El anuncio de la fusión entre Telecom y Cablevisión puso en pie de guerra a los otros grandes jugadores del negocio. Por estas horas, tanto Telefónica como Claro estudian los pasos a seguir, al enterarse de que desde el año que viene tendrán que enfrentarse a un nuevo rival con posición dominante en un mercado de por sí sumamente concentrado.

La operación, sobre la que ya se especulaba, se confirmó el viernes, cuando los directorios de las empresas dieron su aprobación. Se trata de una fusión en la que Telecom, propiedad del fondo Fintech dirigido por el mexicano David Martínez, absorbe a Cablevisión, cuyo paquete mayoritario pertenece a Héctor Magnetto, Lucio Pagliaro, los hermanos Aranda y los hijos de Ernestina Herrera de Noble. En la práctica, es una empresa del Grupo Clarín, aunque formalmente se escindió del holding cuando el 40% de la cableoperadora fue vendido precisamente a Fintech. Así nacerá un cuco con una valuación cercana a los U$S 11 mil millones. El 41% de las acciones quedará para Martínez, el 30% se lo repartirán Magnetto y sus amigos y el resto cotizará en Bolsa. Las dos partes entrarán en rubros a los que hasta ahora no tenían acceso: Clarín pondrá un pie en la telefonía celular y Telecom, en la TV por cable.
La nueva empresa, según el texto remitido a la Bolsa, busca “constituirse en prestador convergente de las telecomunicaciones y participar de la apertura del sector que se inicia, según la regulación vigente, a partir de enero de 2018”. Esa es la fecha clave a partir de la cual se podrá poner en práctica el cuádruple play: la prestación por una misma compañía de los servicios de telefonía fija, telefonía celular, Internet y televisión por cable. Tal concentración fue favorecida por el decreto 1340/16, que reglamentó las leyes 26.522 (de Servicios de Comunicación Audiovisual) y 27.078 (Tecnologías de la Información).

Con semejante competidor a punto de salir a la cancha, Telefónica y Claro estudian sus movimientos futuros. Ayer se especulaba con posibles reclamos ante la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia o ante el Ente Nacional de Comunicaciones, que deben convalidar la fusión. Pero los voceros de ambas compañías declinaron anticipar sus estrategias. “Por ahora no vamos a hacer comentarios”, señalaron desde la empresa española que llegó al país en 1992 y que desde la telefonía fija se expandió a los celulares (primero con Unifón y luego con Movistar) y a Internet (Speedy). “No tenemos nada para decir por el momento”, dijeron a este diario desde la firma que responde al multimillonario mexicano Carlos Slim, que ofrece telefonía celular e Internet móvil.

Es comprensible tal preocupación. La anunciada fusión entre Cablevisión y Telecom pone a este grupo en un claro dominio del potencial mercado que surgiría de la unión de los cuatro servicios. Cablevisión aportaría 3,4 millones de clientes de TV paga y 2,2 millones de usuarios de banda ancha fija, a través de Fibertel. A ellos se les sumarían 3,9 millones del servicio telefónico de Telecom, más 1,8 millones de usuarios de Internet fija y 5,5 millones de usuarios de banda ancha móvil de Arnet y 14 millones de clientes de Personal. Sumando todos esos mercados, la penetración del grupo sería de 36%, contra un 30% de Telefónica y 25% de Claro. El resto se lo reparten DirecTV (3%), Telecentro (1%) y cientos de cooperativas y pymes en pequeños pueblos del interior.

Para Martín Becerra, doctor en Ciencias de la Comunicación e investigador del Conicet, el desencadenante es el decreto de necesidad y urgencia 267/15 que firmó Mauricio Macri, modificando la Ley de Medios del kircherismo. «La política del gobierno favoreció la concentración y, en especial, la llegada del Grupo Clarín a un sector en el que no tenía presencia. Además, hubo una serie de resoluciones a medida de ese grupo que permitieron la toma de control de Nextel (que compró en enero de 2016) y luego la ampliación de sus posibilidades de ofrecer servicios de telefonía».
Aunque la operación todavía debe ser convalidada, los rumores ponen en una situación de debilidad a Telefónica, cuya casa matriz tiene un pasivo de 50 mil millones de euros. Publicaciones europeas se hicieron eco de una posible venta del grupo de sus acciones en Argentina, total o parcial. Según Becerra, «el nuevo escenario rompe el equilibrio del sector. Clarín es un competidor agresivo que viene a comerse el hígado de los negocios de Telefónica. Tal vez a esta no le convenga invertir para enfrentar la nueva amenaza y prefiera retirarse». «