En marzo de este año el gobierno nacional, ante la irrupción de la pandemia y la decisión de avanzar en el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO), reforzó la política de regulación del mercado de trabajo con el decreto 267/20 que prohibía los despidos por un período de 60 días.

Esa decisión fue prorrogada en tres oportunidades y regirá hasta el 29 de enero de 2021. La decisión reforzó los mecanismos formales para desalentar los despidos que ya estaban vigentes a partir de diciembre de 2019, cuando la recién ingresada administración de Alberto Fernández dispuso la doble indemnización para las cesantías en el marco de la emergencia existente en el mercado laboral.

Sin embargo, según información oficial publicada el viernes por el Ministerio de Trabajo, en septiembre pasado había 290 mil puestos de trabajo registrado menos que en enero, de los que 221 mil desaparecieron entre marzo y septiembre, durante la vigencia del decreto. Se trata de una caída del 2,4% de todos los empleos registrados, incluidos los estatales, los autónomos y el monotributismo.

Es difícil asegurar si, en ausencia de las disposiciones oficiales, el derrumbe hubiera sido mayor.

El último dato disponible de desempleo sirve de pauta ya que da cuenta de un salto sin precedentes, en el nivel del 29%, si se estimase sobre la población económicamente activa habitual de la Argentina previa al ASPO.

En rigor, si se analizan los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), que gestiona la AFIP, surge que la destrucción de los puestos de trabajo en relación de dependencia fue todavía mayor puesto que el padrón general de monotributistas creció en 25 mil entre marzo y septiembre. Así las cosas, es el sector privado, precisamente sobre el que rige la norma, el que aportó la mayor cantidad de bajas de empleo con casi 250 mil puestos menos.

Esta caída, del 4,1% de los puestos de trabajo privados registrados, solo es superada por la situación de las empleadas de casa particulares cuyos puestos de trabajo retrocedieron un 4,2% entre marzo y septiembre, aunque algunos estiman que la caída real es superior ya que el 70% del sector se encuentra sin registrar.

Por sector

Las empresas reaccionaron de manera desigual ante la pandemia y el ASPO. El sector que con mayor radicalidad optó por el despido directo fue el de Hotelería y Restaurantes, donde la nómina de empleados se redujo en casi 62 mil puestos entre marzo y septiembre, lo que representa una caída del 22% de los trabajadores en un sector donde también el trabajo no registrado se encuentra muy extendido.

En la Construcción, por su parte, las empresas destruyeron poco más de 53 mil empleos. Si se analiza la evolución interanual, la cifra escala a 106 mil puestos de trabajo menos. Se trata de una destrucción del 14% de los puestos de trabajo sectoriales entre marzo y septiembre y del 24,6% si se midiera en forma interanual, dando cuenta de un proceso de contracción previo a la llegada del Covid-19.

El único sector privado que incrementó sus dotaciones durante el período, aunque en forma marginal, fue el de la Salud, que creció un 0,8% equivalentes a 1000 puestos.

Fuentes de trabajo

Según datos de la AFIP, entre marzo y septiembre de este año se redujo un 2,66% la cantidad de firmas que realizaron aportes previsionales y que, se presume, podrían haber cerrado. Se trata de 16.669 razones sociales. La caída es del 3,27% en el sector de servicios y del 0,7% en el de los productores de bienes. El porcentaje se dispara a un 14,7% en hotelería y restaurantes y a un 7% en el caso de entidades deportivas y culturales. Luego, en general, oscila entre el 1% y el 3 por ciento.

EL informe del Ministerio de Trabajo da cuenta, además, de los planes a futuro de las empresas y destaca que por primera vez desde el inicio de la pandemia se registra «un valor positivo de las expectativas netas de aumento de personal (1,1%)», que surge de la diferencia entre el porcentaje de empresas que aseguran que esperan aumentar sus dotaciones con relación a aquellas que esperan disminuirlas.

En materia de ingresos, los datos oficiales dan cuenta de una suba de la mediana del salario privado registrado del 11,7% entre enero y septiembre y del 32% en forma interanual. Se trata de una senisble pérdida del poder adquisitivo del sector privado en la medida en que en ese período del 2020 la suba de precios acumuló un 22,3% y, en forma interanual, un 36,6 por ciento. Desde el ASPO, la mediana del salario subió un 9,2% y los precios un 16,8%. Los trabajadores son quienes soportan el peso de la crisis. «