En otra grave muestra de lo que puede provocar el exceso de corrección política, la red social Twitter bloqueó a la escritora argentina Ariana Harwicz por publicar en su cuenta personal el título de su primera novela, Matate, amor. El motivo: la empresa del pajarito consideró que la frase promovía el suicidio. De inmediato la autora manifestó su desacuerdo y malestar ante la insólita decisión, a la que catalogó como «un mecanismo de coerción ideológica, con las pautas y coordenadas propias del liberalismo y del capitalismo».

Harwicz dio a conocer lo acontecido a través de la misma red social cuando su cuenta volvió a ser habilitada. «Ayer mi cuenta fue bloqueada por ‘promover el suicidio’ + ‘incitar a la automutilación’ al escribir el título de mi novela. Me enviaron una lista de centros para evitar que me suicide. A la mexicana Margo Glantz también la bloquearon por solidarizarse», escribió hoy la argentina afincada en Francia en su cuenta @ArianaHar.


«No me había pasado nunca antes. Creo que es la lógica del poema de Bertolt Brecht, ‘Ahora vienen por mi, pero es demasiado tarde’. Es la lógica del terror político de las dictaduras, del fascismo. Aunque no estoy diciendo nada nuevo: el mecanismo de presión ideológica, de coerción, el ambiente de presión existe, con las pautas y las coordenadas propias del liberalismo y del capitalismo», dijo Harwicz en diálogo con Télam desde el pueblo francés donde reside.

La escritora, nacida en Buenos Aires en 1977, escribió un tuit ayer con el título de su primera novela (2012), que fue candidata al prestigioso Premio Man Booker y en la que narra de manera descarnada la experiencia violenta de reformular los vínculos familiares y el amor. «Simplemente respondí a un tuit comentando algo de la protagonista de mi novela y me bloquearon la cuenta temporalmente. El algoritmo entendió una supuesta promoción del suicidio y de la automutilación. Ahora volví pero le pasó a otras personas que twitearon el nombre de mi novela, como a la escritora mexicana Margó Glantz, que es amiga, la bloquearon también», relató la autora de otros libros, como La débil mental y Precoz.

«Algunos podrán pensar que, bueno, se trata de esquivar los algoritmos que causan problemas, o que se trata de saltear una letra y poner en su lugar una X. ¿Qué puedo decir nuevo? Ya lo dije varias veces, esto es el mismo régimen bajo el cual tienen que escribir los autores hoy, en otra escala», sostuvo.

«No es una editorial pero es parecido a una editorial; es el mismo sistema, con pautas trazadas desde el punto de vista de la ideología, con palabras que se permiten y palabras que no, so pretexto de no ofender, no insultar, no incitar a la violencia, al suicidio, al racismo, a la automutilación. Sigue siendo falta de libertad, sea Facebook, Twitter o una editorial en cualquier parte del mundo», precisó.

En este punto, agregó: «Ya hay editoriales que funcionan así aunque no lo digan, aunque no sea explícito, aunque no haya listas negras. Ya hay abogados que leen los manuscritos. Lo vengo diciendo hace mucho. Y, claro, ya hay autocensura. Es bastante deprimente y no sé cuál es la salida. Irse de las redes puede ser o tratar de generar una resistencia desde otro lado, pero es muy difícil».

«Siempre está esa idea de alguien que señala, el vicio de la vigilancia, de denunciar. Pero también puede ser un sistema de control de algoritmos, caótico y anárquico, que simplemente detecte y bloquee», aseguró. «El toque final perverso -agregó la escritora- es que te dicen ‘Si tenés ideas suicidas, pedí ayuda’, y te mandan links a centros de rehabilitación. Es todo muy perverso y, en el fondo, muy gracioso también».

Las respuestas no tardaron en llegar en la misma plataforma social, donde los lectores de Harwicz respondieron frases como el anuncio de una nueva película titulada «Mi algoritmo es demasiado literal» u otra que decía «Nos quieren matar de corrección política, simbólica y fafafa».

La sanción a la cuenta de la escritora también fue repudiada por la escritora Claudia Piñeiro, quien posteó: «Lo peor de todo es que denuncias que mandan mensajes aludiendo a Hittler (aplicado a tu persona) o a Falcón verdes (qué te pasarán a buscar) y no hacen nada. Eso no les parece agresión ni peligro ni violencia».