Si algo le faltaba a este deslucido campeonato del fútbol argentino es que se conociera su campeón tres fechas antes del final. Con la vuelta olímpica de River ya consumada en la Liga Profesional, sin descensos, con apenas el premio consuelo de la clasificación a las competiciones continentales como única definición posible, lo más atrayente para el público futbolero en este fin de año pasó -y pasará- a ser el retiro de Leonardo Ponzio, Maximiliano Rodríguez, Lisandro López y Ricky Álvarez. Los cuatro anunciaron en los últimos días que una vez que termine este campeonato también se acabará su carrera, aunque Licha dejó abierta una puerta a una posible continuidad en Sarmiento de Junín, cerca de su pueblo, Rafael Obligado. El anuncio de los retiros de estos futbolistas entrega señales de cambios en el fútbol argentino.

La despedida no es lo único que une a estos cuatro jugadores. Son todos de élite, con pasado en la selección argentina. Por si hace falta, va un breve repaso. Maxi Rodríguez, formado en Newell’s, fue campeón mundial Sub 20 en 2001, jugó tres Mundiales (2006, 2010, 2014) con la mayor, pasó por Atlético Madrid y Liverpool, y volvió a Rosario para ser campeón con su club. Ponzio, también criado en Newells y campeón Sub 20 en 2001, desembarcó en River tras siete temporadas en el Zaragoza de España y lo ganó todo: suma 16 títulos, tres más que Marcelo Gallardo como entrenador. Lisandro, antes de ser bandera y campeón en Racing, fue el jugador que eligió el Lyon para suplantar al francés Karim Benzemá cuando fue vendido al Real Madrid y el hombre al que reemplazó Lionel Messi cuando debutó en la selección argentina en 2005. A Ricardo Álvarez, de 33 años, lo traicionaron las lesiones: de Vélez saltó al Inter y fue subcampeón mundial en Brasil 2014, pero luego su carrera se desinfló en Sunderland y Sampdoria. Este viernes jugó su último partido en el José Amalfitani, ante sus hinchas, en el club que lo vio nacer.

Aunque el camino de estos cuatro jugadores -explotar en su club, jugar en Europa y en la selección, volver a la Argentina para el retiro- parece el más habitual de los jugadores de fútbol, en el último tiempo ese recorrido se volvió singular, ya no es la norma. Los hinchas del fútbol argentino ya se habían resignado a ver de cerca a sus cracks sólo en el alba, cuando asoman en Primera, o cuando vienen a jugar para la selección argentina o en el final de su carrera. Ahora ese sendero por el que transitaron Diego Simeone, Roberto Ayala, Abel Balbo, Ariel Ortega, Juan Sebastián Verón, Javier Saviola, Juan Román Riquelme y Pablo Aimar, entre otros, no es tan transitado. De las figuras que surgieron en este siglo, Carlos Tevez, Fernando Gago y Javier Mascherano, tres que se retiraron en el fútbol argentino cuando las tribunas estaban vacías por la pandemia, parecen ser la excepción. Alcanza con citar otros ejemplos de jugadores que fueron compañeros de Maxi Rodríguez y Ricky Álvarez en el Mundial de Brasil 2014 y que terminaron sus carreras sin volver a pisar las canchas argentinas: Pablo Zabaleta, Ezequiel Garay, Ezequiel Lavezzi, Augusto Fernández, Hugo Campagnaro, Martín Demichelis y José María Basanta.

A esa lista se sumarán otros en el corto plazo. No tiene que ver con una cuestión únicamente económica. “Mi cabeza está proyectada acá, en cumplir mi contrato en Inter de Miami. No hay ninguna posibilidad de que me vuelva a meter en la burbuja de la presión y no poder salir a la calle. Estoy en paz”, dijo Gonzalo Higuaín el viernes en una entrevista con ESPN, sobre la posibilidad de retirarse en River, el club en el que se formó y del que se fue en 2006, hace ya 15 años. Lucas Biglia, por caso, fue tentado por Independiente cuando se terminó su contrato en el Milan, a mediados de 2020. El mediocampista, que cumplirá 36 años el mes que viene, eligió seguir su carrera en el Karagümrük de Turquía. Si a Sergio Agüero la arritmia le corta de manera anticipada su carrera, como asegura la prensa española, tampoco podrá cumplir con su sueño de retirarse en Independiente. Rodrigo Palacio, cerca de cumplir 40 años, juega en el Brescia, en la Serie B italiana. Tiene contrato hasta junio del 2022. En sus planes no parece estar regresar a Huracán de Tres Arroyos, Banfield o Boca. 

En estas dos últimas fechas por el campeonato, el Monumental, el Cilindro, el Amalfitani y el Marcelo Bielsa le darán a sus referentes la despedida que se merecen. Las ausencias de Ponzio, Licha y Maxi Rodríguez se harán sentir en el corto plazo, como Boca sufrió el retiro de Tevez en junio de este año. ¿Cuál es el ídolo de Boca tras la salida de Tevez? Una pregunta sin respuesta, que puede extenderse a Newell’s y Racing. Aunque el ídolo de estos años dorados de River es Gallardo, Ponzio fue el emblema: es el único futbolista que acompaña el ciclo desde que comenzó en 2014, incluso fue pieza clave en el ascenso de River a Primera en el torneo de la B Nacional.

Las partidas de estos cuatro referentes volverán aún más evidentes las dificultades de los equipos argentinos para armar un plantel, en la mayoría de los casos compuestos por una gran base de juveniles, incluso en Boca y River, que bajaron el promedio de edad en sus planteles en los últimos tres años, de 28 a 25 años. Es que el salario promedio que pueden pagar los clubes de la Liga Profesional argentina está por debajo de otros países de la región como Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Uruguay. Y para esos proyectos ya no es tan habitual como años atrás la posibilidad para los nuevos jugadores de compartir entrenamientos, concentraciones y partidos con quienes escribieron historia en el fútbol argentino.

“El paso del tiempo -asegura Ángel Cappa, el entrenador que le dio la chance en Primera a Lisandro López en 2004- es injusto para todos. Lisandro es uno de los mejores delanteros de los últimos tiempos en Argentina. Es especialmente significativo porque los posibles relevos ahora se van antes de madurar, apenas aparecen. Él fue un espejo donde los más jóvenes se podían mirar. Y aún se pueden mirar. Mostró una fidelidad inusual para su club”.

Cuando el 2022 comience, los hinchas de River, Racing, Newell’s y Vélez tendrán un motivo menos para ir a la cancha. No se trata sólo de lo futbolístico. Es algo que va más allá. El sentido de pertenencia, el afecto por un jugador que los acompañó en el tránsito de la vida. El escritor español Javier Marías plantea que el fútbol es la recuperación semanal de la infancia. Una generación de fanáticos despide por estos días a los pocos ídolos de su generación que regresaron a la Argentina para terminar su carrera. Si las próximas generaciones se volverán a cruzar es una incógnita que sólo develará el tiempo, pero todo parece indicar que no, que es una costumbre en desuso.