En las últimas décadas, los proyectos de radio en contextos de encierro han crecido a lo largo del mundo. En la mayoría de los casos, estos proyectos nacen con el objetivo de amplificar la voz de lo que sucede intramuros, derribar prejuicios y achicar la brecha con el mundo exterior. En la jornada del martes comenzó la Primera Conferencia Latinoamericana de Radio en Cárceles, un evento que convoca a docentes, profesionales y activistas involucrados con la temática, para impulsar el fortalecimiento a nivel regional de una comunidad que crece cada vez más.

Organizada por Prison Radio International, FM La Tribu y el Programa de Extensión en Cárceles de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, la conferencia tendrá lugar hasta el jueves 5 de octubre. Habrá actividades abiertas al público general, con transmisión en vivo por Youtube que comenzarán hoy,  miércoles 4. La agenda incluye paneles temáticos, reuniones de trabajo, programas de radio y visitas a la instalaciones penitenciarias (exclusivas para las personas inscriptas previamente).

Radio en cárceles, experiencias en Argentina

Desde hace siete años, en el Penal de Devoto funcionan actividades de radio en cárceles coordinadas por la radio comunitaria FM La Tribu y el Programa de Extensión en Cárceles de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA (PEC). Estas actividades, que comenzaron siendo sólo talleres sobre comunicación comunitaria, por el propio desarrollo del espacio y la participación activa de los estudiantes, se fueron transformando en un programa radial con emisión periódica por La Tribu bajo el nombre RadioOculta.

En diálogo con Tiempo, Ariel Issaharoff, docente de los talleres junto a Alejandro Demasi, contó que “El taller de radio tuvo distintas versiones. Hoy en día, tiene la forma de un taller semanal de dos horas, eso incluye una parte de preproducción, en donde los estudiantes discuten los temas, en base a alguna idea disparadora que surge de la charla entre ellos y luego grabamos. Después los docentes editamos el programa fuera de la cárcel y se publica periódicamente a través de la plataforma Spotify ”. Los temas que los estudiantes eligen van variando e incluyen desde problemáticas carcelarias hasta asuntos propios de la coyuntura política y social de la argentina.

¿Cómo se hace para sostener durante tanto tiempo un programa de radio en un contexto tan adverso? Ariel cuenta que las dificultades que se presentan para realizar el taller suelen ser de orden administrativo. “Tiene que ver con las condiciones del sistema penitenciario federal, no hay acceso a Internet ni se pueden usar teléfonos celulares. Los docentes no podemos ingresar nuestros teléfonos y si bien tenemos autorización para un grabador y algunos equipos, muchas veces lo difícil son estas cuestiones administrativas”, dice y continúa:

“Y, en un principio, de nuestra parte también teníamos que desarmar los prejuicios habituales de cómo es la población privada de su libertad, con qué ideas nos íbamos a encontrar, con qué historias…todas esas preguntas que uno se hace frente a lo desconocido. Pero rápidamente nos sentimos muy a gusto estando ahí, muy respetados y considerados por los estudiantes. Con el tiempo vamos a naturalizando, lamentablemente, lo terrible que es la vida en la cárcel, las carencias, los problemas de infraestructura, de cuidados, de atención a la salud”. Sobre este punto, hay un episodio paradigmático de RadiOculta que se llama “¿Por qué se rompe un techo?”, en donde se cuenta, con la voz de las personas privadas de su libertad y la participación de Claudia Cesaroni, los sucesos que derivaron en la rotura del techo de uno de los pabellones del penal Devoto el 24 de abril de 2020, en plena pandemia.


El programa de radio colabora a que circulen otras ideas, otras formas de hablar, de escuchar, otras formas de compartir. Muchas veces lo que hacemos en el taller sirve como nexo entre los propios estudiantes y también con el afuera, con la sociedad en general y las familias. Estos programas no los hacen solamente personas que están privadas de su libertad, sino también personas que se informan, que tienen opiniones sólidas y pueden contrastar distintas fuentes. Es un contenido periodístico y tiene los fundamentos necesarios que se le puede exigir a cualquier programa de radio”, apunta Ariel.


Esa vocación fue la que hizo que Daniel Fernández, en 2013, siendo un adolescente detenido en el Centro de Régimen cerrado Manuel Belgrano, empezara a armar un proyecto radial junto a sus compañeros. A raíz de una iniciativa propia y con ayuda de los talleristas de la institución, construyeron micro episodios radiales y “comenzamos a darle impulso a nuestra propia voz, a hablar sobre cómo era una institución de jóvenes y desarmar así las imágenes estigmatizantes que muestran los medios”, dice a Tiempo.

