El Consejo Directivo de la CGT decidió por consenso el jueves dar continuidad al triunvirato que la conduce y revisar el compromiso que habían asumido el 3 de mayo para dar pie a la renovación. En aquel momento, tal como lo destacó este diario, habían omitido atravesar los mecanismos estatutarios que garantizaran el cumplimiento de esa decisión. Esto es, la renuncia íntegra de los miembros del Consejo Directivo para producir formalmente la acefalía que forzara a que un Comité Confederal convocara a un Congreso normalizador. Es que un mes antes, cuando la abrumadora mayoría se disponía a dimitir, los representantes ligados a Luis Barrionuevo se resistieron a hacerlo sin garantías de su continuidad en la nueva conducción.

Así las cosas, ese compromiso ya quedó atrás y la incógnita ahora pasa por saber si el triunvirato apuesta a cumplir su mandato hasta 2020, postergará unos meses la renovación apostando a que un escenario político más favorable al gobierno los apuntale o si, por el contrario, el bloque de sindicatos que se ha agrupado en oposición al sector de los Gordos e Independientes (que en los hechos, junto al barrionuevismo, dominan el triunvirato detrás de la figura de Héctor Daer), decide patear el tablero y provocar una nueva fractura de la CGT.

El nuevo agrupamiento nació con el impulso de los sindicatos industriales como la UOM de Antonio Caló y el SMATA de Ricardo Pignanelli, junto a los sindicatos del Movimiento de Acción Sindical de la Argentina (MASA), liderados por Omar Viviani y Sergio Sasia, y fueron sumando a los sindicatos kirchneristas de la Corriente Federal de los Trabajadores y, finalmente, al sector referenciado en el moyanismo. Si bien el grupo tendrá una nueva reunión el 24 de julio en la sede de los pilotos liderados por Pablo Biró, donde podrían definir una estrategia común de cara al plenario de secretarios generales que sí habría convocado el Consejo Directivo para fines de agosto, en caliente, las reacciones frente a la dilación fueron disímiles.

El líder camionero Pablo Moyano, que se mantiene por fuera del Consejo Directivo luego de renunciar en carácter personal a la Secretaría Gremial, denunció que «con la continuidad del triunvirato los más beneficiados son Macri y Triaca». Con todo, en declaraciones radiales, bajó el tono y señaló que «si no es ahora será el año que viene o en 2020 que tengamos una CGT en defensa de los trabajadores».

Más componedor, Sergio Sasia, de la Unión Ferroviaria y uno de los líderes del MASA, declaró a Tiempo que «no fue una decisión del triunvirato. Estaban todos. El Consejo Directivo es el que resolvió postergar y generar un plenario de secretarios generales. No hay que trabajar para fracturar sino para unir».

Una fuente de la UOM manifestó a Tiempo que «condicionaron, pero son minoría. En un plenario de secretarios generales, todos tienen un representante. No es resolutivo pero marca la cancha». Sobre la posibilidad de una fractura, señaló que «si esto no se acomoda, va a haber problemas. El plenario de secretarios generales puede modificar todo el rumbo. El mismo que te pone es el que te saca. Si se quieren quedar con un mandato hasta 2020 y que se vayan todos los gremios, se pueden quedar sentados en el sillón de la CGT solos», disparó.

Por el lado de la Corriente Federal de Trabajadores, Héctor Amichetti, de la Federación gráfica, señaló a Tiempo que «se debe renovar la conducción de la CGT. No hemos variado en esa postura. Si quieren seguir deberían decir cómo sigue el plan de acción». Y agregó: «Vamos a tratar de evitar una fractura. Pero si estamos ante una maniobra para darle continuidad a la misma estrategia que vienen llevando hace dos años, es esa la postura que va a llevar a una ruptura». «

Mujeres sindicalistas exigieron un paro a la CGT por el aborto

Varios centenares de mujeres se movilizaron el pasado martes por la mañana a la sede de la CGT de la calle Azopardo. La convocatoria surgió en forma inmediata de parte de las referentes de la Campaña Nacional por el derecho al aborto cuando se conocieron las declaraciones de los dirigentes de la central que, sin haber fijado posición de manera formal en lo que se refiere al proyecto de ley que ya tiene media sanción en la Cámara Baja, solicitaron una reunión al Ministro de Salud, Adolfo Rubinstein, preocupados por la supuesta dificultad que las obras sociales sindicales tendrían para afrontar los gastos de las intervenciones. El tiro, sin embargo, les salió por la culata.

Es que como resultado de sus lamentos tuvieron que recibir a una delegación compuesta por 30 dirigentes del movimiento de mujeres y, en particular, a las referentes de los sindicatos que se habían movilizado y que, no sólo exigieron una retractación y una posición pública a favor de lo que consideran un derecho de las trabajadoras sino que, además, reclamaron un paro de actividades el 8 de agosto para presionar por la aprobación en el Senado. Por el lado de la CGT fueron atendidas por Noe Ruiz, del sindicato de Modelos, que si bien manifestó su posición personal a favor, explicó que el Consejo Directivo de la central ya había resuelto no fijar posición a respecto por la diversidad de opiniones que hay en su interior.

Por el lado de las mujeres movilizadas, entre otras, ingresaron Romina Del Plá secretaria general del Suteba La Matanza y diputada nacional por el FIT-PO, Ileana Celotto secretaria general de AGD-UBA, Amanda Martin, adjunta de Ademys, y Vanina Biasi, delegada general del personal no docente de la UBA y dirigente del Plenario de Trabajadoras.

Esta última señaló que «presentamos nuestra disconformidad con cualquier posición de la CGT contraria al aborto legal por los costos que podría tener para sus obras sociales y le reclamamos total independencia de la Iglesia católica y sus postulados, no sólo respecto al derecho al aborto legal sino de todo lo que tiene que ver con la salud sexual y reproductiva de las mujeres como la fertilización asistida y las licencias especiales».