El gobierno evalúa una suba de las retenciones a las exportaciones de carne para mejorar el abastecimiento interno y desenganchar los precios locales de los obtenidos en el exterior. La decisión podría sumarse al cierre de exportaciones por 30 días, anunciado el lunes.

Actualmente los exportadores pagan un derecho del 9%. En la visión del Ejecutivo, este arancel no alcanza a compensar las diferencias que se obtienen con la venta de esos cortes a otros países, a precios muy atractivos. Con ese panorama, los productores se desentienden del mercado local, en el que la escasez produce un aumento de precios desmesurado, con promedio de 65% en el último año (veinte puntos más que el nivel general de inflación) y con picos de hasta 95% en el asado, tal como lo contó este sitio web.

La suba de derechos es una de las medidas en estudio citadas en un documento interno al que accedió Tiempo, elaborado bajo el concepto de la “necesidad de recuperar políticas públicas” en el sector. Allí se enumeran:

• Cupos de exportación: para garantizar el abastecimiento interno en condiciones razonables.

• Suba de retenciones: diferenciadas por corte, para lograr impactos específicos por destinos y productos y equilibrar rentabilidades entre mercado interno y exportaciones (y desincentivar el desabastecimiento del mercado local).

• Precios de referencia: para evitar subfacturación y mayores controles de Aduana.

• Acuerdos y seguimiento de precios: para mejorar acceso a sectores populares y evitar movimientos bruscos de precios.

• Fondo para el fortalecimiento de la cadena cárnica: para infraestructura y financiamiento.

Tales posibilidades son citadas en el marco de un trabajo elaborado por el Ministerio de Desarrollo Productivo en el que se enumeran los desajustes en el mercado interno producidos por el fuerte incremento de las exportaciones en los últimos cinco años, que subieron de 17,4 millones de toneladas en 2015 a 69,1 millones de toneladas, hasta representar el 29% de la producción total. En paralelo, el consumo interno se desplomó de 58,6 kilos anuales por habitante en 2015 hasta los 43,7 kilos actuales.

“El gran aumento de las exportaciones respecto a la producción explica la pérdida de consumo de carne en el país, con un impacto menor en el ingreso de divisas. Las exportaciones de carne entre 2016 y 2019 aportaron U$S 7.400 millones, equivalente al 3% del total de exportaciones. Pero por cada 100 mil toneladas de carne que se reduce la producción para mercado interno, cada argentino pierde 2,18 kilos de consumo” señala el documento. “Para recuperar el consumo de 2015, se tienen que volcar al mercado interno 600 mil toneladas de carne, el 70% del volumen exportado en 2020”, enfatiza el texto.

El trabajo también es una defensa de las medidas tomadas en el ciclo kirchnerista 2003-2015, en contraposición con las que se tomaron a partir de ese momento hasta fines de 2019, durante la gestión de Cambiemos. El contraste entre el conjunto de políticas adoptadas en ambos períodos es nítido. Mientras en la primera etapa se aplicaron retenciones a las ventas al exterior y una férrea administración de cupos de exportación para mantener abastecido el mercado interno, todas esas políticas fueron desarmadas a partir de 2015, en pos del objetivo proclamado de “aumentar la producción y bajar los precios”.

Sin embargo, el informe cuestiona los resultados obtenidos por el macrismo, a los que considera de “insignificantes”: el stock ganadero creció menos de 5%, la cantidad de cabezas faenadas sólo subió 6% (descontando el apuro de fines de 2019 para escaparle a la devaluación y las mayores retenciones que se esperaban) y el peso de los animales apenas subió un kilo. En cambio, el precio promedio del kilo de asado en el mercado doméstico trepó 275%.