El pasado jueves Alejandro Fantino sacudió el mundo del periodismo deportivo al lanzar fuertes declaraciones sobre los hasta ese momento compañeros de la señal ESPN. Dijo que no iba a tolerar que Marino Closs le indicara como tenía que hacer periodismo y que Sebastián Vignolo tenía un modo de ejercer la profesión incompatible con el de él. Más adelante, completamente desembozado, afirmó que si alguien le proponía trabajar con alguno de ellos “le escupía la cara”. Todo esto lo dijo desde su propia plataforma, Neura Media, una radio que se emite en simultáneo por FM y por diversos espacios de Internet, como YouTube y Twich. Siguiendo los experimentos exitosos de Vorterix, Urbana Play y Luzzu.

Las expresiones en cuestión son raras en un personaje que no es de dirigirse de esa manera sobre sus colegas, que surfeó casi sin daños haber conducido un programa de periodismo político donde tuvieron lugar una serie de operaciones políticas notorios y una serie de ejercicios de tráfico de información e influencias que terminaron en una causa sobre ejercicio ilegal de la inteligencia.

Era imposible que semejantes expresiones pasaran sin consecuencias y al día siguiente la señal ESPN le comunicó que rescindía el contrato de trabajo que los unía. Como suele ocurrir en (algunos de) estos casos, se comunicó como algo de común acuerdo, cuando es evidente que es algo que Fantino buscó empeñosamente, por un lado, y que le dejaba poco margen de maniobra a la señal deportiva, por el otro.

Sin embargo, hace apenas un año, cuando ESPN compró los derechos y parte de las figuras de FOX Sports (Vignolo, Closs y cia viajaron en ese paquete) la revitalizada señal deportiva puso al mismísimo Fantino a conducir el programa central de la señal, ESPN FC, donde Fantino encabezaba una mesa de debate donde estaba incluido –por debajo de él– uno de los profesionales apuntados por Fanta: Mariano Closs. ¿Qué pasó en el medio?

Fantino fue corrido de los primeros planos y quedó confinado a un programa marginal en el horario en el que realizaba entrevistas descontracturadas a protagonistas –a veces– o a personajes outsiders, michas otras. La recordada entrevista a Lionel Scaloni que terminó con el DT de la selección argentina con casco y espada espartana, era parte de ese ciclo que intentaba recuperar parte del espíritu de Mar de fondo, el recordado y posiblemente más logrado ciclo de Alejandro Fantino en TyC Sports.

Es probable que Fantino se haya sentido desplazado de la señal y haya buscado él mismo una salida de ESPN. Es inverosímil que un tipo que conoce a la perfección el mundo de la TV, su costado empresarial y el modo en que se manejan las corporaciones, haya creído que una declaración de semejante potencia iba a pasar desapercibida. También es posible que lo haya hecho para potenciar el lanzamiento de su nueva plataforma y que la carambola haya salido mal: casi nadie reparó en el espacio donde se dijo lo que se dijo.

Por otro lado, es cierto también que la señal del conglomerado Disney vino realizando movidas de menor visibilidad en sus programas, vinculadas a supuestos pases de factura entre columnistas / panelistas por opiniones o salidas de libreto. Vacaciones anticipadas, faltazos sin justificación y, finalmente, la salida del profesional de la señal. El caso de Fantino es, obviamente, la más fuerte y notoria porque se trata de un personaje con peso específico y que mantienen pantalla – aunque con un rating muy pobre– en la TV abierta.

Fantino ya está impostando en su espacio digital el papel de perseguido por las corporaciones (cuesta creer que lo haga desde la pantalla de América), mientras que ESPN va a cerrar filas en torno al equipo que ya tienen definido para el mundial. El sueño es que la Scaloneta también tape este mar de fondo de internas, rencores y estrategias. Mientras tanto, no faltan los rumores del desembarco de Fantino en la política y algunos hasta aseguran que podría concretarse de la mano del gobernador de Santa Fe, Omar Perotti. ¿El sueño del Del Sel del peronismo conservador está a la vuelta de la esquina?