Como parte de su labor reconstructora de aquella producción intelectual cuya presencia y memoria fueron erosionadas por el paso del tiempo, la Biblioteca Nacional publicó Epistolario, dos volúmenes que compilan buena parte de la correspondencia del filósofo y pensador cordobés Carlos Astrada. Aunque su nombre no alcanzó reconocimiento popular, se trata de uno de los impulsores y máximos representantes del existencialismo no solo en nuestro país, sino en América latina.

Nacido en 1894 y muerto el 23 de diciembre de 1970, discípulo de Martin Heidegger e interlocutor de muchos de los grandes nombres de su época, ambos tomos resultan un aporte significativo a la obra de Astrada. Sus páginas replican intercambios con figuras como Rodolfo Kusch, Emilio Ravignani, Jorge Sábato o el ubicuo Macedonio Fernández, entre otros. A partir de ellos es posible encontrar nuevas dimensiones para aquellas ideas y pensamientos que Astrada abordó en libros como El juego existencial (1933), El mito gaucho (1948) o Tierra y figura (1963).

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Además, el extenso epistolario permite descubrir una dimensión hasta ahora oculta detrás del Astrada público, a partir de las cartas que a lo largo de su vida intercambió con padres, hermanos, hijos y amigos. Una faceta inédita que puede ser entendida de formas muy diversas. Por un lado revela su valor como documento de época, permitiendo descubrir las inflecciones de una lengua que forman parte de un pasado cada vez más remoto.

Es imposible no leer con una ternura no exenta de gracia la formalidad que guardaban incluso los vínculos más íntimos, como aquellos que median entre hijos y padres. Del mismo modo, también son sutilmente notorias las diferencias de tono que se dan entre las primeras cartas que Astrada le escribe a su padre, con solo 13 años, de aquellas que le envía a su primer hijo, 40 años después. En el camino que va de unas a otras es posible ver los cambios que el tiempo imprimió en los usos y costumbres de la lengua.

“Mi querido papá: Les escribo estas líneas para saber cómo se encuentran ustedes de salud. Progreso en mis estudios y he sacado cinco puntos en casi todos mis deberes, y eso que el señor Ojeda es muy mezquino para clasificar. No continúo esta carta porque tengo que estudiar mucho. Reciba un beso de su hijo que tanto lo quiere.”

Fechada en 1907, esta es la primera carta de Astrada que reproduce el Epistolario publicado por la Biblioteca. El respetuoso afecto que el por entonces adolescente muestra por su padre se multiplicará a lo largo de un intercambio que llega hasta 1942, registrando 35 años de vínculo postal en el que su padre, Carmen Horacio Astrada, también dejará constancia del amor, orgullo y admiración que siente por su hijo.

Si el primer volumen comienza con una carta a su padre, en el otro extremo cierra con otra de 1947 a su hijo Rainer, no menos tierna y candorosa. Ahí es posible detectar pequeñas variaciones de tono, no solo en el registro lingüístico sino también en el emotivo. “Querido poeta: Le mando unos pesitos por bonos postales o giró; veré, cuando ponga esta en el correo, cómo es más práctico. Administre bien sus bienes muebles porque la línea es muy delgada. No olvide mis encargos. Cariños de papá”.

Como nota de contexto, la carta no solo da cuenta de la preocupación por su hijo, sino que expresa de forma explícita su inquietud por la cuestión económica, sobre la que siempre regresa en diferentes momentos de su correspondencia y con diferentes interlocutores. Está claro que sobrevivir en la Argentina nunca fue sencillo para intelectuales y trabajadores de la cultura.

Buena parte del interés que guardan los dos tomos del Epistolario de Astrada tiene que ver con pequeñas epifanías como estas, que revelan una parte del mundo cotidiano de un prócer intelectual. Módicos descubrimientos de la vida privada que sirven para poner en perspectiva al hombre detrás de la obra, permitiendo una genuina revalorización.

Libros gratis: «Epistolario», de Carlos Astrada

Como ocurre con todas las publicaciones que realiza la Biblioteca Nacional, los dos tomos de Epistolario, de Carlos Astada, pueden descargarse de forma gratuita a través de la página web de la institución, https://www.bn.gob.ar/micrositios/libros.