A partir de esa experiencia, Daniel se enamoró de la radio y los proyectos de comunicación comunitarios. Tiempo después, ya en libertad, empezó a trabajar para la Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual. En ese marco estará participando de la conferencia, en la emisión de un programa especial que se estará transmitiendo hoy a las 13.30 horas por FM La Tribu.


Radio Mosquito

Otro de los proyectos que participarán de la Primera Conferenci Latinoamericana de Radio en Cárceles es Radio Mosquito, una experiencia del Centro Universitario San Martín de la UNSAM en la unidad penitenciaria 48, que está cumpliendo quince años. “Las personas privadas de su libertad vienen siendo muy vulneradas desde su condena. La privación de la libertad en el sistema carcelario actual suspende otros derechos que no son sólo el ambulatorio. Lo que hacemos desde los espacios educativos y artísticos es combatir eso y acompañar a que no pierdan el derecho a la comunicación, al intercambio, al deseo, eso no debería estar privado”, dice Diego Skliar, docente del taller, en diálogo con Tiempo.

Entre los países latinoamericanos que participan de la conferencia están Uruguay, Ecuador, Colombia, Brasil y México.

Cantos desde el Guamúchil

Uno de los proyectos mexicanos que forma parte de la partida es el de la Colectiva Editorial Hermanas en la Sombra. Elena De Hoyos, su principal impulsora, empezó a trabajar en contextos de encierro en el año 2007, a través del programa de gobierno “Mujer, escribir cambia tu vida”, una iniciativa de la Secretaría de Cultura y Artes de Oaxaca que buscaba promover el acceso a la escritura y la lectura en mujeres privadas de su libertad en México. El proyecto luego derivó en la creación de la Colectiva, la consiguiente publicación de libros como Revelaciones intramuros y la edición de la revista Y ahora qué sigue, producida en el Centro Femenil de Reinserción Social en Atlacholoaya. Todas formas de “Disolver los muros de la cárcel, sanar la herida de la separación entre las personas que están privadas de su libertad y el mundo exterior. Es un trabajo de picar piedra”, dice en diálogo con Tiempo.

Después llegó la radio. Con apoyo del Instituto Morelense de Radio y Televisión (IMRYT), el colectivo logró realizar capacitaciones radiofónicas en el Penal de Atlacholoaya. Aunque en condiciones precarias (sin cabina radial y en un pequeño cuarto de la prisión), las mujeres privadas de su libertad le pusieron voz a los libros que habían escrito. Después, a través del financiamiento de la red global de Derechos Humanos “International Group for Indigenous Affairs” (IWGIA), crearon el programa de radio Cantos desde el Guamúchil, una producción con las historias de vida y acceso a la justicia de ocho mujeres indígenas y campesinas detenidas en el centro de reclusión Cereso de Morelos.

El programa se transmitía constantemente a la población de la cárcel y también extramuros. “No pretendemos educar a las personas en la cárcel, no nos tomamos esa atribución, lo que pretendemos es concientizar a la opinión pública de lo que realmente está sucediendo en la cárcel y las problemáticas de género que atraviesan las personas privadas de su libertad. La cárcel no sólo no es la solución para la delincuencia, sino que agrava las desigualdades. La radio permite visibilizar esto, revelarle a la ciudadanía la verdad de lo que está sucediendo en las prisiones, mostrar que las personas que están detrás de esos muros no son los monstruos que nos dicen que son. Tenemos que poder mirar de frente esa verdad y hacernos responsables como sociedad. Las cárceles hoy son centros de tortura”, dice De hoyos.

Desde hace dos años, la Colectiva editorial Hermanas en la Sombra tiene negado el acceso a los penales. “Impiden la entrada de nuestros talleres culturales, sólo pueden entrar grupos religiosos. No quieren que se sepa el maltrato y la crueldad que están viviendo las personas ahorita dentro de la cárcel”, detalla.

La Colectiva es una de las organizaciones que participa de la Primera Conferencia Latinoamericana de Radio en Contextos de Encierro. “Es importante compartir experiencias, sensibilizarnos con logros de otros países y aprender metodologías. Es vital para poder enriquecer los trabajos en cada lugar y bueno, pues realizar la fantasía bolivariana: somos una sola nación, estamos atravesados por problemáticas similares y unirnos nos hace más fuertes”, concluye.