La apertura de las importaciones, la devaluación de la moneda y la caída en las ventas empujaron a la empresa Alpargatas, actualmente de capitales brasileños ligados al banco Itaú, a dejar el negocio textil en Argentina. Si bien la decisión no es reciente, se remonta a los últimos dos años, ayer comunicó la venta de las tres fábricas que aún controlaba (Corrientes, Catamarca y Buenos Aires) por 14 millones de dólares a la Bolsa de brasileña.

Esta acción que se consumará el 1 de octubre se suma al cierre de otras plantas en las provincias de Catamarca, La Pampa y Chaco y el despido masivo de trabajadores desde 2017. La empresa con más de 140 años de presencia en suelo nacional, pasó en los últimos años de nueve plantas a una sola, y de 3.900 trabajadores sólo empleará a 675, en la única planta que mantendrá bajo su poder en Tucumán, en la que produce calzado.

Las ventas de las plantas, si bien eran parte de un plan de achicamiento, tenían una fecha límite ya que Alpargatas tenía decidido o venderlas o cerrarlas, como ya hizo en La Pampa y Catamarca, donde 300 trabajadores perdieron su trabajo el año pasado. Con este horizonte, por ejemplo, la firma Fibran Sur, que se hizo cargo de la planta que le quedaba a Alpargatas en la provincia de Catamarca, consiguió que el Estado nacional se hiciera cargo de del salario mínimo por seis meses y el provincial del mínimo de los nuevos trabajadores que podrían llegar a tomar por el mismo plazo y monto, es decir 12.500 pesos. Luego de las elecciones de octubre, habrá que ver qué pasa con esa ayuda, aunque la actitud no favorable a este tipo de medidas del gobierno nacional hace no da buenos inicios. En esta provincia, sólo el año pasado la empresa despidió 200 empleados.

Por su parte, las plantas de Corrientes y de Chaco pasarán a mano de Marfa S.A., una empresa local, que ya anunció que mantendrá los puestos de trabajo.

La industria textil viene cayendo fuerte en el país, en términos interanuales casi un 20 por ciento. Otro ejemplo notable es el de la internacional Zara, del empresario Amancio Ortega, que consideró a Argentina como un país de horizonte hiperinflacionario, único que recibió esa categorización de los más doscientos mercados que maneja. Eso explica que los fabricantes del grupo en Argentina disminuyeron de 4355 en 2017 a 3630 en 2018 mientras que las fábricas y proveedores con los que trabaja cayeron de 37 en 2017 a 26 en 2018.