A partir de este viernes, y hasta el 5 de noviembre, se realizará en la capital de Chile una nueva edición de la mayor cita deportiva del continente: los Juegos Panamericanos Santiago 2023. Entre las principales atracciones de Argentina se encuentra Franco Florio, el velocista que en septiembre de 2022 quebró, en Brasil, el récord nacional de 100 metros, cuando lo bajó a 10s11. Hasta entonces, y desde 1988, la marca estaba en manos de Carlos Gats con 10s23.

Nacido en Villa del Parque hace 23 años, la joven promesa es consciente de semejante impato en el atletismo nacional pero, también asegura, todavía no llegó a su techo. “Si tuviera la cabeza de una persona de 28 o 29 años te diría que sí, que habría que pensar en qué cambiar para mejorar. Pero me encuentro en una curva que va para arriba y que viene bien, así que solo queda seguir entrenando para mejorar”, asegura.

La competencia de Florio en los Juegos Panamericanos comenzará el 30 de octubre con las series clasificatorias y será más que atractiva porque podría tener como competidores a los brasileños Erik Barbosa (9s97), Renan Gallina (10s01) y Felipe Bardi (9s97), el colombiano Ronan Longa (9s99) y los jamaiquinos Jevaughn Whyte (10s25) y Odaine McPherson (10s21), todos máximos exponentes del continente.

Los Panamericanos también son importantes porque otorgan marcas A y B para los Juegos Olímpicos de París 2024. Con respecto a los 100 metros masculinos, el tiempo válido será de 10s00 y, en caso de no lograrlo en Santiago 2023, la World Athletics estableció que los velocistas podrán intentar esa marca hasta el 30 de junio de 2024.

En tiempos en que la salud mental comenzó a ser agenda dentro del deporte, el velocista reconoce que “intenta acostumbrarse a la presión” y que no trabaja con ningún tipo de orientación psicológica. Con un pasado reciente en Los Pumas 7, Florio atribuye su fortaleza mental justamente a este deporte: “De la cabeza siempre fui muy fuerte. Por ejemplo, perdía un partido de rugby y al otro día estaba haciendo atletismo, entrenaba para el próximo partido o mismo ya tenía otro desafío puesto; entonces no tenía tiempo de estar frustrado”.

Ser un atleta de alto rendimiento implica exigirse al máximo en todos los aspectos y el mental es igual de clave que los demás. También es importante destacar que en el atletismo, con todas sus complejidades, las medallas se definan por detalles finísimos, de milésimas de segundos. En ese contexto, Florio analizó qué es ganar y qué es perder: “Es lo más lindo y lo más feo que tiene este deporte. Cuando estás ahí adentro, en la pista, y lo lograste por una milésima es increíble. Pero cuando te quedaste del otro lado, es horrible”.

De todas formas, el atleta sabe que “son las reglas del juego” y más en la disciplina que practica. Solo conoce una excepción: el hombre que lo hizo enamorarse de este deporte cuando tenía 16 años, el jamaiquino Usain Bolt. “Él ganaba y le sacaba dos cuerpos al segundo, a veces tres cuerpos. No es normal. Hoy ves el photofinish y en general se define por el “pechazo”, con los tres primeros puestos muy apretados”, evaluó.

Florio sabe que la instancia que logró el año pasado en Brasil en cierto modo lo pone “contra la espada y la pared” porque, de ahora en adelante, él será su propio rival: “Las milésimas cuestan un poco más bajarlas, pero el desafío es el mismo, bajar los 10 segundos”. En una mente tan joven, a la cual le llegó “el éxito” tan temprano, todos estos fantasmas, sumados a la interacción en redes sociales, pueden llegar a ser perjudiciales. De todas formas, el exPuma admite que es amigo de las redes, aunque reconoce que “es muy difícil estar todo el día concentrado, entrenar y recuperarse y encima estar pendiente de publicar cosas que tengan repercusión en las redes sociales”.

En eventos mainstream como los que comenzarán esta semana, y probablemente también en París 2024, los deportistas amateurs quedan bajo la lupa y se exponen a análisis de expertos y otros opinólogos. A Franco eso no lo asusta. Si bien está alerta, por el momento afirma que no recibió ningún tipo de “hate” ni bullying por sus resultados: “Por ahora me va bien, pero lo que razono es lo siguiente: lo que piensen los demás es eso, justamente lo que opinan los demás. A mí no me preocupa, porque a  los únicos que tengo que escuchar son a mi entrenador (Javier Morillas) y a mi equipo médico. Yo estoy confiado en lo que tengo que hacer”.

“Me han dicho que no tengo el talento, que tengo que hacer otra cosa… Y en mi cabeza solo pienso en correr hasta que se rompan las paredes. Soy muy constante en la vida, así que sé que me va a ir bien”, manifestó el hombre más rápido del país, que tomó la decisión de no echarse presión a sí mismo en los Panamericanos. “Yo sé que no va a ser mi mejor momento todavía, soy joven. Pensarlo así me saca un poco de presión porque soy muy competitivo y siempre quiero ganar”, dice, y proyecta a futuro..

En cuanto a las expectativas para Santiago 2023, Florio diferenció este tipo de torneos respecto de otros en los que va a buscar marcas y sostuvo que son campeonatos “para ganar una medalla”. “Si te digo que voy a ganar en Santiago, te estaría mintiendo. Pasito a pasito: apunto a llegar a la final y después sí, ver si me puedo meter entre los mejores tres”, cerró una de las principales cartas que mostrará la delegación argentina en Santiago a partir del próximo viernes. Que en silencio apunta a subirse al podio, a bajar los 10 segundos y, también, a romper las paredes.