La mayoría de los estudios que abordan la problemática de las brechas económicas según género han centrado el análisis en el diferencial entre mujeres y varones, según masa salarial percibida. No obstante, el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) no sólo realizó este estudio sino que también consideró la forma en que se distribuye el patrimonio entre géneros, según se declaran ingresos en la Base de Bienes Personales, “el impuesto más progresivo que tiene la estructura tributaria argentina, que a su vez es de carácter patrimonial”, explica el informe.

En el documento, se aclara que “la distinción es binaria (varón/mujer) porque las bases estadísticas aparecen sólo con la distinción por sexo, sin incluir grupos LGTTBI+”.

De esta forma, el informe se divide en dos partes. En la primera, se analiza la brecha económica por razones de género, en términos de ingreso, considerando la fuente SIPA-AFIP, para el año 2019. En la segunda, se observan las diferencias patrimoniales, utilizando datos de la Base de Bienes Personales, también de AFIP, del año 2018 (última disponible a la fecha).

Brecha patrimonial

El impuesto a los Bienes Personales se aplica sobre la valuación total del patrimonio para cada ejercicio fiscal. El monto mínimo a partir del cual se aplicaba en el año 2018 era de $ 1.050.000, en valores patrimoniales.

Siempre según CEPA, fueron 237 las mujeres alcanzadas por este impuesto en 2018, mientras que los varones fueron 460; es decir, casi el doble. Dicho de otra forma, del 100% de las personas alcanzadas por el impuesto, el 34% corresponde a las mujeres y el 72% a los varones. Así las cosas, “se evidencia una clara distribución asimétrica en la distribución de la titularidad de los patrimonios según género”, asegura el informe.

Si bien los porcentajes están lejos de ser equilibrados, la participación de las mujeres aumentó en casi 10 puntos porcentuales en los últimos diez años, lo que achica la brecha un punto por año. Aun así, de sostenerse esta velocidad, la ecuación quedaría equilibrada en unos 15 años. En el 2009, el porcentaje de mujeres alcanzadas por este impuesto era del 26%.

Esta distribución inequitativa se evidencia aún más si se considera el valor de los bienes en posesión de los varones respecto de las mujeres. Al año 2018, sobre el valor total de los bienes declarados, el 72% correspondían a los varones, mientras que las mujeres poseían el restante 28%.

“Esto significa que no solamente las mujeres son un tercio de los titulares del impuesto a los Bienes Personales, sino que además el valor de sus bienes es aún más bajo que ese tercio que representa su titularidad. En otras palabras, los bienes de las mujeres en promedio valen menos que los de los varones. Adentro del segmento de la riqueza que paga impuestos patrimoniales en Argentina, las mujeres son menos ricas que los varones”, explican desde CEPA.

Brecha salarial

Según el informe de CEPA, los datos de SIPA-AFIP muestran que, incluso en el universo del empleo registrado, prevalecen elevadas brechas salariales de género.

Durante 2019, las mujeres percibieron, en promedio, una masa salarial 23% más baja que la de los varones, con promedios de $ 43.453 percibidos por ellas y de $ 53.337 percibidos por ellos. Estos datos son oficiales y corresponden solo al salario registrado. No hay datos concretos sobre el mundo informal o no registrado, “donde se profundizan estas distancias”.

En el único eslabón salarial en el que las mujeres perciben, en promedio, mayores ingresos que los varones, es en el peor pago. Con ingresos menores a $ 20 mil, la diferencia salarial a favor de las mujeres es del 5,5 por ciento, con promedios de $ 10.974 para ellas y de $ 10.375 para ellos.

En el siguiente escalón, con ingresos entre $ 20 mil y $ 50 mil, la brecha salarial a favor de los varones es del 1,1%, con promedios de $ 67.645 para ellas y de $ 68.390 para ellos.

En el siguiente, escalón, con ingresos entre $ 100 mil y $ 500 mil, la brecha salarial a favor de los varones es del 4,7%, con promedios de $ 156.234 para ellas y de $ 163.534 para ellos.

Finalmente, la mayor diferencia se ve en los trabajos mejores pagos. Con ingresos mayores a $ 500 mil, brecha salarial a favor de los varones es del 12,3%, con promedios de $ 1.052.987 para ellas y de $ 1.182.193 para ellos.

Techo de cristal

Entre las casi 3 millones de mujeres con trabajos en blanco, el 28% se ubica en el escalafón más bajo, con ingresos menores a $ 20 mil. En tanto, el 23% de los varones en blanco se ubican en el mismo escalón; es decir, hay más mujeres que varones en los trabajos peores pagos.

Esta tendencia se extiende al segundo escalón (entre $ 20 y $ 50 mil), en el cual el 44,6% de las trabajadoras se ubican en este grupo, mientras que el 43% de los varones se ubica allí.

Los varones tienen mayor representatividad en los siguientes grupos, los de mejores salarios. El 24,3% de los varones en blanco gana entre $ 50 mil y $ 100 mil. En las mujeres, ese porcentaje se reduce al 20,7%.

De la misma forma, el 9,6% de los varones en blanco gana entre $ 100 mil y $ 500 mil. En las mujeres, ese porcentaje se reduce al 6,4%.

Finalmente, el 0,3% de los varones en blanco gana más de $ 500 mil. En las mujeres, ese porcentaje se reduce al 0,1%. En cantidad de casos absolutos de personas en este segmento, los varones quintuplican a las mujeres (15.971 vs. 3.530), lo cual evidencia el techo de cristal o las dificultades que atraviesan las mujeres para acceder a los empleos mejores pagos. En contrapartida, están sobrerrepresentadas en los trabajos peores pagos.