «Diego siempre elegía estar del lado de los suyos», cuenta Cukierkorn, emocionado.

Tras la muerte de Maradona, el 25 de noviembre de 2020, Proyecto Pelusa se transformó en una cuenta de Instagram: @proyectopelusa. Lo que había nacido como una idea terminó convirtiéndose en un homenaje popular, masivo y colaborativo. «Fue mucho más de lo que imaginé 12 años atrás», recuerda Damián. La cantidad de historias recibidas hizo crecer el proyecto hasta soñar con un museo, un libro, una construcción colectiva que no tiene apuro en cerrarse: mientras sigan apareciendo fotos y recuerdos, Pelusa seguirá latiendo.

Diegologías, el lado político de Maradona

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Foto: Gentileza Jorge Boido

Desde hace años, Revista Meta tiende puentes entre cultura popular y pensamiento crítico, y en ese camino nació Diegologías, un libro colectivo que piensa a Maradona como figura popular, política y humana. En ese mismo espíritu, la Cátedra Maradoniana inicia su segundo año como espacio de formación, reflexión y encuentro. No se trata solo de hablar de Diego, sino de pensarlo: en su desmesura, su belleza, sus contradicciones, su forma única de habitar el mundo y representar a tantos.

Fabián D’Aloisio, impulsor de la Cátedra, destacó que pensar a Diego hoy es también sentirlo y soñarlo. «Diego es pueblo, entendido como lo popular, como las barriadas, como la cultura nacional y popular. No todos lo quisieron ni lo mimaron, y eso también habla de su humanidad», reflexionó.

Para D’Aloisio, un homenaje maradoniano es mucho más que un encuentro futbolero: «Es un encuentro político, social y cultural. Diego nos reúne desde su historia particular y colectiva». Además, adelantó que este segundo año de la Cátedra traerá nuevas actividades: talleres, charlas abiertas y más instancias para seguir pensando a Diego como parte de nuestra identidad popular.

Signorini y su vínculo personal con Diego

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Foto: Gentileza Jorge Boido

El plato fuerte de la jornada fue la intervención de Fernando Signorini. Con profunda sensibilidad, repasó su vínculo personal con Diego y ofreció una reflexión que fue mucho más allá del fútbol. «Diego no solo fue un ídolo en la cancha, sino un hombre con una conciencia política muy fuerte», expresó. Recordó cómo Maradona usó su fama como herramienta para denunciar injusticias y visibilizar a los olvidados. Desde joven, Diego entendió que su estatus era una plataforma para la lucha social.

Signorini habló también sobre el amor de los humildes y el resentimiento de los poderosos: “Los humildes no lo odian porque la conquista de un derecho genera alegría. Son los poderosos quienes sienten rencor ante la pérdida de un privilegio. Diego fue un rectificador de su clase social». Sin embargo, advirtió sobre la tendencia a eclipsar figuras incómodas como la de Maradona, intentando borrar memorias que interpelan al poder.

La charla avanzó entre anécdotas que mostraban al Diego más humano. Signorini recordó una frase que lo conmovió especialmente: «No saben lo que fue para mí haber aparecido, como un viejo, por esa puerta emocionado». Era la confesión de quien, a pesar de la fama mundial, nunca dejó de sentir como un pibe de barrio.

A través de sus palabras, Signorini nos invitó a ver a Maradona más allá del futbolista: como un hombre que, en sus momentos más difíciles, buscaba refugio en sus raíces, en esa Argentina profunda donde la naturaleza todavía ofrece consuelo. «Después de un entrenamiento en Santa Rosa, Diego me decía que nunca había visto algo tan puro como un atardecer rojo sobre el campo», recordó, emocionado.

Maradona y Napoli

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Foto: Gentileza Jorge Boido

La etapa en Napoli también tuvo su lugar central en el homenaje. Signorini subrayó que esa fue una etapa decisiva en la construcción del mito global de Diego: no solo revolucionó el fútbol italiano, sino que reivindicó al sur olvidado. Diego no solo ganó campeonatos; logró que el mundo pusiera los ojos en los marginados.

Cerrando su intervención, Signorini lanzó una mirada crítica sobre el fútbol actual: «Hoy el fútbol es un negocio alejado de las necesidades del pueblo. Las entradas son inaccesibles, y la pasión popular fue desplazada por la lógica del mercado. Cuando Diego jugaba, nadie pensaba en el dinero, solo en la alegría de la gente. Eso era Diego: el fútbol como un acto de amor colectivo».

Así, entre recuerdos, imágenes y palabras llenas de vida, el homenaje organizado por el Instituto Jauretche logró algo más que recordar a Diego Armando Maradona: volvió a traerlo al presente, como símbolo de lucha, resistencia y amor incondicional por su gente. Un Diego que sigue vivo en cada mural, en cada foto, en cada corazón que se emociona al recordarlo.