Hay una cita el sábado a las 22:30. El olor a salsa abre el sentido a un público que busca el mejor lugar en las gradas de la casa (Espacio 33, 33 Orientales 1119), cuando están por plantearse los ingredientes de una receta muy particular. ¿Qué es lo que se cocina alrededor de una pieza teatral, poética, artística?

¿Qué les sucede a los actores en el teatrear de la vida? Jose Frezzini, Federico Justo, Matías Macri intercalan las respuestas, en contrapunto, acumulación o relleno. Y lo hacen probando los miedos y los sueños, riéndose de su preparado, jugando a reescribir o manchándose el delantal que disfraza “al” personaje. Esto es: teatro dentro del teatro. 

El último estreno de Macarena Trigo, Planes de fuga todavía peores, deambula un laberinto existencial con hilo (visible) arrojado por el maestro Kartun, salpimentado de lengua bífida muy propia de la española aporteñada, que pendulea entre la “puta vida” y el ser argentino que sobrevive de su arte. Una puesta en escena de un nuevo trío de actores (aunque viejos conocidos en la vida real) interactúa entre la cocina, el comedor y la sala de ensayo que los reúne sobre la vida y el quehacer teatral en un guión completo de pliegues.

No está de más aclarar que parte del carácter de Trigo como dramaturga y directora reside en construir el complejo del arte, la historia del arte y las manifestaciones relativas: la poesía, el tiempo, un vivir anclados en un humor áspero. Suena hiperbólico, más bien la poeta escenifica una obra que esqueleta frases que podrían definirse como teatro creativo, parodia de poética barroca, aliviando la angustia del claroscuro del tiempo o de lo infructuoso, allí en el estallido del estar del afecto: “Son los problemas en el sistemas del ser monotributista”, (estamos) “unidos por el espanto”, “hacíamos teatro porque queríamos que nos toquen”. 

¿Por qué y para qué los actores se hacen actores? Desde la ontología al instrumento, en el tiempo del hacer los tallarines con tuco como alimento, las voces del trío provocan la risa de los sueños de actores y público; también las preguntas no tan retóricas que atienden al potencial dramático en el centro de los objetos que no podrían faltar en toda sala. Es que el guiño también se marca allí en el uso de las escaleras, pelucas, corbatas, vestuario, marcos, anteojos y un etécera colorido además de microescenas con modalidad de casting, sobreactuaciones o descarga posfunción cuando el tercer tiempo del grupo descorcha el vino. 

Quien haya participado de esa suerte o no de la sobremesa teatrera, el plato fuerte le parecerá una forma de auditar los procedimientos de escritura y actuación. Mientras humea la salsa, y como modus de la madelaine de Proust, la fábrica de recuerdos y pensamientos intensifica una búsqueda, que “sin saber qué” interpela el obelisco personal. 

Trigo, en cualquier caso, se abre paso con nombre propio maquinalmente en la Buenos Aires teatral, refiriendo ineludiblemente otras ciudades, otras ficciones y autores pero que antes de fugarse, ancla o fondea un platillo (bien) salado. 

Con Jose Frezzini, Federico Justo, Matías Macri 

Asistencia de dirección: Ariadna Mierez 

Texto y dirección: Macarena Trigo 

Sábados de septiembre, 22:30. En Espacio 33, 33 Orientales 1119. Boedo, Caba. Entradas por Alternativa Teatral