El nivel de actividad económica retrocedió en julio 1,3% respecto a igual mes del año pasado, fuertemente influenciada por la sequía y la falta de dólares para financiar importaciones, informó este martes el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), a través del Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE).

Respecto a junio pasado, el Indec registró una suba del 2,4%. El acumulado de los siete primeros meses del corriente año refleja una merma de 1,8% respecto del mismo período de 2022.

Si bien el Indec registró crecimiento interanual en 11 de los 15 sectores económicos en los que divide la actividad, los datos no fueron buenos en los cuatro principales segmentos.

La actividad en la agricultura bajó un 14% en julio pasado respecto del mismo mes de 2022 por efecto de la sequía, cuyas consecuencias se siguen sintiendo más allá de la primera mitad del año, que era el tiempo que algunos economistas cercanos al oficialismo habían delimitado como el lapso en el que se sentirían esas secuelas.

La actividad agropecuaria acumula 17 meses consecutivos de caídas en la medición mensual contra el mismo período del año anterior. El declive arrancó en marzo de 2022 y desde ese momento esta actividad no ha detenido su descenso por el tobogán.

También la industria confirmó su derrotero bajista ya que en julio pasado cayó un fuerte 3,7% en relación a la actividad realizada un año antes. Si bien el gobierno lo niega, acá pesa la reducción de las importaciones como consecuencia del control de los escasos dólares en poder del Banco Central. Desde el BCRA se admite que hay una clara reticencia de los industriales a usar sus propias divisas para importar, quizá en previsión de una nueva devaluación del peso. Lo cierto es que la industria acumula tres meses consecutivos de caídas en la comparación con el año anterior.

La construcción creció un 0,1%, con lo que prácticamente mantuvo el nivel de un año atrás y remarcó la desaceleración que se observa desde principios de este año.

La otra actividad fuerte, el comercio mayorista y minorista, tuvo un desempeño parecido al de la construcción: arrojó 0%. En este caso, lo que se revela es el parate en las ventas que comienza a hacerse cada vez más evidente por la pérdida de poder adquisitivo de los ingresos (salarios, jubilaciones, beneficios sociales) ante la inflación galopante.

Entre los sectores que tuvieron alzas se destacaron la pesca, con un sorprendente 20,5% más respecto a lo sucedido en julio de 2022. Minería marcó un ascenso del 7,1%, en buena medida por el aumento de la explotación de hidrocarburos en Vaca Muerta (Neuquén) y litio en el Noroeste. Y la actividad hotelera y de restaurantes marcó una suba del 3,5% influida por unas vacaciones de invierno con más movimiento que en 2022.