Luego de la edición anterior que batió el record de concurrencia tras la pandemia, con el fantasma de la crisis actual del papel que atraviesa la industria editorial y después del fuerte discurso de Guillermo Saccomanno que el año pasado provocó una encendida polémica, los asistentes estaban ansiosos por saber de qué manera se desarrollaría la apertura de la 47ª edición de la Feria Internacional del Libro.

La ceremonia de apertura se abrió con el discurso de Alejandro Vaccaro, presidente de la Fundación El Libro (FIL), entidad organizadora de la Feria y, además, especialista en Borges quien además de consideraciones generales sobre la Feria destacó un hecho muy auspicioso como la compra de libros de texto del Ministerio de Educación de la Nación: 16 millones de ejemplares de los cuales 11,5 están destinados a la enseñanza primaria y 4,2 a la secundaria. A estos se suman los 3,5 millones comprados hacia fines de 2022.

Hizo hincapié, además, en la importancia de que el proyecto de ley de creación del Instituto del Libro y la Lectura tanto como  el proyecto de Creación de recaudación de Derechos Colectivos no perdieran estado parlamentario.  

Se refirió también a la importancia del apoyo del Estado para asegurar el abastecimiento de papel destinado a la industria editorial y advirtió que las dificultades de la importación ponen en peligro la diversidad bibliográfica.

Quizá  uno de los párrafos más aplaudidos de su discurso fue el referido a la defensa de la democracia que siempre estuvo entre los principios tanto de la Fundación el Libro como de la Feria que la institución organiza. La razón más obvia de esa mención es que uno de los ejes de este año de la Feria está relacionado con los 40 años de democracia, pero seguramente la mención también tiene que ver también con la suspensión de una mesa redonda organizada por negacionistas en la planeaban presentar un libro que habla del “mito de los desaparecidos”.

La palabra del ministro de Cultura, Enrique Avogadro

A su turno, el ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires hizo una enumeración de las actividades culturales organizadas desde su ministerio y aseguró que la Feria es “un encuentro comercial, la esperan miles de personas para reencontrarse, discutir, celebrar el libro y la palabra. Es un gran artefacto cultural difícil de explicar». Como muestra de apoyo de parte de gobierno de la Ciudad al acontecimiento que se estaba inaugurando, destacó el emplazamiento de un libro gigante en el obelisco “ante el que mucha gente se detiene para sacarse fotos”.

A pesar de amable tratamiento protocolar, el discurso del ministro de Cultura de la Nación Tristán Bauer hizo evidente cierta tensión al referirse a «la gravedad que significó que durante el gobierno de Mauricio Macri se sancionara una ley para quitar la financiación a las actividades culturales y a las bibliotecas populares», aunque, afortunadamente, el Congreso votó «la continuidad de las asignaciones específicas por 50 años más».

Dado que este año la ciudad invitada de honor es Santiago de Chile participaron de la inauguración dos de sus autoridades, el ministro de las Culturas, las Artes y el Patrimonio Jaime Aguirre y el gobernador regional Claudio Orrego. Entre la comitiva chilena figuran el poeta Raúl Zurita, Alejandra Costamagna y Alberto Fuguet.

Esperado discurso de Martín Kohan

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Martín Kohan

Vestido de manera informal y sin acartonamientos de ocasión, Martín Kohan puso en evidencia un gran sentido del humor. Se refirió a la Feria del Libro y otros acontecimientos culturales como la vidriera en la que los escritores y escritoras se exponen a sí mismos.

También habló de las características que la lectura tiene en estos tiempos en que el teléfono celular  (tema sobre el que escribió un ensayo publicado recientemente) supone una continua interrupción para el lector. Señaló, además, que contrariamente a la actitud que tenía Borges, hoy hay escritores que privilegian la propia escritura sobre la lectura.

“Pienso –dijo- en la tendencia de época a centrarse fuertemente en el escribir y en ser escritor haciendo de la lectura apenas un insumo necesario a tal efecto y eso en el mejor de los casos porque, en otros casos se la considera eventualmente prescindible. No pasó acaso con los lectores que son solamente lectores que les preguntan: “¿pero vos no escribís?” como si fuesen seres menguados, seres truncos, incompletos, como si les faltara algo, como si ocuparan un estadio inferior en la escala del progreso del a evolución literaria.”

Fueron muchos los momentos en que su ironía despertó la risa del público. Sin ningún afán de prédica moralizante afirmó que “el mundo entero conspira contra la lectura”.

La 47ª edición de la Feria del Libro quedó formalmente inaugurada a las 21.