Menopausia. La palabra atemoriza y desde hace años, transmitido de generaciones a generaciones, provoca una tremenda angustia en las mujeres. Pero, ¿a qué se debe el miedo a entrar a esa etapa de la vida?

“La menopausia está muy asociada a la muerte de la vida sexual, de la salud. Está asociada a la patología”, dice la ginecóloga Sandra Magirena que acaba de editar el libro Regreso a mí, vivir una menopausia consciente (Editorial El Ateneo), donde comparte su experiencia personal durante esta etapa de la vida, recrea los testimonios de sus pacientes y elabora una serie de recomendaciones para atravesar el climaterio.

Alimentación, espiritualidad, actividad física y sexualidad plena son las recomendaciones de Sandra Magirena en su libro. Pero, ante todo, hablar y entender nuestro propio cuerpo, algo que estuvo negado durante años a las mujeres.

Durante muchos años, Magirena se dedicó a atender a adolescentes y jóvenes hasta que tuvo su propia experiencia con el climaterio y empezó a indagar apasionadamente en el tema. Tal como sucede en su consultorio, Regreso a mí, vivir una menopausia consciente, además de ser una herramienta con información precisa respecto a esa etapa de la vida en las mujeres, es una puerta abierta para repensar la plenitud sexual, la erotización y sobre todo la convicción de que no es el final de nada.

– ¿Por qué no se habla de menopausia?

Porque pertenece al mismo mito y tabú del cual venimos sufriendo las mujeres en los últimos 200 años. La palabra menopausia está muy asociada a que vas a tener osteoporosis, que vas a tener problemas de sequedad vaginal y que te van a pasar un montón de cosas que todavía son tabú. Todo lo que no se habla está siempre dentro de un terreno donde uno puede manipular, se puede tener sometida a la mujer en ese espacio porque no tiene conciencia.

– ¿Cómo hiciste este proceso?

-Para mí el poder ponerle palabras y ponerle voz a muchas mujeres que estaban del otro lado de mi escritorio fue un trabajo de muchos años. Empezar a darme cuenta que no hay tanta patología asociada, sino que uno tiene que hacer prevención y conocer cuáles son los cambios fisiológicos que van a ocurrir. Haber visto, escuchado a las mujeres en esta etapa de la vida, haber estudiado, tener el conocimiento de la ginecología y haber atravesado yo el climaterio (por eso el libro se llama Regreso a mí…) me dio el basamento para poder dar vueltas todo y empezar a sacar esa palabra del lugar tabú.

– Los temas vinculados al mundo de las mujeres siempre son tabú

-Sí, y ahora a las más grandes nos toca dar otro paso. Así como las jóvenes sacaron la menstruación del tabú y hoy las mujeres jóvenes hablan libremente y se expresan libremente las mujeres de más de 50 que estaban atemorizadas y metidas en ese lugar donde todo iba a ser terrorífico empezamos a pensar y expresarnos de otra manera. Pero primero cuesta salir del terror. Te dice que se te muere el deseo sexual, se te apolillan los huesos, se te cae el pelo, se te seca la vagina. Son todas unas cosas tremendas que la única salida que habría posible en el colectivo y en el imaginario social en el cual nosotras transitamos es el tratamiento. O sea, tenés que estar bella, divina, espectacular. Tenés que ponerte hormonas, levantarte el culo, levantarte las tetas. Todo estaba puesto a la orden del tratamiento. Y en realidad, lo que pude ver de acompañar mujeres y de lo que sé de medicina es que sí, hay momentos en que hay que hacer tratamiento que es una ventana de posibilidades de tratamiento. Es una ventana antes de los 50 años, cuando la menstruación se retira tempranamente o precozmente. Ahí hay que hacer tratamiento. Pero cuando se retira después de los 50 hay que hacer acompañamiento y mejorar la vida.

– ¿Cómo fue en tu propia experiencia?

-En mi caso en particular, este momento estuvo centrado en cuatro pilares: la alimentación para hacer cambios que acompañen a las modificaciones que ocurren en el aparato digestivo después de que se retira la menstruación. Una alimentación centrada en los aportes que necesita tu cuerpo para evitar la descalcificación del hueso, en la actividad física que la tenés que modificar para centrarse en mejoras, pero no matarse. También incorporar actividad física que tiene que ver con integración cuerpo mente, como el yoga, etcétera. Y la sexualidad.

– ¿Por qué es lo más importante para pensar?

– Porque la sexualidad no tiene fecha de vencimiento. Pero ¿qué le pasa a la mujer después de los 50? Aparece sí o sí la sequedad vaginal y eso se puede prevenir en el momento en que se dan los ciclos. Se puede prevenir con cuidados de la vagina humectándola, masajeándola, usando estrógenos locales. La ginecóloga o el ginecólogo te acompaña en el proceso, pero vos tenés que saber qué tenés que hacer. Usar masajeadores intravaginales si no tenés actividad sexual, por ejemplo. Esto significa, acercarse al mundo del juguete sexual, cosa que también estaba prohibido y negado. Pensá que la masturbación es algo que estaba permitida y aceptada sólo en los varones como natural. Ahora sucede que se abre un espectro y un panorama donde la mujer se anima hacerlo, está permeable. Todo eso lo noté en la consulta, y también lo cuento en el libro. Cuando yo me abrí a la consultante a explorar otros territorios, a decir “a ver ¿no tenés ganas de tener sexo porque estás menopáusica o porque estás aburrida?” Ahí aparecía una consulta diferente, ahí empecé a escuchar la consulta. Ahí vi que no hay patología. Entonces por qué etiquetar a la mujer con falta de deseo sexual cuando en realidad, la mujer necesita recrearse, conocerse a sí misma, empezar a descubrir su cuerpo y sus sensaciones desde otro lugar.

