El ministro de Trabajo, Jorge Triaca, reconoció la semana pasada que, con el cierre de acuerdos salariales que representan al 40% de los asalariados con convenios colectivos, el promedio de los aumentos se ubica en un 20%. Sin embargo, los registros oficiales de inflación del primer cuatrimestre ya superan el 9% que, anualizados, equivalen a casi un 30 por ciento.

Según datos del Observatorio Económico y Social de la CTA Autónoma, el sindicato de Comercio cerró un acuerdo del 20%; la UOCRA, del 21%; bancarios, un 19,5% más un 4% de recomposición por 2016; Utedyc, 15% semestral; Smata, 13% semestral; no docentes universitarios, 22,5%; publicidad, 24%; gráficos, 22,7%; estaciones de servicio, 20%; gastronómicos, 24%; plásticos, 21%; y, más recientemente, los estatales nacionales de UPCN, un 20% más presentismo.

Paradójicamente, varios de estos acuerdos se cerraron después del contundente paro nacional de la CGT del 6 abril que, así las cosas, no parece haber sido explotado en favor de revertir este ajuste sobre el salario. El acuerdo firmado por el sindicato de estacioneros, liderado por Carlos Acuña, uno de los triunviros de la CGT, se circunscribió a la pauta oficial.

Así las cosas, la reactivación de la economía no vendrá por el lado del consumo de los asalariados en relación de dependencia. Mucho menos, claro, por el de los informales.

El conflicto docente sigue abierto aunque en el caso de la CABA, el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, ya decidió en forma unilateral depositar la primera cuota de su propuesta del 19,75%. Los docentes universitarios están en conflicto, con paros y masivas movilizaciones, pero no lograron que el gobierno se mueva del 20%. Una masiva marcha de la UOM forma parte del plan de acción de los metalúrgicos que el martes que viene retoman los paros de media hora cada una hora y amenazan con una huelga nacional si no se acepta su planteo del 30% luego de que la base del gremio descartó reducir el reclamo a un 25%. Otro de los gremios de peso, la Alimentación, se encuentra en negociaciones en su rama general. El sindicato pide un 30% pero la Cámara ofrece el 18% en tres cuotas. Hubo paros de dos horas y el Ministerio de Trabajo dictó la conciliación. Mañana se movilizan a la Cámara. La rama avícola ya acordó un 25%. Camioneros, por su parte, no ha formalizado las negociaciones pero sus dirigentes ya adelantaron que reclamarán un 34%. La UTA y La Fraternidad están en medio de negociaciones.

El gobierno, para tratar de vehiculizar los acuerdos alrededor de la pauta del 20% y desestimar los argumentos sobre la pérdida del poder adquisitivo impulsó acuerdos con cláusula gatillo de actualización por inflación con los gremios estatales. El déficit, claro, es que consolida definitivamente la pérdida del poder adquisitivo de 2016 y, como mucho, recupera salario de 2017.

Por el lado de los privados, en cambio, solo se han logrado cláusulas de reapertura de negociaciones a fin de año. Esa modalidad no es nueva y solo se ha cumplido en el caso de La Bancaria que, paros mediante, forzó a los bancos a pagar la diferencia. «

Con el acuerdo de los estatales nacionales, el gobierno logró vulnerar otro convenio colectivo

La Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN) firmó un polémico acuerdo salarial que, más allá de alinearse con la pauta oficial, implica un avance en otro de los frentes claves sobre los que quiere avanzar el gobierno en su cruzada contra los «costos laborales»: la revisión de los convenios colectivos de trabajo fijando criterios de productividad. Es lo que ya consiguieron con el convenio para la explotación de hidrocarburos no convencionales.

Es que el acuerdo, además de fijar un 20% en tres cuotas y fijar una cláusula gatillo que convoca una audiencia automática en enero si los resultados finales que arroje la inflación anual lo superan, otorga un adicional por presentismo de $ 1300 y pauta la convocatoria a una negociación en 2018 para establecer «un premio estímulo por cumplimiento de objetivos».

Por el lado del presentismo, el acuerdo resigna licencias, ya que el premio (que equivale a un 7% de la categoría media del escalafón), será percibido por aquellos trabajadores que tengan asistencia perfecta, excluyendo las vacaciones ordinarias y la mitad de las licencias por estudio. Así, ese premio (que no llega a restituir lo perdido en 2016), solo será percibido por aquellos que decidan ir a trabajar enfermos, no cuidar a sus hijos en caso de enfermedad, resignar los seis días de licencia por motivos particulares, el día por mudanza o donación de sangre, entre otras licencias del convenio. Además, claro, se penalizará a priori el derecho a huelga.

Por el lado de la «productividad», el acta puntualiza que habrá «un sistema de premios vinculado al aporte de cada trabajador en su esfera individual y colectiva» que deberá «vincularse con la evaluación de desempeño» y «la medición y análisis de las metas alcanzadas» basadas «en un sistema de medición para la cual se establecerán metas e indicadores». Voceros de UPCN reconocieron a Tiempo las dificultades de establecer un criterio para todo el gremio: «Hay diferentes edificios y funciones, sectores que recaudan y otros que no. estamos elaborando una propuesta pero todavía no la tenemos». Para el gobierno, la firma tiene un fuerte valor simbólico e implica un gran gesto, sobre todo, para el sector privado. «

Los aceiteros quebraron el molde otra vez

Tal como lo había hecho en 2015 y en 2016, el Sindicato de Aceiteros logró perforar el techo oficial. Según anunciaron el jueves pasado, lograron un incremento del 31,6% en sus salarios, superando largamente el techo del 20% que pretende el gobierno.

En 2015, este sindicato llevó adelante una huelga de 25 días en reclamo de una actualización salarial que llevara los ingresos de la categoría inferior al valor de la canasta familiar. Por aquel entonces, el gobierno de Cristina Fernández planteaba un techo del 25 por ciento. Los aceiteros consiguieron un 36% de aumento, con lo que, en la práctica, lograron su objetivo. En 2016 obtuvieron un 38 por ciento. Todavía están cosechando los efectos de la huelga de 2015.

La categoría inicial percibirá, según el sindicato, $25.690 más los adicionales por, presentismo, antigüedad (1% por año) y los ingresos adicionales que resultan por turnos rotativos. Sin embargo, voceros de Ciara, la cámara aceitera, desmintieron los anuncios del sindicato y, si bien reconocieron que la masa salarial subirá en ese porcentaje, aseguraron que «los salarios básicos se incrementan en un 21%», exhibiendo una voluntad de mostrar un alineamiento con la pauta oficial.