Trabajadores aeronáuticos realizaron este miércoles un paro de 24 horas en reclamo de un aumento salarial y en rechazo de «la magra propuesta salarial de la Secretaría de Trabajo«, según dijeron en la noche del martes, en una conferencia de prensa, los titulares de la Asociación del Personal Aeronáutico (APA), la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) y la Unión del Personal Superior y Profesional de Empresas Aerocomerciales (UPSA).

La huelga, de carácter nacional, afecta los vuelos en todos los aeropuertos del país. Eso porque además del personal de Aerolíneas Argentinas, también están de paro los trabajadores de Intercargo, la empresa que efectúa tareas auxiliares en tierra.

Tiempo pudo saber que solo están partiendo vuelos, desde el aeropuerto de Ezeiza, de las aerolíneas American (de EE UU) y de Flybondi (local), porque cuentan con personal de tierra propio.

La huelga nacional en Aerolíneas e Intercargo comenzó en la medianoche y se extenderá durante toda la jornada.

Fernández (UPSA), Llano (APA) y Biró (APLA), en la conferencia de prensa en la que apuntaron contra Caputo.
Foto: Prensa

Aeronáuticos apuntaron a Caputo

En la conferencia de prensa realizada en la noche del martes, los representantes de los tres sindicatos apuntaron al ministro de Economía, Luis Caputo, por el fracaso de unas negociaciones que se llevaron a cabo en la tarde y en las que ya se había alcanzado un acuerdo.

“El ministro de Economía, Luis Caputo, desautorizó a los altos funcionarios de la Secretaría de Trabajo con los que estuvimos negociando un acuerdo y firmamos tres actas”, dijo Rubén Fernández, secretario General de UPSA.

“Nos parece que lo que se busca con esto es volcar a la gente en contra de Aerolíneas y sus trabajadores”, agregó Pablo Biró, titular de APLA, en referencia al hecho de que la empresa no suspendió reprogramó los vuelos que serían afectados por la medida de fuerza.

Edgardo Llano, de APA, completó al recordar que, en el caso de la huelga de los trabajadores conductores de trenes de la semana pasada, la Secretaría de Trabajo no declaró la conciliación obligatoria buscando ese mismo objetivo, que el mal humor social se volcara contra los trabajadores.