La muerte de Chris Cornell nuevamente sacudió a los fans del rock mundial. Si 2016 había sido el año que la música prefirió olvidar (con las muertes de Bowie, Prince, Lemmy y un largo, largo etcétera) ahora le tocó a la generación grunge experimentar la pérdida física de uno de sus héroes. Las noticias van conociéndose a cuenta gotas pero lo suficiente como para formarnos una idea sobre las últimas horas de vida del frontman de Soundgarden. Oficialmente murió el miércoles por la noche en Detroit, a los 52 años dijeron fuentes oficiales.

  La policía de esa ciudad por medio del portavoz Dontae Freeman, afirmó que cerca de la medianoche de ayer, los agentes de policía de la ciudad atendieron a una llamada telefónica proveniente del casino MGM Grand por el aparente suicidio de un hombre blanco nacido -según los documentos que portaba al momento del descubrimiento- el 20 de julio de 1964. Surge el primer escalofrío: la fecha coincidía con el nacimiento de Cornell.
Freeman afirmo que la esposa de la víctima llamó a un amigo de la familia para que confirmase el mal pronóstico y esa persona forzó la puerta de la habitación donde encontraron al cuerpo en el suelo del baño de la suite que ocupaba el cantante.


Siguiendo con el relato del vocero, el agente policial afirmó que se encontró a un hombre con un género atado al cuello pero que no se podía afirmar aun que se tratase de un suicidio, sino de “suicidio aparente” del que se informaría en las próximas horas para aportar más precisiones al respecto.
La muerte de Cornell da por finalizada una carrera que supo dar a luz a Soundgarden, una de las bandas -junto con Nirvana, Alice in Chains y Pearl Jam– más representativas del grunge y de toda la década del noventa.

Yendo hacia atrás, las consideraciones populares prestaron oídos al sonido del grupo recién con Badmotorfinger (1991), tercer disco del grupo que en pleno auge del grunge erigió a la banda como a una de las que había que seguir, pero fundamentalmente escuchar. Soundgarden, que nunca renegó de la influencia de Black Sabbath, supo construir y llevar a multitudes muchas de las armonías de guitarras densas y fundamentalmente oscuras que la banda de Tommy Iommy y Ozzy Osbourne plasmaron en los setentas. ¿El plus? La voz Cornell, que podía partir desde los graves más sutiles hacia los agudos más punzantes para construir un universo tan lirico como personal. 

Lo que vino después es pura historia. Superunknown, el álbum de 1994 picó en punta en coincidencia con lo que las multitudes esperaban del grupo; se transformó en disco de platino al poco tiempo de su salida (con un millón de copias vendidas) y metió cuatro hits que serían constitutivos para el grupo: “Black Hole Sun”, “Spoonman”, “Fell on Black Days” y “My Wave”.


Después de una separación en 1997, la banda formada por el guitarrista Kim Thayil, el bajista Ben Shepherd y el baterista Matt Cameron, volvería a los escenarios trece años más tarde para una serie de shows que fueron recibidos de la mejor forma en su país y puertas afuera. Inclusive, en 2012 King Animal se transformó en su nuevo paquete de canciones que atrajo a nuevas audiencias, las mismas que mamaron durante años a Soundgarden como a una de las leyendas del grunge, pero también como parte obligada de la banda de sonido de los inconformistas veinteañeros de los años noventa.


Actualmente Cornell tocaba y giraba con Soundgarden. De hecho, el día de su muerte tocó con su banda en el Fox Teathre, de Detroit. Durante su carrera solista iniciada en 1999, lanzó cinco discos. Y en 2001 se unió a Tom Morello (ex Rage Against The Machine) para darle vida a Audioslave, con quienes publicó tres discos antes de su separación en 2007.

En noviembre pasado giró con Temple of the dog, el grupo que como una rara avis entre los miembros de Pearl Jam y Soundgarden nació bajo el signo de una tragedia. No fue casual, porque el grupo se había formado hace 25 años en un puro homenaje al cantante Andrew Wood, célebre vocalista de los míticos Mother Love Bone que murió de sobredosis de heroína en 1990. “Quisimos celebrar todo lo bueno y mágico que realizó Andy en vida”, dijo en su momento Cornell. Y concluyó: “La buena música y los buenos músicos siempre deben ser recordados”. En nuestro país estuvo varias veces, entre ellas un festival en 2014 y el año pasado, donde presentó recorrió sus canciones nuevas y de décadas anteriores en el Teatro Colón. RIP Chris Cornell (1964-2017).