La promesa de campaña de «pobreza cero» -recategorizada luego como expresión de deseo– estuvo lejos de cumplirse y, según los últimos datos del Indec, el 35,4% de los argentinos se encuentran por debajo de la línea de pobreza, mientras que el 7,7% es indigente.

«Hay una pobreza estructural; desde 1983 es superior al 21%», observó Eduardo Donza, investigador del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA). Para el especialista, en el corto plazo «hay que mantener todos los subsidios que da el Estado».

A más largo plazo, apunta que «se deben hacer políticas que apunten a aumentar la producción, el producto bruto y generar riquezas».

En su visión, «de ahí en más puede ser que se empiece a reactivar el mercado de trabajo. Si no, no van a reducirse los índices de pobreza. La indigencia, con las transferencias del Estado, se puede controlar».

Según Donza, para reactivar el mercado de trabajo, «hay que mejorar la estructura productiva con políticas públicas; sobre todo, políticas de Estado –que no hay– que apunten a la producción para un mercado interno y para el externo».

Para este experto de la UCA, el mecanismo para avanzar en estas políticas es el diálogo. «Hay que armar mesas de diálogo entre el sector político y los empleadores y formadores de precios, también los sindicatos y organizaciones de base, que representan a gran parte de los que están excluidos. Se deben sumar el sistema universitario y el sistema de ciencia y tecnología, ya que se deben generar productos y servicios innovadores para poder competir a nivel internacional».

El fantasma del dólar

La economía argentina sufre constantemente la falta de divisas estadounidenses. Para tener más dólares, debe exportar; para esto, debe industrializar y desarrollar nuevas tecnologías; para esto, necesita dólares. Esta espiral del dólar no será sencilla de solucionar.

«Es el eterno problema de los argentinos, que se identifica desde los ’70 como ‘stop and go’. La forma de equilibrarlo es con producción para el mercado externo. A veces se pierde el equilibrio porque se exacerba el consumo interno, entonces se gira gran parte de la producción al consumo interno, este se recalienta, necesita cada vez más dólares y se regenera el problema. Tiene que haber lucidez en quien administra la política para equilibrar estas cuestiones», analizó Donza.

El «stop and go» tiene otras aristas, como que los precios internos están atados al dólar. «Es otra maldición», indicó Donza. «Se pisa el valor del dólar y eso complica la situación. Además, hay que controlar que las inversiones que llegan sean genuinas y no capitales especulativos», agregó.

En ese marco, Donza resaltó el rol de las economías regionales, las que deben desarrollarse porque «si no, las personas empobrecidas migran a las grandes ciudades y aumentan los problemas de marginación y exclusión que ya existen».

Por qué no baja

Tras el derrumbe de la convertibilidad sobrevino una profunda crisis social y económica que llevó los índices de pobreza al 51,7% en mayo de 2003. La mejora fue hasta el año 2009, cuando los índices se estancaron en torno del 30 por ciento. «Para salir de esa situación debe haber políticas de Estado que no cambien con el color del partido político de turno», opinó Donza.

Sólo así, «en diez años o más podrían mejorar las cosas; no es fácil ni se hace de un día para el otro», subrayó.

Panorama desalentador

El economista Claudio Lozano, en el informe «Radiografía de la pauperización social de la Argentina en tiempos de Macri y el FMI», observó que «en un año, las políticas de Macri y el FMI aumentaron en un 80% el hambre en nuestros pibes y en nuestros mayores».

Según los datos que proporcionó Lozano, en 17 jurisdicciones del país se supera la media nacional de pobreza, del 36,7% en el segundo trimestre de este año. A la vez, en siete jurisdicciones se supera el promedio del 8,3% de indigencia. Chaco, con el 16,7% de indigencia, «es el Territorio del Hambre, donde la desigualdad muestra su cara más cruel», señaló.

El informe asegura que más de seis millones de chicos son pobres: «El 54,6% de los menores de 14 años son pobres (más de 6 millones de pibes) y el 15% pasa hambre (más de 1,6 millones de pibes). Ellos, por sí solos son el 36,8% de los pobres argentinos y el 43,7% de los que pasan hambre en nuestro país».

Además, los jubilados también se encuentran en una situación alarmante. «Como corolario baste decir que en un año las políticas de Macri y el Fondo empujaron a la pobreza a 251.672 adultos mayores y a 1.214.800 menores de 14 años. El gobierno produjo con sus políticas un aumento del casi el 80% en un año del hambre en nuestros pibes (+79%) y en nuestros mayores (+74,6%)», concluye el documento. «