Javier Milei recién lleva tres días de la gira que comenzó el jueves y concluirá el sábado próximo. Para esta semana el foco estará puesto en una breve visita a Francia, para reunirse con su par Emmanuel Macron y después un ambicioso despliegue en Israel. Sin embargo, el primer tramo del viaje le dejó dividendos positivos: volvió a reunirse con la primera ministro italiana, Georgia Meloni, y este sábado fue recibido por el papa León XIV. El encuentro implica una nueva etapa para la administración libertaria, pero fue en una audiencia cargada de gestos políticos, con consultas previas y un anuncio que corrió por cuenta del presidente. Apenas salieron del encuentro en el Vaticano, los integrantes de la comitiva presidencial se encargaron de anunciar que Robert Prevost, el sucesor del papa Francisco, aceptó la invitación de visitar la Argentina.

La información fue difundida por el vocero y legislador porteño electo Manuel Adorni. Sin embargo, la noticia tuvo poco eco en Buenos Aires. Cuando terminó la audiencia, la Santa Sede difundió un comunicado de rigor, muy protocolar, donde no hay ningún detalle sobre una pronta visita de León XIV al país. Tampoco hubo repercusiones dentro de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), que se limitó a reproducir el texto que difundió la Sala Stampa del Vaticano.

«Durante las cordiales conversaciones mantenidas en la Secretaría de Estado se reiteró el mutuo aprecio por las sólidas relaciones bilaterales y la voluntad de reforzarlas aún más. Seguidamente, se abordaron cuestiones de interés común, entre ellas la evolución socioeconómica, la lucha contra la pobreza y el compromiso en favor de la cohesión social», indicó el texto.

Según pudo reconstruir Tiempo, la cita duró 45 minutos, pero repartida entre la llegada, una charla de Milei y Prevost de 15 minutos, y luego entró la comitiva, la entrega de regalos, las fotos y un saludo protocolar. El tiempo del intercambio fue el que se utiliza habitualmente. Sin embargo, la conversación entre el presidente argentino y el nuevo Papa no duró 45 minutos sino 15.

Una alta fuente eclesiástica en Roma confió que Prevost, fiel a su estilo, escuchó mucho y habló poco, ante un Milei que desplegó el discurso que había preparado. El presidente supo con anticipación que había otro argentino en Roma, pero se enteró sobre el filo. Había sido convocado por Prevost antes de recibir a la comitiva presidencial. Era el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, que está en el Vaticano. Fue para participar de una reunión de obispos, pero León XIV decidió convocarlo antes de recibir al mandatario argentino. El movimiento es mucho más que un gesto. En Roma dan por sentado que el prelado fue convocado para aportarle un informe sobre la gestión de Milei al Papa, especialmente despuès del Te Deum del 25 de mayo en Buenos Aires, donde García Cueva no sólo dio una dura homilía por la pobreza en el país y la situación de los jubilados sino también por el nivel de confrontación de la política argentina.

Tal como anticipó Tiempo, la visita que Jorge Mario Bergoglio no pudo o no quiso realizar a la Argentina durante sus 12 años de papado aparecía como una de las primeras asignaturas del nuevo pontífice. Para el gobierno argentino la invitación era un gesto previsible, ante las chances de que Prevost retome la agenda que Bergoglio no alcanzó a concretar.

«Sin duda es más moderado que Bergoglio, pero es, por lo menos, la mitad de lo insidioso que era Francisco», bromeó una alta fuente eclesiástica para resaltar la movida papal de convocar a García Cuerva antes de recibir a Milei.

El sacerdote de origen norteamericano, pero producto de la cultura hispana, no termina de cerrar un escenario claro sobre la Argentina. Lo está construyendo y se nutre de los datos que le reporta el clero criollo, tal como pasó durante los doce años bergoglianos.

Milei dejó sembrada una intriga menor, respecto a los regalos. Además de obsequiarle un poncho, le regaló obras del magnate e intelectual ultraliberal Jesús Huerta de Soto. Para un pontífice que viene de reivindicar la doctrina social de la Iglesia, las definiciones económicas  extremas del economista y abogado ibérico fueron leídas como un desafío innecesario del presidente hacia el nuevo pontífice en la primera reunión cara a cara.

Milei no pudo viajar a la entronización de Prevost. Fue el 18 de mayo. El presidente decidió quedarse en Buenos Aires para seguir de cerca las elecciones porteñas que ganó La Libertad Avanza, con Manuel Adorni como primer candidato de una lista que dejó en tercer lugar al PRO.

Parte del premio para el vocero de origen platense fue subirlo a la comitiva presidencial. Milei estuvo acompañado por su hermana Karina, al frente de la secretaría General de la Presidencia. También estuvo Adorni, el embajador argentino ante la Santa Sede, Luis María Beltramino, y el canciller Gerardo Werthein. No estuvo el secretario de Culto y Civilización, Nahuel Sotelo. En el gobierno deslizaron dos razones para esa ausencia: la mala relación con el canciller, que prefirió dejar todo en manos de Beltramino, y el modo campaña del funcionario Sotelo, enfrascado  en las elecciones bonaerenses y Quilmes, su terruño.

Milei continuará su gira por España. Estará este lunes en Francia para encontrase con su par galo Emmanuel Macron y luego viajará a Israel para reunirse con el primer ministro Benjamín Natanyahu.