R.J.W son las iniciales de Rodolfo Jorge Walsh, el nombre completo ignorado por muchos del emblemático periodista y escritor. Si bien apenas difiere de la versión acotada que eligió para presentarse públicamente, ese rasgo distintivo de su identidad “civil” terminó inspirando y dándole título al documental del realizador Fermín Rivera. «Me propuse contar al Walsh antes de Walsh», confiesa sobre el film que indaga en las tres primeras décadas de la existencia del autor de Operación masacre. “Yo soy un gran admirador de la obra de Rodolfo. Pero sobre todo de sus textos más autobiográficos. Siempre me pareció que había cosas que no estaban dichas sobre él. Cosas muy interesantes y muy ricas, que me empezaron a atrapar, en principio, como lector”, cuenta el director de R.J.W. Un documental sobre Rodolfo Walsh, cuyo estreno será realidad este 24 de marzo en el cine Gaumont.  

Con la participación fundamental de Patricia Walsh (hija de Rodolfo), Juan José Delaney, Silvia Adoue, Roberto Baschetti, Juan Forn y Jorge Lafforgue, la película entreteje la biografía del escritor y periodista nacido en 1927, utilizando testimonios y las huellas que dejaron su vida y obra.

Incluye su llegada al mundo en Río Negro y el contacto con la literatura a través de su madre; la mudanza a Buenos Aires como consecuencia de una mala racha económica que dejó a la familia en la ruina; y la supervivencia como internado de institutos irlandeses para niños pobres, donde conoció la lengua inglesa, una herramienta crucial para sus oficios. También su vocación de ser aviador, profesión que terminó desempeñando su hermano Carlos; sus primeros trabajos como cronista y escritor (donde están Arlt y Borges, como dirá Juan Forn) y, desde luego, su formación política, esa que inició como un joven opositor a Perón y culminó con ese cambio sustancial que advino con la investigación de los fusilamientos de José León Suárez.

La película le da mucho espacio al Walsh más íntimo. “Acudimos a su texto ‘El 37’, que es donde él relata su ingreso como internado en el Instituto Fahy, en Moreno, además de los otros tres textos que también son muy interesantes (se refiere a los cuentos que se conocen como Serie de los irlandeses, NdeR). Amén de todas los elementos autobiográficos y autorreferenciales que hay en el resto de su obra, que no es poco”, enumera Rivera.

El director también hace referencia a dos artículos publicados en Leoplán que Walsh le dedicó, entre 1955 y 1956, a aviadores caídos en la Revolución Libertadora: 2-0-12 no vuelve y Aquí cerraron sus ojos. Esos textos, explica Rivera, no se refieren a los pilotos que bombardearon la Plaza de Mayo, sino a los que atacaron a los militares leales al gobierno democrático del presidente Juan Domingo Perón. Y agrega: “tal vez hoy son incómodos de leerlos, pero no dejan de ser parte de la realidad”. También hace una conjetura respecto a un material secuestrado, años después, en el allanamiento a la casa del escritor en San Vicente: el borrador del cuento «El aviador y la bomba». Rivera imagina que, conforme a la transformación ideológica de Walsh, ese texto seguramente desarrollaría una apostura muy diferente.

“Yo veía que en general todos los trabajos hacían mucho hincapié en la etapa desde Operación masacre en adelante, ya con un Walsh reconocido como periodista y escritor. Pero yo quería ir a su génesis, mostrar el proceso de transformación de Rodolfo”. Una metamorfosis existencial, vocacional y sobre todo política.

El realizador empezó a pergeñar su idea varios años atrás. Fue crucial la relación que entabló con Patricia Walsh. “En esas largas charlas que fuimos teniendo con ella me pude ubicar para empezar el proyecto. La película requirió de un proceso de investigación que duró más de cinco años y en el medio llegó la pandemia”, puntualiza.  

–Más allá del aporte fundamental de Patricia, ¿cómo fue la reconstrucción de esa época en términos cinematográficos?

–Se dificultó mucho por el material de archivo, porque Rodolfo estuvo clandestino gran parte de su vida. Por ejemplo, durante la época en que llevó adelante Operación masacre ya lo seguían, había gente en su casa de La Plata y son famosas sus palabras del prólogo con las que se refiere a todo eso. Y luego, todo lo que tiene que ver con fotografías, documentos, filmaciones, realmente hay muy poco. También hay que tener en cuenta que estamos hablando del ’56 para atrás, es decir, no era una época como la actual, en la que estamos inmersos en lo digital. Y después también entran a jugar otras cosas más generales, como la falta de una cultura de preservación de documentos en la Argentina, además de la intencionalidad política de destruir determinados archivos.

Algunas imágenes encierran historias particulares. “Fijate qué curioso lo que ocurre con el material del bombardeo de Plaza de Mayo en el ’55. Ese material perduró porque fue una propaganda de la Revolución Libertadora. Hay hasta un off en el que se inculpa a Perón por las víctimas, porque los golpistas aducen que se los estaba citando a la plaza con el peligro del bombardeo, etcétera, etcétera. Una locura. Este ejemplo es muy sistemático y pasa con muchas cosas vinculadas con el material de archivo”, destaca Rivera.