La menopausa y el deseo sexual

En Regreso a mí… Magirena se pregunta, “¿por qué tanto conflicto con el deseo y el placer si hoy la sexualidad y la plenitud están admitidas socialmente?” y plantea a partir de allí una serie de respuestas vinculadas todas al rol de la mujer en la sociedad.

“Esa relación pensada así se construye con el patriarcado y el machismo. Porque la mujer está sometida a los deseos del hombre. Me sigue pasando de mujeres que llegan a la consulta y me dicen ‘mirá quiero mejorar porque él me dice qué’… O ‘yo quiero que él esté mejor’. Entonces, todavía se sigue arrastrando esta estructura social instalada desde muchos años atrás.

– ¿Pero se ve algún cambio?

-Sí, ahora la mujer viene a la consulta y me dice “cómo hago para mantener mi sexualidad activa, aunque no tenga pareja”. Pero todavía se arrastran prejuicios de otra época. Imaginate que todavía tenemos el estigma social de que cuando las mujeres que estamos molestas o nerviosas estamos o menstruando o menopáusicas. Todavía se escucha, aunque vamos hacia un espacio donde eso se termina. En el libro recomiendo primero el encontrarse con una misma. Hablo mucho del erotismo, sobre todo la de mi generación. Hoy las mujeres que están transitando estos 50 se enfrentan a esas realidades.

– ¿Qué sucede con el hombre?

-El varón de más de 50 está desorientado y los más jóvenes están deconstruyendo. Pero el más grande está descolocado porque se encuentra con una mujer que se pregunta otras cosas.

– ¿Por qué hay tan poco acceso a la información en lo que respecta a la sexualidad en el climaterio?

-Insisto en que es una palabra asociada al deterioro y sobre todo a la muerte de la sexualidad. Pero hay que tener en cuenta que hasta hace muy pocos años se relacionó la reproducción con la sexualidad, una mujer que deja de ser fértil y de reproducirse pasa a no tener más sexualidad. Ahora cuando nos enfrentamos a un mundo tecnológico donde la reproducción no está ligada directamente a lo sexual, aparece esta sexualidad plenamente relacionada al plano erótico.

– ¿A qué se debe que no se modifique?

-El placer por el placer mismo pasa a ser una dimensión no explorada y dentro de lo que son los conceptos de la sociedad actual están limitadas todavía al espacio masculino. No está la mujer todavía habilitada para explorar ella misma su placer. Porque todavía la mujer sigue estando en el lugar donde los cuerpos tienen que ser hegemónicos, siempre los modelos elegidos son las mujeres blancas, rubias, lindas, las tetas duras y el culo parado. Qué pasa con la mujer que pierde estas potencialidades. Porque el paso del tiempo es para ambos. A varones y mujeres nos atraviesa el paso del tiempo, al hombre también le pasan cosas, el hombre también pierde fuerza, pierde potencia, su erección no es la misma. Hay un montón de cosas que le pasan al hombre y que tampoco se hablan. Quedan como en los lugares no nombrados y ya sabemos lo que pasa en las sociedades con lo que no se habla, lo que no se habla no existe y ahí está el disciplinamiento de los cuerpos.

-A su vez, sí hay una relación directa entre la menopausia y algunas cuestiones de salud.

-La mujer va a las consultas por la osteoporosis, el cáncer de cuello de útero, el cáncer de mama, los problemas cardiovasculares, tenés muchas patologías cuando domina este escenario menopaúsico. En realidad, también hay que desmitificar la palabra menopausia que es una semana en la vida de la mujer, la semana en que desaparece su menstruación. Fijate como el término toma una dimensión extrapolada cuando en realidad si lo remitís a la etimológico puro se remite a la última menstruación que tuvo en su vida, así como la menarca que es la primera que aparece en la vida de la mujer, pero tiene más estudio. Pero la menopausia se tilda ahí, chau, se te cae todo, se te hacen bolsa los huesos, se te va el deseo sexual, sos una vieja, nadie te quiere, nadie te llama más, sos una vieja y olvídate. Porque el modelo social también busca la belleza. De hecho, pasan muchos ahombres de la generación que hoy tienen más de 60 años que buscan mujeres jóvenes.

– ¿Cuánto tienen que ver los medios en estas construcciones?

-En las redes hay gente que habla de la menopausia que no son médicos, son comunicadores. Yo espero que me llamen los medios hegemónicos para hablar de esto, para que hablemos del tema y sacar finalmente todo este mundo del lugar de tabú.