Como si se tratara de una tendencia que no se detiene en las fronteras argentinas, donde en el lapso de dos semanas fallecieron los notables escritores Alberto Laiseca, Andrés Rivera y Ricardo Piglia, hoy se conoció la muerte del sociólogo y filósofo polaco Zygmunt Bauman. Tenía 91 años y residía desde hace mucho en la ciudad inglesa de Leeds. La noticia se conoció a través del diario polaco Gazeta Wyborzca. Bauman, quien se mantuvo activo y trabajando hasta sus últimos momentos de vida, fue el creador del concepto de modernidad líquida y uno de los intelectuales clave para entender la cultura del siglo pasado.

Nacido en Poznan (Polonia) en 1925, Bauman provenía de una familia judía y era apenas un niño cuando debieron huir del país y del nazismo hacia la Unión Soviética, al comenzar la Segunda Guerra Mundial. Tras el conflicto volvió a su país, que nuevamente abandonó en 1968, tras ser desposeído de su puesto de profesor universitario y expulsado del Partido Comunista en una purga marcada por el antisemitismo, tras la guerra árabe-israelí. Bauman renunció a su nacionalidad y emigró a Israel, donde vivió hasta 1970.

A principios de los ’70, ya en Leeds, Bauman acuñó una idea que sería central en su obra y vital para la cultura de los últimos años del siglo XX, el de la modernidad líquida. Una crítica a la sociedad de moderna en la que explica el origen de una sociedad permanentemente acosada por el miedo a perderlo todo, a partir de del debilitamiento de los pilares que apuntalaban la identidad del individuo en la posguerra, como un estado fuerte, una familia estable o un empleo indefinido, entre otros.

Bauman se convirtió en uno de los principales pensadores de la izquierda global, a partir de su feroz crítica de la sociedad de consumo. En su último libro Extraños llamando a la puerta (Paidós), el sociólogo abordó una nueva preocupación: la crisis de los refugiados y cómo los políticos atizan el miedo a los extranjeros para ganar popularidad.

Como docente, Bauman ha impartido clases en universidades de Estados Unidos, Australia y Canadá y fue profesor emérito de Sociología de la Universidad de Leeds, donde desarrolló la mayor parte de su carrera. Su obra, que arranca en los años cincuenta del pasado siglo, ha sido reconocida con premios como el Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades de 2010, que obtuvo junto a su colega Alain Touraine. Sus teorías han ejercido gran influencia en los movimientos antiglobalización y su obra ensayística alcanzó fama internacional en la década de 1980 con títulos como Modernidad y holocausto (1989), donde define el exterminio de judíos por los nazis como un fenómeno relacionado con el desarrollo de la modernidad.

Entre sus obras más significativas, además de La modernidad líquida (2000), considerada su obra cumbre, se destacan Amor líquido (2005) y Vida líquida (2006). Además es autor de títulos como La cultura como praxis (1973), La posmodernidad y sus descontentos (1997), La globalización: consecuencias humanas (1998), En búsqueda de la política (1999), La sociedad individualizada (2001) y Vidas desperdiciadas. La modernidad y sus parias (2005).

A su muerte, Bauman preparaba la publicación de un nuevo libro, Retrotopia. La obra se editará póstumamente (en inglés) a fines de este mes.