El canal deportivo ESPN realizó un brusco cambio de estilo a partir de la fusión con FOX Sports. El movimiento accionario generó un fuerte cimbronazo en el universo audiovisual y forma parte de la política agresiva de adquisiciones impulsada por el conglomerado Disney, quien pelea con los gigantes Amazon y Netflix por el control de “nuestro tiempo libre, nuestros sueños y nuestros deseos”, como dijo alguna vez un conductor progresista, cuando era progresista.

ESPN tiene una señal destinada centralmente a la cobertura de ligas de fútbol en América Latina, que complementa a otras tres que canalizan los contenidos de tenis, automovilismo y básquet, entre otros deportes. La programación sobre fútbol argentino y los campeonatos continentales competía con la cadena Fox Sports –que también tenía triplicada su oferta de señales–,TNT Sports y la local TyC Sports, perteneciente al Grupo Clarín.

Se trata de un mercado hiperconcentrado amparado en los derechos comerciales cuyos discursos tienden a ser bastante uniformes. Esa situación se hizo todavía más asfixiante porque en la práctica ESPN absorbió a Fox Sports y esta última señal hoy se encuentra en una situación de gran confusión.

Desde su llegada a la Argentina, ESPN había desplegado y consolidado un estilo centrado en el comentario sobre el juego. Hablemos de fútbol, el envío que supo estar a cargo de Víctor Hugo Morales y el recordado Mariscal Roberto Perfumo, se transformó en la insignia de la señal. Alcanzó –incluso– una versión en libro que incluía sus reportajes más emblemáticos, un síntoma de la búsqueda y profundidad del ciclo. Más acá en el tiempo, La llave del gol suponía un programa con mucho análisis de video y un sistema de trabajo centrado en el intercambio de reflexiones. En ese sentido, ESPN eludía el panelismo del panelismo y la polémica por la polémica misma.

Sin embargo, el cambio de propiedad de la señal supuso una brusca transformación. No solo se trató de la incorporación y amontonamiento de las principales figuras de Fox Sports, como Mariano Closs, Sebastián Vignolo, Diego Latorre y Oscar Ruggeri, entre muchos otros. A ellos se suman el crecimiento de Alejandro Fantino y hasta la reaparición de Fernando Niembro. La influencia de Juan Cruz Ávila en la producción de los contenidos devino –sin mayores sorpresas– en la «fantinización» profunda de la señal. Abundan y sobreabundan los paneles donde gana quien grita más fuerte y aquella máxima de “no importa lo que se diga, mientras sea faltándose el respeto”.

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Hoy ESPN FC (lunes a las 22) es el programa insignia de la señal, conducido por Alejandro Fantino y con un panel que incluye, entre otros, a Mariano Closs, Diego Latorre, Oscar Ruggeri y Miguel Simón (un histórico de la señal y uno de los más perjudicados por el cambio de rumbo). Se trata de un ejemplo modélico que casi funciona como un “houseorgan”. Aquí las polémicas y las peleas entre colegas resultan el pan nuestro del minuto a minuto. El otro recurso más usado es volver una y otra vez, a las anécdotas futboleras de Ruggeri. Algunas simpáticas, otras muy graciosas, unas pocas inverosímiles, pero todas contadas mil y una veces en otros medios y santificadas con millones de visitas en YouTube.

El mencionado programa tuvo un “refuerzo de jerarquía” en sus dos primeras emisiones: ni más ni menos que Fernando Niembro. El periodista deportivo que dominó buena parte de la escena televisiva durante décadas y pasó al ostracismo luego de que fuera denunciado por «defraudación» –a partir de una investigación de Tiempo– luego de facturar más de 20 millones de pesos al Gobierno de la Ciudad por servicios poco claros. Niembro finalmente fue sobreseído por la Justicia, pero la dudosa moralidad de los contratos –recordemos que debió renunciar a su candidatura a diputado bonaerense por Cambiemos en las elecciones de 2015– lo dejaron afuera de las grandes ligas del periodismo televisivo. No obstante, en sus dos apariciones sus intervenciones estuvieron cargadas de pimienta, golpes bajos y otras especias. 

El reciente conflicto con la AFA ante la rescisión unilateral del contrato de derechos de televisación «empujó» a ESPN a una ola de operaciones respecto de “el caos del fútbol argentino”. El reciente fallo a favor de Fox Sports para que siga transmitiendo los partidos del fútbol local junto a TNT solo asegura más cruces judiciales y mediáticos.

Los bruscos cambios de estilo son una apuesta de riesgo para los medios que los vehiculizan. ESPN no ocupaba un lugar de liderazgo entre las señales de deportes –midió siempre menos que TyC Sports y FOX Sports–, pero mantenía un prestigio ganado que ahora está desandando. La aglomeración de figuras de peso y la «fantinización» de los envíos pretenden convocar a los televidentes que se dejan seducir por las estridencias. El gran peligro es no conquistar al nuevo público deseado e ir perdiendo el que se tenía. En este caso, como en todo, el tiempo tendrá la última palabra.  «