Los cambios introducidos en la política tributaria en los últimos meses, con la reducción de Ganancias y la generalización en el comercio exterior del impuesto PAIS (que la nación no coparticipa con las provincias) hizo que muchos gobernadores, ante los menores giros recibidos desde el gobierno central, empiecen a analizar la posibilidad de regreso de las cuasimonedas. Su sola mención remite a los años del estallido de la convertibilidad.

El que hizo punta fue el riojano Ricardo Quintela, quien pidió y obtuvo de la Legislatura local la autorización para emitir hasta $ 22.500 millones en Bonos de Consolidación de Deuda (Bocade). El que ya se empieza a denominar «bono Chacho», en homenaje al caudillo Ángel Peñaloza, será usado para pago de salarios a estatales y de obligaciones con proveedores. Todavía se evalúa si su implementación será digital o en papel físico.

Quintela, quien asegura que dejó de recibir giros de la Nación desde noviembre, culpó de esa necesidad al gobierno libertario por «la velocidad, el salvajismo y la crueldad del ajuste que se precipitó en 20 días». Adicto a las redes sociales, el propio Milei tuiteó como advertencia que «a diferencia de lo que pasó en el pasado (sic), de ningún modo (las cuasimonedas) van a ser rescatadas por el gobierno nacional».

Señales

La decisión de emitir estos bonos es, además de un salvavidas para cada gestión, una clara respuesta a las señales que llegan desde Nación, con una promesa de pasar la motosierra por la ayuda a las provincias y el cese con efecto inmediato de toda obra pública.

A ello se suman los primeros indicios de una fuerte recesión que puede congelar la economía antes del fin del verano. Cualquier merma en la actividad hace caer enseguida la cobranza de impuestos de cada jurisdicción.

La Rioja no es la única provincia en apuros. Según un informe del Iaraf (Instituto Argentino de Análisis Fiscal), en la primera quincena de enero todos los distritos han percibido menos dinero, a valor real, que en la misma época de 2023. La masa coparticipable se redujo en 4% y a ello se suma la determinación de eliminar los Aportes del Tesoro Nacional (conocidos por la sigla ATN).

«Mensualizando la caída acumulada de la primera quincena al resto del mes, las transferencias automáticas caerían un 7,5% en términos reales respecto al año previo. Las jurisdicciones más afectadas serían Buenos Aires (-11,1%), Salta (-7,8%) y Misiones (-7,4%). Por otro lado, las jurisdicciones con menor caída serían CABA (- 4%), La Pampa (-5,5%) y San Luis (-5,6%)», estimó el Iaraf.

Vulnerables

El trabajo también explora la dependencia de algunos distritos al reparto por coparticipación. Mientras la importancia no es tan grande en CABA (10,7%), con gran actividad económica propia; Neuquén (20%) y Chubut (34,7%), con buenas regalías petroleras, hay algunas provincias en las que tres de cada cuatro pesos son aportados por la Nación: así sucede en Jujuy (77,1%), Santiago del Estero (75,5%) y San Juan (74,8%).

Estas reducciones van de la mano de un cambio en la composición de los ingresos tributarios del gobierno federal. Según la Secretaría de Hacienda, en diciembre la recaudación por Ganancias bajó 40,2% interanual en términos reales, impacto que pega de lleno en las provincias, que recibían la coparticipación por ese tributo.

En cambio, el Impuesto PAIS subió 208,7% «por el incremento del tipo de cambio y por la ampliación de la base imponible del mismo con el ingreso del pago aplicado para determinadas importaciones». Las provincias no reciben nada de este impuesto, como tampoco de los derechos de exportación, que en el proyecto de Ley Ómnibus se extendían a todas las economías regionales (luego se corrigió en la negociación en el Congreso): el 100% de lo recaudado va al Tesoro Nacional.

Aun con ese trasfondo, la mayoría de los gobernadores evita subirse al barco de las cuasimonedas. «Retrotraen a un momento de la historia económica argentina que no es una buena idea repetir», dijo Rogelio Frigerio desde Entre Ríos, resumiendo la opinión de los mandatarios de Juntos por el Cambio. En ese grupo apuestan a la reversión de la quita de Ganancias impulsada por el exministro Sergio Massa. Tampoco el peronista Osvaldo Jaldo se mostró entusiasmado: «Tucumán tiene sus finanzas equilibradas», dijo. Pese a ello, algunas provincias ya evalúan la posibilidad de sumarse al camino que abrió La Rioja, aunque por cuestiones políticas creen que es prematuro blanquear esa intención. «

Un símbolo del estallido de la convertibilidad

En la memoria popular, las cuasimonedas están atadas al estallido de la convertibilidad, el régimen que sujetaba la emisión de dinero al ingreso de divisas del exterior, flujo que había cesado después de 1998. Por eso en 2001 y sus años posteriores un total de 15 jurisdicciones emitió sus propios bonos de circulación forzosa para abonar los sueldos de sus empleados públicos, como también deudas con los proveedores. Los patacones bonaerenses, los Lecor cordobeses y los Petrom mendocinos, entre otros, convivieron con las Lecop del gobierno nacional. Se estima que en conjunto alcanzaron casi la mitad de la base monetaria.

¿Eran bonos o dinero? «Tales papeles presentan un rendimiento (y el riesgo asociado), al igual que los títulos públicos tradicionales, pero cuentan también con alta liquidez, al ser aceptados para determinadas transacciones», detalló un paper de entonces de la Fundación Mediterránea. En 2003, el entonces presidente Eduardo Duhalde ordenó su rescate a cambio de títulos que la Nación entregó a las provincias.