1 – El decretazo haría posible que las líneas aéreas dominantes en el mundo puedan venir a operar el cabotaje (Argentina cede este derecho sin interesarse en la reciprocidad) y volar sólo las rutas que les den ganancias. Quedarán aisladas las provincias que no sean rentables (como ya sucedió en la oleada liberal de los 90).

2 – El estado conducido por Milei desfinanciará a la línea de bandera. Si esta desaparece quedarán sin vuelos aquellos destinos que, sin ser lucrativos, también necesitan vincularse con el resto del país. El cierre de Aerolíneas Argentinas por la eliminación de aportes estatales llevará al cese de su actual red federal de vuelos: 52 rutas con ciudades vinculadas entre sí y sin pasar por Buenos Aires. Y 39 destinos comunicados desde la Capital Federal. El tráfico aerocomercial propio quedará en manos de empresas extranjeras con prioridades distintas a las de unificar el mercado interno y las mercancías y actores de las economías regionales, o ayudar a establecer polos turísticos.

3 – Aprovechando su superioridad en número de aviones, las grandes aéreas mundiales podrán hacer vuelos internacionales hacia la Argentina, sin límites. Por sus mayores recursos aplastarán a las líneas locales, eliminando gradualmente la competencia. Cuando se disuelva el espejismo de los pasajes baratos, la hegemonía total de las aerolíneas grandes se habrá impuesto.

4 – La concentración de vuelos cada vez en menos empresas producirá desocupación en el sector aeronáutico y bajos salarios para los trabajadores de las que queden operando, por la sobre oferta de mano de obra a raíz de la nueva masa de desempleados.

5 – El mayor poderío en número de aviones de las líneas de los países centrales impondría una desigualdad en el tráfico aéreo (Aerolíneas Argentinas tiene 84 aviones, mientras  que American Airlines posee 891, United 828 y Delta 768 equipos, en cifras del año pasado, por ejemplo).

6 – ”Cielos abiertos” en nuestro país es un viejo reclamo de EE UU que, por ejemplo, ya había sido planteado formalmente en junio del 2000. Clinton se lo pidió a Fernando de la Rúa en una visita oficial del entonces presidente argentino (Clarín, 18/6/2000) a Washington. La respuesta oficial fue que el acuerdo debía tener conformidad parlamentaria, de manera que no hubo modificación, a la espera de ese tratamiento legislativo en ambas Cámaras.

7 – La ideología desreguladora a ultranza ya tuvo una versión fatídica entre 2015 y 2019. El entonces ministro de Transporte Guillermo Dietrich impulsó la anulación del piso tarifario para dar lugar a una “guerra de tarifas” que llevó a las líneas aéreas a vender pasajes por debajo del costo del servicio. Esto desfinanció a las empresas, que debieron dejar de volar por las pérdidas.

Sucedió con Avianca, Lasa, Andes Líneas Aéreas y Norwegian, en ese orden. Por la misma razón, Latam tuvo balances en rojo durante los cuatro años del macrismo, por lo que en 2020 decidió irse del país. Quedaba claro que la desregulación que ahora se quiere retomar no era amiga del crecimiento aerocomercial: con el macrismo se perdieron en total 2.644 puestos de trabajo en esta industria.

En las últimas décadas,  experiencias similares en Brasil y Uruguay terminaron con la desaparición de Varig y Pluna.

8 – Todos los sindicatos aeronáuticos locales rechazaron el decreto denunciando el ataque que representa para los puestos de trabajo,  para la continuidad de la línea de bandera y para la soberanía de los cielos. Y convocaron a la marcha de las dos CTA y la CGT para el miércoles a Tribunales.

* Trabajadores aeronáuticos, autores de “Porqué fracasó la revolución de los aviones?”, Red Editorial, 2022.