El baterista Enrique “Zurdo” Roizner, músico de extensa y notable trayectoria en la que fue capaz de tocar con artistas de la talla de Vinicius de Moraes, Frank Sinatra, Astor Piazzolla y Leandro “Gato” Barbieri y que desde hace más de 20 años integra la banda The Nada de Kevin Johansen, falleció este domingo a los 84 años a causa de un accidente cerebro vascular (ACV).

El ACV de carácter irreversible que atacó a Roizner el jueves último, según informaron allegados a la familia a Télam, puso fin a una vida musical tan intensa como reconocida en la que puso su personal y certero toque al servicio de muy diferentes propuestas: desde Les Luthiers a Daniel Viglietti y de Mercedes Sosa al Circo de Moscú.

El instrumentista nacido el 14 de diciembre de 1939 en Buenos Aires y declarado Personalidad Destacada de la Cultura por la Legislatura Porteña en agosto de 2016, también integró La Banda Elástica, Anacrusa y formaciones lideradas por los bandoneonistas Lepoldo Federico y Dino Saluzzi, entre muchas otras participaciones que dieron cuenta de su ductilidad y talento.

“Durante 16 temporadas toqué en el Luna Park con 16 Circos de Moscú en diferentes vacaciones de invierno. Allí me hicieron probar un vodka ruso de 70º de graduación. Esta distinción es más fuerte que ese vodka; eso es lo que significa para mí», comentó el baterista al enterarse de la distinción.

El presente musical de Roizner, quien con su batería surcó una época donde los músicos sesionistas de los sellos discográficos grababan con artistas de muy diferentes géneros, estaba desde 2002 también ligado a la Orquesta de Tango de la Ciudad de Buenos Aires.



En ese imponente abanico sonoro, a sus 25 años tocó la tercera percusión en la Real Orquesta Filarmónica de Liverpool y junto a la Filarmónica de Buenos Aires participó del “Concierto para bandoneón y orquesta” de Piazzolla junto al “fueye” solista de Federico.

A raíz de otro homenaje que mereció en abril pasado dentro del ciclo Jazzología que tiene por sede al Centro Cultural San Martín, el intérprete arriesgó algunas de las razones que fueron vertebrando su imponente andar por la escena.

“Creo que al haber comenzado de chico a tocar el violín me dio la posibilidad de leer música y en aquella época no había muchos bateristas que leyeran música. En eso fui afortunado. Era importante para hacer un reemplazo en una orquesta. Te ponían el papel y tocabas. Ahí tenías un amplio espectro para jugar porque, además, la mayoría de los arregladores no sabían escribir para batería, entonces había espacio para crear cosas”, dijo en una entrevista a La Nación.

Para sumar otras señas capaces de definir el modo en que asumió su pasión, “Zurdo” sostuvo: “Soy un adicto al estudio. Hoy en día estudio cuatro horas por día. Y en algún momento estudiaba hasta ocho o diez” y también agregó: “Siempre me gustaron todos los géneros y les puse el mismo interés a cada uno de ellos”.


Las mil y una anécdotas de Roizner

Ante semejante trajinar por estudios y escenarios, Roizner acumuló anécdotas y experiencias de variado tipo como la de haber tocado en la histórica visita de Frank Sinatra a la Argentina en agosto de 1981 cuando ofrendó media docena de conciertos (cuatro en el Hotel Sheraton y un par en el estadio Luna Park).

«El show de Sinatra fue tremendo, espectacular. Y para mí, estar ahí fue una linda experiencia. Yo toqué con Vinicius y en esa ocasión con Sinatra, y tal vez sean los más famosos a nivel internacional, pero también valoro mucho el haber estado con Piazzolla, Mercedes Sosa o Leopoldo Federico», señaló Roizner a Télam cuando se cumplieron 40 años de aquel suceso.

Piazzolla y Roizner.



El músico recordó los pormenores de aquella convocatoria y dijo: “La sesión rítmica de Sinatra no quería tocar con Don Costa porque aparentemente no los había convocado para la grabación en Los Ángeles de «New York, New York». Se lo plantearon a Sinatra y, según me contaron, les dijo que ellos estaban contratados para tocar con él y si no querían tocar en la previa, no tenían obligación de hacerlo. Se presentó una situación complicada y así fue que aparecimos tocando ahí».

«Fue extraordinario tocar con esa orquesta legendaria y con ese director también legendario. En el ensayo, cuando empezó a sonar la orquesta, yo me decía: `¿Qué hace un muchacho como yo en un lugar así?´. Fue tremendo», confesó el baterista.

Roizner, quien fue elegido por Johansen para ilustrar la portada de su disco “Mis Américas Vol. 1/2” (2016), grabó además y, por citar apenas una porción de las colaboraciones realizadas, con el dúo Pastoral, Cuarteto Zupay, Cantoral, Saúl Cosentino, Beatriz Suárez Paz, Claudia Puyó para “Del Oeste” (1984) y con su admirado Domingo Cura en «La percusión en el folklore argentino» (1994).