El estadio Nelson Mandela Bay de Port Elizabeth se construyó para el Mundial de Fútbol de Sudáfrica 2010. Southern Kings lo usa para jugar de local en el Súper Rugby. El ChippaUnited, de la Premier League sudafricana lo utiliza cada tanto. Nunca se lo ve lleno. Es, junto a otros estadios, como un souvernir con el que no se sabe qué hacer y que quedaron después de la fiesta del fútbol.

El rugby en Sudáfrica es tan popular como el fútbol en la Argentina. El Super Rugby es, al igual que para Nueva Zelanda y Australia como jugar en la NBA de la ovalada. Y la Unión Argentina de Rugby logró meterse ahí: con una franquicia propia, Jaguares, un equipo nacional juega desde el 2016 contra los mejores conjuntos de las tres potencias del sur. Esta segunda temporada de los Jaguares puso primera ayer con una victoria ante los Kings por 39-26.

Más allá de haber presentado un equipo con muchos suplentes –la pretemporada que empezó el 9 de enero en Buenos Aires por momentos fue una seguidilla de lesionados– el mayor desafío para este plantel será en el tiempo: deberá encontrar la manera de mantenerse bien física y mentalmente para no volver a sufrir el desgaste del año pasado, que se trasladó a Los Pumas.

La primera experiencia argentina en el Súper Rugby no fue sencilla. Con cuatro victorias sobre 15 partidos, la frustración por momentos pesó, tanto como los viajes, la convivencia, el agotamiento mental para fijar objetivos y el desgaste físico por jugar ante las potencias tan seguido. Y así los Jaguares –que en su mayoría son los mismos jugadores que actúan en Los Pumas– se perdieron en el mar de la exigencia continua. Y muchos llegaron agotados a la selección para jugar los test matches y el Rugby Championship.

Es cierto que hasta acá la UAR encontró una salida al debate de la profesionalización: se mantienen los torneos y las estructuras amateurs en el rugby local y dan el salto al profesionalismo con su franquicia en el Super Rugby. La intención de la UAR, incluso, es sumar una segunda franquicia en un futuro cercano, pero hoy la mayor dificultad pasa por ampliar la cantidad de jugadores para que haya más rotación en los Jaguares y que así no se afecte al seleccionado. Al contrario: que esa amplia base sirva para nutrir y potenciar tanto a los jugadores como a Los Pumas para el Mundial de Japón 2019, cuyo sorteo será el 10 de mayo.

La cantidad de kilómetros que recorrieron en 2016, estimados en dos vueltas al mundo, aunque para esta temporada viajarán menos: los Jaguares disputarán ocho de los 15 partidos en Buenos Aires y no tendrán duelos ante equipos de Nueva Zelanda. Así podrán descansar un poco más, por lo que la mayor dificultad ahora pasa en que el recambio sea de la misma calidad para no perder nivel en la competencia.

Aun así, el proyecto 2017 apunta a revalidar el crecimiento de la UAR, aunque se pondrá una vez más a prueba. Es que la regla madre de esta nueva etapa fue que para jugar en Los Pumas hay que ser parte de la estructura, ya sea jugando en los Jaguares o en otro equipo del Súper Rugby, por lo que no son convocables todos aquellos que opten por irse, por ejemplo, a Europa. Ese fue el cimbronazo del último mes: Facundo Isa (23 años), la gran aparición y mejor jugador de 2016, tanto en Jaguares como en Los Pumas, decidió continuar su carrera en Francia y rescindió su contrato con la UAR. Eligió (tuvo que…) un contrato más suculento por sobre Los Pumas y el debate volvió a dispararse en estos nuevos tiempos para el rugby.