Una primogénita y heredera del rey de Cornwallis recibe una indeseada propuesta de matrimonio. Para postergar o acaso eludir esa unión decide emprender una peregrinación a Roma que durará tres años, acompañada por once mil vírgenes. Basada en esta historia que forma parte de la Legenda Áurea, verdadero bestseller medieval compilado hacia 1250 por el genovés Jacobus da Voragine, los días 5 y 6 de agosto en la Sala Argentina del Centro Cultural Kirchner, se llevará a cabo el estreno de El sueño de Úrsula, ópera de cámara de Mariano Vitacco, con libreto de María Negroni, basado en su novela homónima en la que aborda esa historia.

«Tengo la experiencia de haber compuesto música para orquesta, agrupaciones de cámara o coros, pero para abordar la composición de una ópera necesitaba encontrar una historia que me enamorara», comenta Vitacco. «Yo conocía la obra de María, pero cuando leí El sueño de Úrsula me cautivó la historia, sus personajes y su manejo del lenguaje. Y me di cuenta de que en la novela estaban los elementos como para encarar la escritura de una ópera de cámara. La historia narra el viaje de una mujer en búsqueda de sí misma, acompañada por un grupo de mujeres. Cada una de ellas tiene su propia personalidad la que, a su vez, representa una de las facetas de la personalidad de Úrsula. Es una historia atemporal pero que nos habla también del hoy. Creo que musicalmente también logré darle una personalidad especial, con elementos sonoros del pasado pero desde una visión contemporánea», agrega.

Negroni afirma que fue muy enriquecedor el proceso de creación de la obra, y señala que la conmueve el hecho de que Vitacco es alguien que conoce mucho el libro, «¡incluso más que yo!». Y señala: «la música que compuso me parece que es extraordinaria y de una gran riqueza. El viaje siempre ha sido un tópico importante en la literatura épica de todos los tiempos. La obra está ubicada temporalmente en el Bajo Medioevo. Está tomada de la Leyenda Dorada, un libro que reúne historias de santos, magia, brujería, cuestiones místicas y mitológicas. La de Úrsula es una de las leyendas, en la que ella es una joven que no quiere casarse. Es una hija primogénita heredera al trono a la que le aparece un poderoso príncipe pretendiente. En un sueño se le aparece un ángel que le sugiere tres estratagemas para evitar los esponsales: que le pida al príncipe once mil vírgenes, barcos, y que le dé un plazo de tres años para peregrinar a Roma para hacerse bautizar».

La ópera cuenta con la dirección musical de Néstor Andrenacci, puesta en espacio de Oscar Araiz, vestuario de Renata Schussheim y diseño visual de Eduardo Stupía, y los solistas serán Graciela Oddone (soprano), Susanna Moncayo (mezzosoprano), Víctor Torres (barítono), Nadia Szachniuk (soprano), Florencia Bobadilla Oliva (mezzosoprano) y Elías Ongay (tenor). A ellos se suman los músicos Patricia Da Dalt (flauta), Raquel Dottori (oboe), Federico Landaburu (clarinete), María Paz Sotullo (samplers), Mariano Malamud (viola), Gabriela Massun (violoncelo), Gustavo Medina (contrabajo), Lucrecia Jancsa (arpa), Bruno Lo Bianco (percusión) y el Grupo de Canto Coral (GCC). La iluminación es de Roberto Traferri y la producción general y artística son de Susanna Moncayo.

«En mi relato la historia está cambiada», apunta la escritora. «Las mujeres son once y no son vírgenes. Juntas forman parte de este cortejo inverosímil ya que a principios del siglo IV era impensable un viaje de mujeres solas que parten de Cornwallis, al sur de Inglaterra, remontan el río Rhin y cruzan los Alpes a pie para llegar a Roma. Pero a pesar de esa inverosimilitud el nudo del relato plantea la situación de una mujer que duda entre su autonomía y el amor. En el viaje ella es perseguida por el pretendiente que le envía cartas y hace un seguimiento de su periplo. Estos planteos están formulados en la Edad Media, pero continúan teniendo vigencia en la actualidad».

