La muerte de Ricardo Piglia, a los 75 años, continúa una seguidilla de tristes noticias para la literatura nacional. El escritor, que sufría desde hace varios años de esclerosis múltiple, deja una de las obras de ficción más intensas de las últimas décadas. Además de sus textos ficcionales, tanto sus ensayos (Crítica y ficción, Formas breves o El último lector) como su faceta de profesor lo encumbraron como uno de los grandes lectores de la literatura nacional. Sus escritos sobre Roberto Arlt, Juan José Saer, Antonio Di Benedeto, Macedonio Mernández y Witold Gombrowicz reubicaron las lecturas que de ellos se hacía hasta ese momento proponiéndolos en un centro de mucho mayor atención y así recreó el canon literario nacional tal como se lo conoce hoy día .

Su novela Respiración artificial, de 1980, produjo un quiebre en los lectores del momento y marcaron el comienzo de su entrada en la gran sala del canon mayor de la literatura argentina y latinoamericana. Plata quemada (1997) fue otro de los hitos de su extensa obra. La publicación de sus diarios personales bajo el nombre de su alter ego Emilio Renzi (personaje que lo acompaña desde su primer libro de cuentos cuentos La invasión, de 1967) es la última entrega del gran escritor. La publicación de la última parte de esta trilogía está prevista para septiembre de este año.

Además de haber sido traducido a más de 15 idiomas, fue distinguido con los mayores galardones de la literatura hispanohablante, como el Romulo Gallegos, el Formentor y el Iberoamericano de Narrativa Manuel Rojas.

Su profesión como docente lo llevó por las aulas de la Facultad de Filosofía y Letras y por Princeton, en EE.UU. Además de dos grandes ciclos en la televisión pública, impulsados por el entonces director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, uno sobre novela y otro sobre Jorge Luis Borges. En ellos demostraba una llana claridad con una erudición y creatividad, combinación poco usual.

Para ver las clases online Borges por Piglia, cuatro clases para atesorar