La derrota parcial del gobierno nacional en el tratamiento del DNU 70/2023 en el Senado desencadenó un nuevo oleaje de internas en el radicalismo, que por estas horas se debate entre doblarse o romperse.

Desde el comienzo de la gestión de Javier Milei, en la Unión Cívica Radical existe una acalorada discusión sobre el rol que debe tomar el partido ante un gobierno inexperto y con contundente validación electoral. Para el ala dialoguista la UCR debe aportar a la gobernabilidad sin imponer mayores restricciones. El otro sector entiende necesario salvaguardar las banderas del radicalismo y adoptar una postura crítica que le permita al partido  centenario volver a posicionarse como una alternativa de gobierno diferente a la propuesta por los extremos reducidos al peronismo y La Libertad Avanza.

Esta semana, la imposibilidad de concretar acuerdos entre ambas corrientes derivó en la decisión de dar libertad de acción dentro del bloque de senadores, lo que coartó la esperanza del gobierno nacional de aprobar el cuestionado DNU en la Cámara Alta.

La decisión de Martín Lousteau impactó pero no sorprendió. El líder de Evolución, y presidente del Comité Nacional del radicalismo encabeza el grupo opositor y ya había anticipado a sus pares la decisión de no acompañar la norma, postura a la que se sumó el fueguino Pablo Blanco quien denunció “aprietes” por parte de empresarios y mandatarios de su propio partido para que cambie su voto.

El DNU fue rechazado en la Cámara, pero para quienes votaron ese sentido no fue gratuito.

La mañana siguiente a la votación cuatro de los cinco gobernadores radicales y los presidentes del bloque en el Congreso lanzaron un duro comunicado titulado «Queremos un cambio en el país y una UCR moderna». En el escrito critican la decisión de los senadores de rechazar el decreto. «Desde el lugar que ocupa cada uno debemos contribuir con acciones conducentes a lograr los acuerdos que ayuden a sacar a nuestra sociedad de la profunda crisis que está atravesando», enuncia el documento que lleva como destinatario tácito a Lousteau.

Además de Eduardo Vischi y Rodrigo De Loredo, presidentes del bloque en el Senado y Diputados, el texto lleva las firmas de los gobernadores Alfredo Cornejo (Mendoza), Gustavo Valdes (Corrientes) y Leandro Zdero (Chaco), quienes mantienen abiertas diferencias con el porteño desde la elección de las autoridades del Comité Nacional en las que el mendocino y el correntino se enfrentaron a Lousteau en la interna que lo terminó consagrando como ganador. Sus críticas no sorprendieron al arco radical, que sí mostró su asombro por la novedad que llegó desde Jujuy.

El gobernador Carlos Sadir aportó su nombre al comunicado, un movimiento que extrañó puertas adentro del partido por la alianza que el jujeño mantiene con su predecesor, Gerardo Morales, quien a su vez cultiva una estratégica relación con el senador de la Ciudad de Buenos Aires. La jugada del mandatario provincial, explicó a Tiempo un diputado boina blanca, está ligada a las negociaciones que mantienen los gobernadores con la gestión central para obtener beneficios a cambio de la aprobación de la ley Bases.

La teoría del legislador quedó confirmada este viernes con la reunión que De Loredo mantuvo en Casa Rosada con el ministro del Interior, Guillermo Francos, quien horas antes también recibió a cinco diputados del bloque PRO. El exfuncionario bonaerense inició formalmente el intercambio con los sectores dialoguistas -este lunes le tocará el turno al espacio Hacemos Coalición Federal comandado por Miguel Ángel Pichetto- que le permitan afinar el poroteo para evitar una nueva derrota que implicaría un golpe muy grande para un gobierno que  aún no consigue victorias parlamentarias.

A pesar de que el cordobés fue en nombre del radicalismo, un diputado que responde al líder de Evolución adelantó a este medio que el partido no votará en tándem la nueva versión de la ley Ómnibus que el gobierno planea tratar a mediados de abril. “Si De Loredo piensa que conduce a los 34 está equivocado. Somos muchos los que estamos en contra de este decreto. Espero que no le haya prometido todos los votos del bloque a Francos porque va a quedar muy mal parado”, sostuvo ofuscado el disidente, quien se animó a deslizar que las ideas del ex candidato a intendente de la ciudad de Córdoba son más afines a las ideas de Mauricio Macri que a las del espacio que comanda Lousteau.

Si bien desde el entorno del senador no se animan a hablar de rompimiento, no son pocos los legisladores que creen que el paso por la presidencia del bloque radical de Rodrigo de Loredo tiene los días contados. “Es muy difícil armar una estrategia si la mitad de los diputados vota una cosa y la otra mitad otra. Todos los bloques tienen diferencias, pero esto ya se está volviendo insostenible”, se sinceró una diputada. Esta lectura se da, además, en las numerosas versiones que circulan en los pasillos del Congreso sobre el posible armado de un mega frente electoral de cara a las elecciones legislativas del 2025, que cobije a La Libertad Avanza, el PRO y el sector dialoguista del radicalismo para hacer frente a la mayoría parlamentaria que aún conserva el peronismo.

Con la agenda parlamentaria frenada hasta el inicio del tratamiento de la Ley Bases y el DNU, el radicalismo se enfocará en dirimir sus internas. Sólo el paso de las semanas confirmará si Leandro Alem tenía o no razón. «