«En la historia hay una de las integrantes del séquito que es frívola y coqueta, otra es ambiciosa, otra es escritora, otra es lesbiana, otra es una sabia, otra está enamorada, otra es una mística, otra es una traidora… es casi una abanico de los pecados capitales alrededor de Úrsula, una fractalización de su personalidad», agrega.

En el aspecto musical, la escritora y el compositor reconocen que fue un trabajo complicado y llevó bastante tiempo de elaboración. Según Viacco «hay dos aspectos del libreto que ayudan mucho a estructurar la ópera, que son las tres cartas que este príncipe del cual Úrsula huye le envía. Estas sirven como leit motiv que estructura el discurso musical. Y el otro aspecto son la apariciones de la narradora (Isabel de Schönau), que es una visionaria que no forma parte del cortejo de vírgenes, que habla desde otro tiempo, y que dice que fue amiga de Hildegard von Bingen (conocida como La sibila del Rhin y como La profetisa teutónica), que narra y va adelantando de manera no lineal lo que va a ocurrir».

El compositor comenta que en la obra «hay muchos saltos en el tiempo, anacronismos, flashbacks, imágenes de la infancia de Úrsula, las cartas, las apariciones de la narradora… Desde la música aproveché todos estos elementos para incorporar recursos musicales del medioevo trabajados desde un lenguaje actual lo que permite la articulación con el lenguaje del texto de María, basado en la tradición pero que tiene eco en lo contemporáneo. Hay además sutiles retóricas cercanas al barroco dentro de un contexto medieval, lo cual genera una fusión sonora interesante. Todo esto es posible gracias a la posibilidad de contar con un plantel de instrumentistas de gran nivel».

La escritora remarca el espíritu onírico de la obra: «Existen muchas versiones sobre esta leyenda. Pero hubo una discípula de Hildegard von Bingen, llamada Isabel de Schönau, que escribió una epístola a las vírgenes de Úrsula, y es la que narra la historia. Pero lo interesante es que ella vivió en el siglo XII. El desafío fue hacerla aparecer en una historia que transcurre en el siglo IV. Y lo hace como una presencia onírica ya que viene del futuro. Sabe qué es lo que va a pasar y conoce las múltiples versiones de la historia de Úrsula. O sea que se crean distintos entramados y niveles de conciencia sobre lo que la protagonista sueña, vive o recuerda. Toda esta situación va conformando un rompecabezas que determina que esta ópera se transforme en una historia casi cinematográfica».

Según el músico, todos los artistas participantes asumieron un gran compromiso con el proyecto y generaron un evento novedoso dentro de un género como la ópera en el que se cruzan distintos lenguajes, historias y un sofisticado trabajo de la imagen. «Creo que el público se está acostumbrando cada vez más a este tipo de propuestas».

Negroni considera que «la obra plantea qué diferencia hay entre una épica femenina y la épica tal como la hemos estudiado con sus héroes y sus batallas. Me da la impresión -dice- de que en la épica femenina hay un elemento que es más receptivo y que tiene que ver con el escuchar o el recibir, como una cámara de ecos en la que pueden germinar cosas. En cambio en la épica masculina siempre se potencia la acción y la valentía. El debate actual es plantear qué significado tiene una épica escrita y protagonizada por una mujer».

El sueño de Úrsula (estreno mundial). Ópera de cámara de Mariano Vitacco sobre libreto de María Negroni, basado en su novela homónima. Sábado 5 de agosto a las 20, Domingo 6 de agosto a las 19. Sala Argentina / Centro Cultural Kirchner, Sarmiento 151. Entrada gratuita; reservas en http://www.cck.gob.ar/reservas, desde el martes 1 de agosto.

Foto del elenco:
Graciela Oddone, Víctor Torres, María Negroni, Elías Ongay, Renata Schussheim, Mariano Vitacco, Susanna Moncayo, Eduardo Stupía, Oscar Araiz, Florencia Bobadilla Oliva.