Como en la mayoría de los ámbitos de la vida y sobre todo en los juegos deportivos, algunas decisiones bien tomadas suelen dar grandes resultados. En el caso de Chagas, Orquesta invisible, Lucas Martelli acierta con la elección del tema, la idea de la orquesta -“robada” al doctor Héctor Freilij, Pediatra Investigador, ex Coordinador del plan Nacional de Chagas y uno de los testimonios del documental- y la voluntad de llevar al máximo las posibilidades de indagación del tema para una película. El resultado es un film que funciona a la manera de un compendio sobre el tema y al mismo tiempo, sin ser su objetivo explícito, como la semblanza del momento de un país exuberante en recursos -especialmente humanos- que los dilapida sin tener en claro por qué y mucho menos saber qué puede hacer para detener esa sangría. 

En lo que parece una especie de fundamentos del documental, Martelli enumera: el chagas fue la principal endemia parasitaria latinoamericana durante el siglo 20 y causó más muertes y enfermedades que todas las otras enfermedades tropicales combinadas; atraviesa fronteras -su área endémica toma media Argentina y ya llega hasta el sur de EEUU- y ya llegó a Europa y Asia a causa de las migraciones, la transfusión de sangre y por transmisión de madre a hijo; hay más de 100 millones de personas de 21 países americanos en el área endémica, más de 10 millones de portadores, más de 80.000 nuevos casos anuales de los cuales 8000 son recién nacidos. Así y todo, el tema no aparece en los titulares de los diarios y no es prioridad del sistema de salud. “Como muchas de las peores pandemias de la humanidad el chagas sigue cobrándose víctimas amparada por la negación y el silencio».

Se puede decir de Freilij además que es el pivot de la película. “En los años 90 armó el servicio de parasitología del hospital Gutiérrez y para poder armar esa estructura dio una serie de conciertos a beneficio y yo fui a grabarlos como una manera de apoyar lo que está haciendo”, rememora Martelli que justo en esos años había terminado sus estudios de cine. “Es una historia que se repite con todos los investigadores de chagas: todos pelean por sus recursos para mantener sus investigaciones y mantener servicios activos”, describe el realizador una característica de los especialistas dedicados al tema. 

Acaso con picardía Freilij, cuando Martelli terminó su última película (Sólo para payasos, 2013) le comenta que hace 20 años que no se hace un documental sobre “la principal endemia parasitaria del país“, y consigue entusiasmar a Martelli: “Se cree que está en las zonas más alejadas de Argentina y que es marginal, cuando no es así”. Tanto que Brasil (excepto en la Amazonia), Uruguay, Paraguay y Chile consiguieron detener su contagio, “y en Argentina con muchos de los más importantes especialistas en el tema, grandes investigaciones y un sistema de salud mucho más grande, no se logra”. Y eso que la mayor concentración de chagásicos en Argentina está en la zona de la Capital y Gran Buenos Aires. La película dedica una escena muy conmovedora por el amor que muestra el especialista en la que refleja el caso de una chica que se fue a vivir a España, donde tuvo un hijo al que se le detectó el chagas: ella cuenta que lo había tenido su madre, quien había sido contagiada por la suya, es decir, su abuela; cuatro generaciones afectadas. “Y eso que el principal antiparasitario que se usa para controlar el chagas existe hace 50 años.”

Entonces aparece la película no buscada pero que corre en segundo plano: cómo es posible que con los mejores indicadores de calidad de vida en general que tuvo la Argentina durante varias de las décadas pasadas respecto a países vecinos, no consigue detener su contagio. “Es un problema que nace en los 90, no solo en la salud sino también en la educación -aproxima una respuesta Martelli-: la federalización de la salud. No se pueden desarrollar políticas a nivel nacional que se apliquen en todo el territorio, la aplicación corresponde a las provincias. La Nación puede bajar un plan de acción, ofrecer recursos, pero la aplicación es de las provincias. Depende de los gobiernos provinciales si se aplica o no.” Por eso Martelli dedica una secuencia a “lo que pasó en Jujuy”. Allí gobiernos de “diferente color político mantienen a su jefe de directores que es una eminencia, y la política se mantiene como política de estado, defienden una decisión provincial que otras provincias no”. Pero hay otro tema no menor -y tal vez más doloroso- ya que tiene claro tinte discriminatorio: en la Argentina hay 1.5 millones de infectados y 7 millones de personas expuestas al contagio en un área endémica que abarca medio país y que se está expandiendo a nuevos ambientes por el cambio climático y las migraciones. “No lo vemos como un problema a resolver, y eso hace que no se presione al sistema político para que ejecute esas acciones radicales que permitan frenar el contagio: es mucho más barato controlar el vector que tratar a las personas que desarrollan patologías del chagas.”

Claro que eso seguramente tendrá que esperar a otra etapa, una en la que la Argentina no esté dominada por el endiosamiento del déficit cero. “La promoción de la película y los gastos de estreno los voy a tener que bancar yo porque los dieron de baja”, comenta sobre la poda salvaje que se acaba de anunciar en el Incaa. “La película fue hecha con aportes del Instituto de cine y del Fondo Nacional de las Artes, dos instituciones que están siendo atacadas. Y con argumentos que son falaces. Se sientan arriba de la plata del Incaa porque por ley no la pueden tocar porque se financia con impuestos de asignación específica justamente diseñados para impedir el control político del gobierno de turno.”

-¿Y cuál sería el objetivo?

-Cerrando las vías de difusión del cine argentino están haciendo un ejercicio de censura. De hecho el actual presidente del Incaa (Carlos Pirovano) en reuniones internas dijo que el cine político se va a poder hacer siempre y cuando se hable de situaciones que sucedieron hace más de 15 años. Eso ningún gobierno anterior lo ha dicho.

Chagas, orquesta invisible

Un documental de Lucas Martell. Estreno jueves 14 de marzo; funciones del 14 al 20 de marzo, 19:15, Cine Gaumont (Rivadavia 1635).