En un vínculo que lleva miles de años de evolución, los perros son compañía, afecto, y también un gran aliado en las tareas productivas. Además de destacarse como pastores, algunas razas cumplen la función de protectoras del ganado. Y desde hace varios años se llevan adelante en la Patagonia argentina, distintos programas que introducen perros cuidadores de ganado, con el doble objetivo de evitar los ataques de predadores y promover la coexistencia de la ganadería con la fauna silvestre.

Una de esas iniciativas es la que lleva adelante desde hace 10 años, la Wildlife Conservation Society Argentina (WCS) junto con Alianza Gato Andino (AGA), que consiste en criar y otorgar perros protectores de ganado a pequeños productores ganaderos. “Su incorporación a los territorios agrícolas y ganaderos ayuda a minimizar las pérdidas económicas y a reducir las represalias hacia las especies nativas, lo que contribuye a la conservación ambiental de la zona. Además, al tratarse de sistemas productivos importantes para la subsistencia familiar, poder desarrollar la actividad con mayor eficiencia permite a los productores mantener una población animal adecuada evitando la sobrepoblación de ganado, lo cual permite la regeneración de las pasturas naturales y evita la desertificación”, apunta Ezequiel Infantino, Coordinador de Certificación y Cadenas de Valor de WCS Argentina.

Desde el inicio de este proyecto, los productores que trabajan con perros protectores de ganado experimentaron una reducción del 90% de pérdidas por depredación. Esto da cuenta de la convivencia de especies y de la posibilidad de realizar actividades productivas sin dañar a las especies silvestres, especialmente el gato andino y el puma, que están en riesgo de extinción.La presencia de perros protectores es uno de los métodos no letales más efectivos para disminuir la depredación de ganado. De acuerdo con un informe elaborado por WCS Argentina y AGA (Asociación Gato Andino), el 100% de los productores involucrados en el programa percibieron que la reducción en los ataques y en el número de animales perdidos está vinculada a la presencia de perros protectores. Frente a estos resultados, disminuye el hostigamiento y las muertes en represalia -por caza, trampas y venenos- de carnívoros silvestres y otras especies carroñeras, como el cóndor andino, afectadas indirectamente por el uso de cebos tóxicos por parte de productores ganaderos.

Convivencia pacífica

También el INTA lleva adelante desde hace décadas programas de cría y entrenamiento de perros protectores de ganado en la Patagonia. En general se usan razas como el Maremmano Abruzze, originaria de Italia; el Mastín del Pirineo y el Montaña del Pirineo, ambas razas españolas.

Se trata de ejemplares de gran tamaño, con más de 45 kg de peso en la adultez y en general de color claro, con lo que se mimetizan con el ganado a proteger. Son perros de carácter tranquilo e independiente, con un fuerte instinto de protección, capaces de recorrer grandes distancias y acostumbrados a vivir a la intemperie en el campo.

Para que puedan cumplir funciones de cuidado, deben ser entrenados desde cachorros, y convivir con la manada a la que deben cuidar.El perro, al convivir con la majada en forma permanente, la reconoce como su familia y se comporta como un miembro más. Así, vigila y recorre su territorio marcando los límites con orina y heces. De esta manera los carnívoros silvestres u otros perros reconocen que el territorio está ocupado y esto los disuade de entrar.

Dado que es un sistema de disuasión no letal, puede ser utilizado en zonas en las cuales se intenta compatibilizar la cría de animales domésticos con la existencia de especies autóctonas predadoras.