Este sábado 7 de junio fue el día de los y las periodistas. Es costumbre celebrar estas fechas, sin embargo, en Argentina es un verbo que cada año va convirtiéndose en un eufemismo. Quienes trabajan en prensa son el blanco de ataque preferido de funcionarios nacionales y del articulado de empleados que, a modo de ejército virtual, defienden la política del gobierno nacional con agresiones e insultos en redes sociales a quienes quieren contarla de manera independiente.
En esta edición encontrarán el especial “El periodismo bajo ataque”. Quienes nos leen habitualmente saben de nuestro compromiso con el oficio. Desde el 10 de diciembre de 2023, Tiempo cuenta el vaciamiento de los medios públicos, los ataques físicos a periodistas y reporteros gráficos, las denuncias a colegas, entre otros temas que forman parte de nuestra agenda y seguirán teniendo espacio en las páginas y en la web.
Batalla cultural. Cualquier integrante o defensor del gobierno argumenta que las acciones que se llevan adelante son producto de la cruzada con la que quieren liberar a la ciudadanía de un “ideario progresista” al que señalan como un mal nacional. No hay que caer en provocaciones. No importa cómo lo quieran etiquetar. Es necesario continuar en la construcción de un país con menos desigualdad y más equidad e inclusión, bases fundamentales de la economía social y solidaria que, como cooperativistas, enmarcan nuestro accionar cotidiano.
El discurso como territorio de disputa. Desde la campaña electoral, Milei comenzó a erosionar el término Estado en contraposición a libertad, que en términos anarco capitalistas se puede entender como el libre albedrío absoluto sin ninguna intervención ni marco estatal. Los primeros agredidos fueron quienes cumplían funciones en la Agencia Télam, distribuidora exclusiva de información nacional y federal. Suprimió de su lenguaje producción y trabajo para dar lugar a endeudamiento y financiarización de la economía. Plan que sólo puede llevarse adelante con represión real y simbólica a quienes salen a la calle a narrarla o fotografiarla. El accionar autoritario no debe naturalizarse como “un mal de época”, está generado y garantizado por actores identificables a quienes hay que seguir señalando como sus promotores.
No solo es el gobierno. La degradación en la que se ve sumergido el ejercicio del periodismo cuenta con la complicidad de las empresas que con salarios de pobreza condicionan la actividad y empujan a sus trabajadores al pluriempleo para llegar a una subsistencia básica. Al ensobrado con el que adjetiva Milei se contraponen pobre y precarizado, como señala la encuesta del Sindicato de Prensa de Buenos Aires. El relevamiento, además, da cuenta de los problemas de salud asociados a la profesión (ansiedad y depresión) y al aumento de las agresiones por ser periodistas, que crecieron el 11% en un año, entre otros datos que desmienten al presidente.
Unir las luchas. El miércoles 4 de junio, en la Plaza de los Dos Congresos, confluyeron jubilados en su encuentro semanal y trabajadores de la salud de los hospitales Garrahan y Posadas. Se sumaron “Ni una menos”, a diez años de la primera convocatoria, y agrupaciones en defensa de las personas con discapacidad junto a sus familias y los prestadores de esos servicios. También participaron sindicatos, agrupaciones sociales, políticas y trabajadores de organismos nacionales de ciencia y técnica, entre otros. Todas las voces aunadas en una exigencia: basta de ajuste. Porque frente al “no hay plata” de la campaña existen numerosas propuestas para reasignar recursos con cambios en su distribución. En esa elección se juega la ética de quienes conducen los destinos de la patria.
Periodismo pleno. La pluralidad de voces es la única garantía. Los medios cooperativos y autogestivos somos parte de ese ecosistema plural, pero también estamos en crisis. Hace meses, lanzamos la campaña «Tiempo está en peligro» porque necesitamos más apoyo para sostener el medio. Invitamos una vez más a quienes quieran asociarse a formar parte de nuestra comunidad. Porque una democracia sin periodismo independiente y crítico también está en peligro. «