La pintura puede en algunos casos el acercar paisajes imposibles de visitar por verse privado de la libertad. Por eso, muchos de los presos de la cárcel de Guantánamo, donde muchos  prisioneros están presos sin haber sido sometidos a juicio, hicieron de la pintura una forma de libertad imaginaria. 

 Antes de ser entregado a Omán, Muhammad Ansi, de origen yemení pasó 15 años en la prisión de Guantánamo sin ser juzgado.. La pintura lo rescató en parte de la tortura de la prisión. Sus trabajos junto a los de 8 compañeros en similares condiciones de cautiverio están expuestos desde el mes de octubre en la galería de los Presidentes en el John Jay College of Criminal Justice y permanecerán allí, salvo alguna orden en contra, hasta el 26 de enero. 

Según los curadores de la exposición, informa el diario El País de España, pintar el mar es un común denominador de las pinturas expuestas, ya que simboliza la libertad y la inmensidad de la que no pueden gozar los reclusos. Que los presos pudieran pintar y conservar sus trabajos no fue algo que se dio espontáneamente, sino que fue el resultado de una larga lucha de sus abogados. Sin embargo, con el cambio presidencial, también esto se modificó y la muestra se volvió la piedra de la discordia, ya que el Pentágono argumenta que todo lo producido en Guantánamo es propiedad del Gobierno de los Estados Unidos. Una nueva regla incluye también las obras de arte. 

Por esta razón no sólo la muestra corre peligro de no extenderse hasta el plazo previsto, sino que también se planea quemar las obras producidas con anterioridad a ella. Las hogueras para quemar libros y otros objetos culturales son de triste memoria no sólo en América del Norte, sino en América en general Los organizadores de la exposición han expresado su desacuerdo con esta política del Departamento de Defensa, pero es sabido que, a diferencia de los que sucede en las series y en el cine de Hollywood no siempre es el bien el que triunfa, por lo que la autodenominada Tierra de la Libertad y de las oportunidades puede, según parecer, destruir aquello con lo que no concuerda ideológicamente sin por eso considerar que está cercenando derechos. 

“Quemar arte es algo que hacen los regímenes fascistas y los terroristas, no el pueblo americano”, afirman los organizadores, pero parece que pese a la buena fe de quienes creen en lo que dicen, esta frase no es tan cierta. Muy probablemente  los 41 presos de Guantánamo verán estrecharse más aún sus de por sí estrechas libertades. Soñar y plasmar los sueños en un lienzo en formas y colores, según lo consideran las autoridades, es una actividad subversiva intolerable en la Tierra de la Libertad.