La revolucionaria música de Ástor Piazzolla, sello indiscutido de la vanguardia sonora de Buenos Aires, encuentra en el Quinteto Revolucionario a una de las agrupaciones más representativas a la hora de dar vida a obras que ya adquirieron reconocimiento a nivel universal.

Este domingo 19 a las 19, en el Auditorio Ástor Piazzolla del Centro Cultural Borges, esta agrupación demostrará una vez más por qué la música del notable creador marplatense sigue vigente y vital a dos décadas de iniciado el siglo XXI.

El Quinteto Revolucionario está integrado por Cristian Zárate en piano, Lautaro Greco en bandoneón, Sebastián Prusak en violín, Sergio Rivas en contrabajo y Esteban Falabella en guitarra eléctrica.

Bajo el nombre Quinteto Astor Piazzolla la agrupación publicó tres discos (Revolucionario, Fugatta y En 3×4). A partir de la nueva etapa que comienza con el cambio de nombre publica el álbum 100 años (que fue nominado al Grammy Latino 2021), celebrando el centenario del nacimiento del bandoneonista. El incansable trabajo de investigación y análisis de las partituras de la obra de Piazzolla enfatizan el estilo construido por el músico y los solistas que lo acompañaron en las distintas agrupaciones que lideró, desde la Orquesta del 46 hasta el Sexteto de 1989.

Las actividades del Quinteto continuarán el 25 de este mes y el 2 marzo en el FIBA, donde se presentará con el grupo de danza contemporánea Noestango.  En abril, el grupo preparará material que será grabado en agosto con la Orquesta Juvenil Sinfónica de Bogotá. En junio, dará un concierto en Bebop junto con el cellista brasileño Jaques Morelenbaum y desde septiembre iniciará una extensa gira por Asia, Europa y América Latina.

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Foto: Prensa Quinteto Revolucionario

En charla con Tiempo, Sebastián Prusak habla sobre el minucioso trabajo del ensamble.

– Desde su creación fueron conocidos como Quinteto Ástor Piazzolla. ¿A qué se debió el cambio de nombre?

– Durante dieciséis años fuimos conocidos como el Quinteto de la Fundación Ástor Piazzolla. Luego pasamos a denominarnos como Quinteto Ástor Piazzolla y, más tarde, este nombre fue cedido por Laura Escalada, fundadora y presidente de la Fundación, a un productor que empezó a explotar esa marca. Hasta que un día él decidió echarnos y armar otra agrupación con ese nombre. Cuando esto ocurrió nosotros decidimos seguir tocando con nuestra formación. Pero como no podíamos utilizar el nombre con el que fuimos conocidos, decidimos llamarnos Quinteto Revolucionario.

– ¿Y continuaron con la misma búsqueda estética y sonora?

– Así es. Esto fue por varios motivos. Nosotros habíamos publicado un disco titulado Revolucionario, que ganó el Premio Grammy Latino 2019 como Mejor álbum de tango. Para que se nos identifique con el nombre del disco con el que fuimos galardonados con aquel premio es que decidimos llamarnos Quinteto Revolucionario. Posteriormente la Fundación decidió desvincularse de este productor e incorporarnos nuevamente como la agrupación oficial de la misma.

– ¿De qué manera es posible encarar una obra como la de Piazzolla y aportarle una mirada propia?

– La música de Ástor, si bien fue compuesta hace muchos años, siempre fue de avanzada y sigue vigente hasta el día de hoy. Esto es algo que a esta altura ya nadie discute. Llamativamente, creo que se la comprende mejor en la actualidad que en los tiempos en los que fue creada. Nosotros somos muy estudiosos de toda su historia, de las características sonoras de cada una de las formaciones que armó y de cómo fue modificando y adaptando su manera de encarar su propia música a medida que pasaba el tiempo y su relación con distintos músicos. Aprendimos a detectar distintos códigos que utilizaba para interpretar su propia música. Y esto lo hacemos no solo indagando en sus partituras, sino también escuchando sus discos y videos. Este trabajo de investigación nos da pautas y detalles que, a veces, pueden parecer ínfimos o pasar inadvertidos. Pero en definitiva, son esos pequeños detalles los que enriquecen nuestra interpretación de sus composiciones.

