El 28 de mayo se celebra en todo el mundo el Día Mundial de la Salud Menstrual con el objetivo de reivindicar a la menstruación como parte necesaria de la agenda pública. En un momento particularmente especial para el mundo, donde la emergencia sanitaria exige redirigir nuestros esfuerzos hacia una mirada integral de la salud, resulta necesario evidenciar que el acceso a una salud menstrual digna debe incluir varias aristas por fuera de la entrega de productos de gestión menstrual que algunos países ya pusieron en práctica. Este año, la fecha está marcada por tres acontecimientos recientes: la elaboración de una nueva definición de salud menstrual, la conformación de una red federal de activismos menstruales en Argentina y el lanzamiento del documento “Justicia menstrual. Igualdad de género y menstruación sostenible” elaborado por la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género.

En cuanto a la definición de salud menstrual, la misma fue publicada por el colectivo MHM Hub, una organización internacional que nuclea activistas, ONGs e iniciativas de investigación con el objetivo de incidir en políticas públicas desde la elaboración y difusión de conocimiento.

A nivel local, se conformó la AMRed (Activismos Menstruales en Red), un espacio integrado por organizaciones que realizan acciones de activismo menstrual desde diferentes dimensiones. Más allá de sus diferentes enfoques, buscan potenciar los acuerdos que existen y difundir el carácter integral de la salud menstrual que los Programas de Menstruación Sostenible en Argentina deberían tener en cuenta a la hora de ejecutarse. Las organizaciones comparten una visión feminista, no asistencialista y que tenga en cuenta los saberes territoriales en torno a la menstruación. Para este mayo rojo prepararon el lanzamiento de su Red con la consigna #MenstruarEsPolítico y algunos datos y propuestas en torno a cuatro ejes que la menstruación aborda: educación, salud, economía y ambiente.

En consonancia con los reclamos elaborados por las organizaciones de activismos menstruales, entre los que siempre tuvo un rol preponderante aquel que aboga por estadísticas oficiales que permitieran hacer diagnósticos adecuados sobre la situación para generar políticas públicas eficientes, la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género incluyó en este primer documento algunas estimaciones sobre el costo de menstruar y un relevamiento de las iniciativas en marcha desde el sector público.

La salud menstrual también es salud

Como parte del colectivo de activistas menstruales en el mundo y la región, desde la campaña #MenstruAcción, nos hemos sumado a la AMRed para reforzar que la menstruación es un factor de desigualdad económica para quienes la atraviesan, ya que el no poder costear productos para gestionar el sangrado tiene consecuencias graves y significa una violación de los derechos humanos.

Por esto creemos que la confección de una definición de salud menstrual, recientemente lanzada por activistas y organizaciones que trabajan en el campo, es un paso importante para seguir avanzando en garantizar la justicia menstrual en todo el mundo. A continuación, compartimos una traducción al español de dicha definición.

“La salud menstrual es un estado de completo bienestar físico, mental y social – y no la mera falta de enfermedad -en todo lo que respecta al ciclo menstrual. Alcanzar la salud menstrual implica que mujeres, niñas y todas las otras personas que experimentan un ciclo menstrual tengan, a lo largo de toda su vida, la posibilidad de:

-Acceder a información que sea precisa en el momento y edad adecuados sobre el ciclo menstrual, la menstruación y los cambios que se manifiestan a lo largo de la vida, así como acerca del autocuidado y las prácticas sanitarias disponibles.

-Cuidar su cuerpo durante la menstruación de forma que sus preferencias, higiene, comodidad, privacidad y seguridad se garanticen. Esto incluye acceder a métodos de gestión menstrual asequibles así como a instalaciones y servicios, incluyendo agua potable, que sean aptos para el lavado del cuerpo y las manos, cambiar el producto de gestión menstrual y desecharlo o lavarlo.

-Acceder en tiempo y forma a diagnósticos, tratamientos y cuidados para los malestares relacionados con el ciclo menstrual, incluyendo el acceso a servicios de salud y recursos adecuados, analgesia y estrategias de autocuidado.

-Vivir en un entorno positivo y respetuoso respecto al ciclo menstrual, libre de estigma y estrés psicológico, incluyendo los recursos y el apoyo que necesiten para cuidar de sus cuerpos y tomar decisiones informadas a través del ciclo menstrual.

-Poder decidir libremente si participar y cómo hacerlo en todas las esferas de la vida cívica, cultural, económica, social y política durante todo el ciclo menstrual sin que haya exclusión, restricción, discriminación, coerción o violencia basada en la capacidad de menstruar.”

Activismos Menstruales en Red

Hacer de esta definición una práctica requiere sin dudas del esfuerzo mancomunado de las organizaciones de la sociedad civil y el Estado. Por eso, desde los activismos menstruales proponemos:

Un enfoque integral, interseccional, diverso, transversal y desjerarquizado de todas las aristas que intervienen en la gestión menstrual (economía, educación, salud, socioambiente, comunicación, activismo, entre otras).

Una mirada no asistencialista (no acotada a la entrega de productos de gestión), vinculada fuertemente con la educación y la salud (desde una lógica del cuidado y la soberanía) y haciendo foco en la necesidad de formación de formadores.

Sostener la importancia del activismo como forma de intervención-trabajo-práctica territorial de co-construcción de saberes simbólicos y formas de organización social circular, que vienen sucediendo y no se (re)conocen.

Los avances de la red pueden seguirse en @amred.arg en Instagram y @AmredArg en Twitter.

La Ola Roja en Argentina

En los últimos meses hubo varios avances a nivel provincial de programas de gestión menstrual sostenible. Tucumán, San Luis, La Rioja y Misiones son las provincias que ya aprobaron estos programas en nuestro país. Además, existen varias iniciativas a nivel municipal de ordenanzas que aprobaron la provisión gratuita de estos productos y la entrega de materiales educativos sobre la temática que buscan paliar la desigualdad económica, así como la asimetría de información respecto de la menstruación en estos lugares.

Desde el activismo seguiremos monitoreando de cerca estas iniciativas, recordando la importancia de que la salud menstrual integral feminista sea el enfoque de los programas implementados, así como la recuperación de las verdaderas necesidades de quienes menstrúan en los territorios.