La pregunta no debe ser por qué hay tanta pobreza sino por qué no ha sido superior, en un contexto de alta inflación y precariedad en el empleo”, declaró Agustín Salvia, director del Observatorio, al presentar este martes el informe sobre la pobreza e indigencia del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA).

El directivo contó que realizaron un ejercicio de simulación en el que estimaron los índices mencionados sin contar las asistencias estatales. Es así que la tasa de indigencia treparía al 17,1% sin la Asignación Universal por Hijo (AUH) y otros programas, al 20,1% si además se excluyeran las pensiones no contributivas, y al 11,3% sin bonos extraordinarios. Todas iniciativas que desde LLA no confirmaron que continúen.

La pobreza, sin estos programas sociales, subiría al 47,9%, 49,1% y 46,6%, respectivamente. Los datos aportados por la simulación ya habían sido anticipados en octubre pasado por Tiempo. En esa oportunidad, la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (Acij), en el marco del informe “Crecer sin pobreza”, había difundido datos de Unicef y llegado a la siguiente conclusión: si no existieran la Asignación Universal por Hijo (AUH), las asignaciones familiares y la prestación Alimentar, la pobreza infantil en Argentina sería 3 puntos más alta y la pobreza extrema, 10 puntos.

Cabe mencionar que el informe publicado registró un 44,7% de pobreza multidimensional urbana y 9,6% de indigencia del total de la población en el último trimestre de 2023, en tanto que en niñas, niños y adolescentes, fue del 62,9%, según el informe publicado este martes por el Observatorio de la UCA. Las cifras reflejan un crecimiento de los índices respecto al mismo trimestre de 2022, cuando la pobreza llegaba al 43,1% y la indigencia al 8,1%.

Los números del informe

La medición del Observatorio, a diferencia del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) que mide la pobreza por ingresos, comprende seis dimensiones: alimentación y salud, vivienda digna, acceso educativo, acceso a servicios básicos, acceso a un medio ambiente saludable y empleo y seguridad social. Según expresó el informe, “el 35,9% de los hogares recibió alguna asistencia social en 2023, esto representa alrededor del 46,7% de las personas dentro del universo analizado”.

Además, señaló que “la asistencia social adquiere mayor relevancia en los estratos más bajos, con déficits educativos, en condición de pobreza y/o inseguridad alimentaria, así como en el conjunto de unidades domésticas con presencia de niños y niñas”.

Entre los niveles que cayeron, el informe contó a la calidad de empleo con un 33,1%, nivel más bajo registrado desde el año 2004. La población económicamente activa mayor de 18 años en condición de desempleo es del 8,8% y de subempleo inestable del 24,3%.

Un fin de ciclo que aumentará la pobreza

Salvia dijo que en 2024 “se abre un escenario en el que la pobreza va a seguir aumentando, no de manera explosiva, sino en niveles similares al crecimiento que tuvo en los últimos dos años”, en un contexto anticipado por el presidente electo Javier Milei, con una dinámica de alta inflación y estancamiento económico.

“Estamos en presencia de una crisis que marca un fin de ciclo, gobierne quien gobierne”, sentenció en una rueda de prensa, en referencia a las dos décadas iniciadas en la posconvertibilidad en el que, según dijo, se apostó más al equilibrio social fomentando al consumo más que al crecimiento económico, donde se priorizó la inversión.

Ese proceso, según Salvia, tuvo un comienzo que fue próspero, le siguió un período de estancamiento y finalmente entró en franca decadencia: “Si esto sigue así, aumentarán los pobres a costa de una reducción de las clases medias”. Habrá, entonces, una puja distributiva muy importante «y los sectores más vulnerables deberán ser cuidados”.

El ajuste de Milei profundizará las desigualdades

Sobre las expectativas acerca del futuro gobierno de Milei, Salvia advirtió que en el corto plazo habrá un ajuste en los precios relativos que incidirá negativamente en los niveles de pobreza e indigencia, mientras que en el mediano y largo plazo “no se sabe a dónde va a llegar, pero si es exitoso tiene la potencialidad de crecimiento”.

A su vez aseguró que “hay un consenso de que algo se está haciendo muy mal y hay que cambiarlo”. En este sentido, acotó que “si esto sigue así, habrá un aumento de nuevos pobres por descenso de clase medias bajas, pobreza más estructural y mayor dependencia de los pobres extremos y las clases bajas de la asistencia pública”.

Por otra parte, el Observatorio expresó que se espera el desarrollo de estructuras defensivas por parte de las clases medias empresarias además de un crecimiento del trabajo informal y de la economía social de subsistencia con mayor autoexplotación familiar y deterioro de la salud, la educación, el hábitat, la seguridad y el acceso a la Justicia de los sectores pobres.

“Desde hace mucho tiempo que la economía argentina no garantiza un crecimiento estable y prolongado de manera sostenible”, agregó el directivo, e indicó que “durante los últimos 23 años el crecimiento promedio per cápita apenas fue del 0,73% anual, claramente deficitario para atender deudas sociales históricas”.

El resultado de ese bajo crecimiento, completó, es que ciclo tras ciclo la sociedad argentina viene acumulando una pobreza estructural, crónica y persistente, con brechas de desigualdad que ponen barreras a los acuerdos sociales y políticos. Para finalizar, destacó la contención que representa la asistencia social y financiera para evitar un incremento aún mayor de los índices de pobreza e indigencia.