– ¿Qué ejemplos se puede mencionar al respecto?

– No es la misma la manera en la que interpretaba “Adiós Nonino” en los 60 que la forma como lo hacía en sus últimos tiempos. Así como tampoco era similar su interpretación con los primeros quintetos que con el sexteto, que fue la última formación con la que actuó. Creemos que lo que hacemos es interpretar su música como lo haría él en la actualidad, con la velocidad, el vértigo, lo incisivo de las acentuaciones y la pulsión con la que vivimos en esta época. No es igual a lo que se vivía hace sesenta años, cuando estas obras fueron compuestas.

– Cuando se escuchan las versiones del quinteto de ustedes se nota el sonido actual que le aporta a la obra de Piazzolla pese a ser una formación a la que se la podría denominar tradicional. ¿Cuánto de experiencia y conocimiento individual le agrega cada uno de los integrantes de la agrupación?

– Cada uno de nosotros tiene su propio estilo interpretativo, más allá de abordar la música de Ástor. Sus composiciones siempre estaban relacionadas con los músicos que tocaban con él en cada momento. Sabía qué rol podía jugar cada integrante y sus partituras trataban de sacar lo mejor de cada uno de ellos. Al pasar sus obras por nuestro tamiz, conseguimos ocupar esos roles pero desde nuestra experiencia y conocimiento personal. Por esto ocurre lo que referís, que nuestro quinteto suena  como Piazzolla, pero en 2023. Tuve la oportunidad de asistir a clases con Nicolás Chumachenco, un gran violinista y maestro polaco, que falleció en 2020. Fui a una master class dedicada a Johann Sebastian Bach, quien es un músico que, a pesar de haber vivido hace muchísimos años, se lo sigue estudiando con gran profundidad por todo lo que hay en cada una de sus partituras. Y él dijo una frase que me quedó muy marcada: “no quiero que alguien salga de esta clase diciendo que Nicolás Chumachenco dijo que Bach se toca de esta manera, porque estoy seguro que dentro de un año yo voy a tocar Bach de otra manera”. Esto me dio la pauta de que todas las músicas, desde las más antiguas y, obviamente, también la de Ástor, tienen todavía muchos elementos para ser descubiertos. Y esos descubrimientos se hacen desde el estudio, la interpretación y la reinterpretación de cada una de las obras que él compuso. Los intérpretes que integraron cada una de las agrupaciones que formó Ástor fueron fundamentales en la reinterpretación y adaptación de sus obras. Cada uno de los grandes músicos que lo acompañaron a lo largo de su carrera tenía su propia visión y la gran riqueza de su obra, más allá de su lápiz genial, tenía que ver también con cómo ellos pudieron descifrar sus composiciones.

– Como estudiosos obsesivos de su obra, ¿consideran que todavía hay mucho más por descubrir en cada partitura de Piazzolla?

– La música de Ástor está tan bien escrita que es imposible hacerla sonar mal. Músicos profesionales o semi profesionales pueden encarar obras como “Libertango”, por ejemplo, y es muy difícil que no logren que suenen bien. Ahora bien, hacerlas sonar con este lenguaje oculto que tienen sus partituras y que muchas veces no está escrito, sino que aparece escondido entre las notas y los silencios, significa prácticamente una vida de estudio. Esto es necesario para poder llegar a leer y descifrar lo que no está escrito y que es ese lenguaje que está detrás. Es algo intangible y que no se puede enseñar. Esto pasa con los grandes creadores de todos los tiempos. Y Piazzolla, sin dudas, es uno de ellos.

El Quinteto Revolucionario se presenta el domingo 19 a las 19, en el Auditorio Ástor Piazzolla del Centro Cultural Borges, Viamonte 525, CABA. La entrada al concierto es libre y gratuita con reserva previa a través de la página web del Centro Cultural.