Indagar de manera profunda en las relaciones sociales es la clave de una obra que hace de los cuestionamientos su nervio central. En La culpa de nada, la nueva propuesta de Victoria Hladilo, bajo el velo del humor la temática de cómo nos relacionamos con quienes compartimos nuestras vidas se hace el núcleo central y un paneo por diferentes expresiones del machismo gana protagonismo. 

Para Hladilo, que había buceado en otros aspectos de las relaciones con La sala roja, no se trata de una segunda parte de su reconocida obra, sino más bien de un acercamiento más intenso a lo experimentado anteriormente. «Tenía muchas intenciones de avanzar, de profundizar sobre distintos aspectos del funcionamiento social, sobre todo cómo funciona en el contexto de la amistad –puntualiza–. En esta obra hay un conflicto que tiene que ver con el deterioro que genera el paso de del tiempo genera en los vínculos.»

La dramaturga también interpreta a «la Tana» y comparte escenario con Julián Doregger, Mariano Farrán, Sabrina Lara, Julieta Petruchi y Manuel Vignau. La culpa de nada hace foco en la vida de Andrea (Julieta Petruchi), una mujer que se desvive por atender a los amigos de su marido con la intención de recomponer una crisis de pareja que amenaza con llevárselo todo. En ese espacio las prácticas machistas se harán recurrentes. «Creo que lo que genera la obra, dentro de todos sus cuestionamientos, es humor. Eso es algo que surge porque el espectador encuentra mucho de identificación. A medida que todo transcurre se ponen de manifiesto otros aspectos que incomodan a quienes están en la platea. Pero más allá de ese contexto, lo que abunda es la risa, el humor», aclara Hladilo. 

–Como autora ¿sentías la necesidad de volver sobre lo social después de la experiencia de La sala roja?

–Sí, porque necesitaba hacerlo desde otro punto de vista. Creo que esta obra parte de la sensación fuerte que tiene una mujer al no compartir códigos con los amigos de su marido, sin embargo aguanta todo ese contexto machista. Se impone una reflexión que tiene que ver con soportar el espacio del otro, más allá de no poder aceptar ciertas cosas que rodean y que son parte del otro. ¿Hasta cuándo hay que bancar aquello que alguna vez elegimos? Esa es otra pregunta que flota en la en el transcurrir de las actuaciones. «

La culpa de nada, de Victoria Hladilo. Viernes a las 21 en El camarín de las musas, Mario Bravo 960.