El relanzamiento del plan Ahora 12 en su versión de 30 meses reposa en la capacidad de la población de asumir nuevas deudas. La duda que hay, a la luz de los datos del mercado, es cuán amplia es esa espalda financiera.

Según el último informe de Prisma, la principal procesadora de tarjetas de crédito del país, el uso de las tarjetas de crédito creció un 34% en el segundo trimestre de este año con respecto al mismo período del año pasado. Julián Ballarino, Head de Relaciones Institucionales de Prisma Medios de Pago, le explicó a Tiempo: «Hay un crecimiento interanual muy importante en el uso de las tarjetas, dado que se compara contra el comienzo de la pandemia en el país. Las tarjetas de débito se recuperaron un 50,57%, mientras que en las tarjetas de crédito fue del 33,93%».

El informe detalla que del total de las compras realizadas con tarjetas de crédito, el 57,75% fueron compras en un pago. Si bien sigue siendo el método más elegido, hay un retroceso importante con respecto al 62,73% que este tipo de compra ocupaba en del mismo período del año anterior.

Buena parte de esos cinco puntos porcentuales migraron a las compras en cuotas, que crecieron un 22 por ciento. En el segundo trimestre de este año, las compras en cuotas (sin contar los programas Ahora) representaron el 19,13% del total de las operaciones con tarjetas de crédito. En el mismo período de 2020, la incidencia había sido del 15,62 por ciento.

Así las cosas, se puede inferir que una parte de las compras que se hacían en un solo pago pasaron a realizarse en cuotas, lo cual significa una toma de deuda para el usuario. En otras palabras, el usuario opta por pagar intereses y recargos al no poder afrontar los compromisos en un solo pago.

Pero más llamativo es que dentro de las compras en cuotas, las que más crecieron fueron las de plazos más largos: mientras que las realizadas en dos y tres cuotas lo hicieron en un 32,3%, las de cuatro a seis cuotas saltaron un 45% y las de siete a 12 cuotas, un 63,8 por ciento.

Guillermo Barbero, socio del broker y consultor First Capital Group, considera que «hasta junio, los saldos de las tarjetas conformaban la línea de crédito que más crecía y lo hacía por encima de la inflación. Esto significa que la gente gasta más o paga menos. Entonces, al menos una parte de la gente se venía endeudando con la tarjeta cada vez un poco más. Hacía uso del pago mínimo, pagaba menos del total o usaba más la tarjeta. En comparación con otras líneas, los préstamos se quedaron y la tarjeta creció mucho».

Pero en julio se produjo un cambio en el comportamiento de los consumidores. Barbero señala que  se debió al efecto del aguinaldo. «Evidentemente, la gente volcó el aguinaldo a ponerse al día con la tarjeta. De hecho, la disminución de saldos se observa hasta el día 15 de julio y luego empieza a subir otra vez. Cuando cobró el aguinaldo, mucha gente trató de bajar la bola de nieve de la tarjeta».

Otra dificultad que afrontan los usuarios de tarjetas de crédito son los límites. Ante la incertidumbre de la pandemia, los bancos han sido cautelosos a la hora de aumentarlos y su paso a paso ha quedado por debajo del ritmo de la inflación. «Los precios subieron, pero los bancos no actualizaron los límites. El motivo es la desconfianza en la capacidad de pago de las personas, ya que en el último año y medio hubo mucha gente que vio reducido los ingresos», agrega el especialista.

Respecto del uso de la tarjeta en los planes Ahora, el informe de Prisma muestra un crecimiento de 1,5 puntos porcentuales, al pasar la la incidencia del 21,65% al 23,12% en el último año.

«Se van a volcar a esos planes los que menos endeudados están o tienen un poder adquisitivo más alto. La clase media alta, podría decirse. La baja de los saldos de las tarjetas con el aguinaldo también va a favorecer este tipo de créditos, ya que va a haber un agosto y un septiembre con un límite más amplio. No sé si veremos un boom, pero se van a poder comprar un poco más», concluye Barbero.