Una de los aciertos de R.J.W. son los recursos estéticos que se utilizan para hablar de esa vida previa al periodista admirado y el militante que puso la mente y el cuerpo. Paisajes desde tomas aéreas, reconstrucciones de época con actores, objetos, puestas en escena donde el arte se entremezcla con las contadas fotos, filmaciones o registros y con la palabra de aquellos que participan. “A partir de la dificultad de encontrar material de archivo surgió todo el proceso de filmar en blanco y negro, es decir, de tratar de reponer parte del material de archivo. Fue una experiencia agotadora, pero rica”, cuenta Rivera. “Yo venía experimentado desde hacía un tiempo en fílmico y en Súper 8. Me di cuenta de que había una impronta, un verosímil muy poderoso y pensé que lo tenía que aprovechar y agregar. Después, fue armar una cierta estructura de collages y elementos más performáticos. Una idea más de sinécdoque, es decir, de usar la parte por el todo, mostrando fragmentos, planos detalles, y que en las recreaciones con actores no haya interpretación”.

También rescata el aporte de la mirada de Juan Forn: “él tenía un abordaje de Walsh muy profundo, agudo, pero por otro lado no lo sacralizaba. Y eso era un poco lo que yo quería plantear desde la película”.

En esos contrapuntos que hacen a esas primeras tres décadas del escritor y periodista que muestra el documental, una frase de Walsh parece resumirlo todo: “mi historia es la historia de la Argentina”. Destaca Rivera: “Esa frase me la contó Patricia, y lo primero que pensé es que Rodolfo Walsh vivió todos los golpes de Estado, porque nació en el ’27 y el primero fue en 1930. Y fue cambiando ideológicamente. Amén del tema familiar, de tener un hermano marino y una hermana monja. Todo es muy rico, muy interesante”, define el realizador.

–¿Qué te sucedió cuando en la reconstrucción de esta historia volviste a encontrarte con todos esos eventos, muchas veces trágicos?

–Justo el otro día surgió el tema de cuando cae Rodolfo en la emboscada del grupo de tareas de la ESMA. Él estaba repartiendo la Carta a las Juntas. Sin dudas la carta es un documento y un texto increíble, pero más allá de eso, hay una gran lucidez política de Walsh para denunciar que detrás del golpe de Estado están los grandes intereses económicos. Eso es en parte lo que Rodolfo enuncia con mucha claridad y en forma muy metódica, y esos intereses económicos son los que están en juego en la actualidad. Los escenarios cambian, pero los actores no. O si cambian, tienen un vestuario diferente, pero están haciendo y operando de la misma forma, a lo sumo con distinto accionar. Ahora no hay golpes de Estado pero hay lawfare, hay un montón de acciones vinculadas con la concentración de medios y en función de aquellos mismos intereses. Sobre todo, con la Libertadora apareció esa proclama de “libertad, libertad de prensa” y todos sabemos qué fue lo que pasó después con eso, el golpe de Estado, las persecuciones, las muertes, y sin embargo se llenaban la boca con ese discurso. Y no hay dudas de que hay un paralelismo con la actualidad. Evidentemente, la grieta no fue un invento del kirchnerismo.


R.J.W.

Guión y dirección: Fermín Rivera. Fotografía: Emiliano Penelas (ADF). Música: Alejo Vintrob. Estreno 24 de Marzo en cine Gaumont, Av. Rivadavia 1635.




El oficio de contar la realidad
Fermín Rivera es documentalista y docente. Entre sus obras se cuentan Pepe Núñez, luthier (el oficio de vivir), Huellas y memoria de Jorge Prelorán y El Olvido, entre otros. Respecto al trabajo de Prelorán, uno de los más destacados realizadores de cine documental argentinos, Rivera repone sus huellas en su nuevo trabajo sobre Walsh. “Fue mi maestro, y en este documental utilicé el recurso ‘preloraniano’ de no filmar a nadie de forma directa”, comenta. Además del estreno este 24 de Marzo en el Gaumont, exactamente un día antes de que se cumplan 45 años del secuestro del autor de Operación masacre por parte de un grupo de tareas de la ESMA, la película R.J.W. Un documental sobre Rodolfo Walsh podrá verse también el 31 de marzo en el Teatro 25 de Mayo, de Villa Urquiza, y su director trabaja para que tenga un alcance nacional.

Un panorama del cine argentino
Antes del próximo estreno de R.J.W., Fermín Rivera se refiera a la actualidad de su profesión. “Nuestra producción de documentales en la Argentina es riquísima, y en algunos países se llegó a tomar como ejemplo el caso de mostrarlos a través de las vías digitales, que fuimos los propios documentalistas quienes propusimos ese sistema, sin dudas muy exitoso, incluso a nivel internacional. Pero hay muchas dificultades de producción y muchas de exhibición. El hecho de que el Gaumont haya dejado de ser un espacio INCAA dificultó las cosas, hay muchos sectores distintos dentro del instituto, muchas resoluciones en paralelo, es un tema complejo. Estrenar en general es muy difícil. Y muchísimo más en pandemia: si fue difícil para un tanque de Hollywood, imaginate para un documental independiente.”